30 a?os despu¨¦s de Jruschov
Ayer se public¨® en Mosc¨² el Proyecto de nueva redacci¨®n del programa del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS) y los nuevos estatutos del partido. El nuevo secretario general, Mijail Gorbachov, hab¨ªa expuesto ya ante el Comit¨¦ Central las grandes l¨ªneas de estos dos documentos, que ser¨¢n aprobados con absoluta seguridad por todas. las organizaciones del PCUS durante la preparaci¨®n del XXVII Congreso sovi¨¦tico (convocado para el 26 de febrero de 1986). Por una curiosa coincidencia, quiz¨¢ voluntaria, esta fecha corresponde, al trig¨¦simo aniversario del hist¨®rico XX Congreso, en el curso del. cual Nikita Jruschov, en una sesi¨®n a puerta cerrada, pronunci¨® su requisitoria contra Stalin al anunciar la nueva marcha de su pa¨ªs hacia el comu nismo.Treinta a?os m¨¢s tarde, Mijail Gorbachov asume en parte esta herencia, pero traza al mismo, tiempo un balance severo "de los detalles, superfluos y las fantas¨ªas sin fundament" del antiguo programa de Jruschov (a quien, por lo dem¨¢s, nunca cita por su nombre). Y es as¨ª como los poetas de la ¨¦poca de la desestalinizaci¨®n han comenzado a tronar contra el arbitrarismo "del per¨ªodo del culto a la personalidad" en las columnas de Pravda (Evtuchenko en primer lugar y Vozuesenski m¨¢s tarde) o en el curso de grandes recitales en la sala Chaikovski (Bulat Okudjava). Una vez m¨¢s, estos antiguos angry young men -pero que no son tan j¨®venes y que pertenecen, de hecho, a la generaci¨®n de Gorbachov- protestan contra. los que confunden "la bandera roja con el l¨¢piz rojo" de la censura, evocando los nombres de las v¨ªctimas de la antigua pol¨ªtica y el terror¨ªfico retraso en la publicaci¨®n de obras inconformistas tales como El maestro y Margarita, de Mijail Buljakov. Evidentemente, la repentina evocaci¨®n de los problemas relacionados con el, l¨¢piz rojo sirve para tranquilizar a todos aquellos que temen que el muy en¨¦rgico secretario general recurra a la v¨ªa dura para poner el pa¨ªs en orden.
Por lo dem¨¢s, no obstante, Gorbachov levanta acta de que ni el mundo ni la URSS han evolucionado, en el ¨²ltimo cuarto de siglo, conforme a las previsiones de Jruschov y sus contempor¨¢neos. El antiguo secretario. general, viendo due durante toda la d¨¦cada de los cincuenta el crecimiento de Estados Unidos no era nada m¨¢s que del 3% y el de la URSS del 6%, hab¨ªa extrapolado que en 10 o 15 a?os su pa¨ªs sobrepasar¨ªa en el plano econ¨®mico a su rival norteamericano, antes de entrar, unos a?os m¨¢s tarde, en la "primera fase del comunismo". En la actualidad Gorbachov se ha.visto obligado a desautorizar ¨¦stas "fantas¨ªas", construidas sobre datos de coyuntura, y ha precisado, en la misma ocasi¨®n, que no existe ning¨²n atajo hacia el comunismo y que, por tanto, el socialismo no es una formaci¨®n socioecon¨®mica independiente. En lenguaje llano esto quiere decir que la sociedad sovi¨¦tica debe evolucionar mucho para realizar sus promesas originales, y que, como el camino es muy largo, Gorbachov no pretende de ninguna manera indicar las fechas posibles de esa realizaci¨®n del comunismo. Es tambi¨¦n por esta raz¨®n por la que prefiere no formular el nuevo programa del PCUS y se contenta con una redacci¨®n diferente de la que Jruschov hizo adoptar en 1961.
Despu¨¦s de haber limpiado as¨ª el terreno de los obst¨¢culos "de la teor¨ªa", el nuevo dirigente del Kremlin deja entender claramente a sus compatriotas que la apuesta perdida de la. generacion precedenie se salda con consecuencias pr¨¢cticas penosas e incluso peligrosas: las grandes potencias capitalistas que en tiempos'de Jrusrchov creyeron en la irresistible dinamica del crecimiento sovi¨¦tico parecen convencidas hoy, por el contrario, de su superioridad y apuestan por "una revancha social".
La URSS, seg¨²n Gorbachov, tiene una urgente necesidad de argumentar el ritmo de su desarrollo, no solamente para avanzar hacia el lejano comunismo, sino sobre todo para tener m¨¢s peso en la escena internacional. Su argumento es irrefutable y, en un sentido, parece de buen augurio para la pr¨®xima cumbre sovi¨¦tico-norteamericana de Giriebra: se puede estar seguro, en efecto, de que Gorbachov har¨¢ la mitad del camino que le corresponde para llegar a una desaceleraci¨®n de la carrera de armamentos, ya que su preocupaci¨®n prioritaria es la de. poner orden en la econom¨ªa civil de la URSS.
Aumento de la productividad
En este punto, el discurso pronunciado la semana pasada por el secretario general del PCUS no parece muy diferente de los de los dirigentes occidentales, preocupados con la crisis econ¨®mica. ?l tambi¨¦n pone el acento en la necesidad de "reestructurar y modernizar las empresas" para aumentar la productividad del trabajo y bajar su precio de coste. Modernista, Gorbachov dice estar convencido de que la introducci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas permitir¨¢ a la URSS aumentar la productividad del trabajo entre un 130% y un 150% durante los pr¨®ximos 15 a?os, lo que supone un aumento anual entre un 13% y 15%, mientras que hasta ahora dicho aumento no alcanzaba ni siquiera el 1,5% por a?o.
Es decir, que la apuesta de Gorbachov no es menos ambiciosa que la hecha por Jruschov un cuarto de siglo antes, y si no tiene ¨¦xito su sucesor le acusar¨¢ a su vez de haber propuesto "fantas¨ªas sin fundamento".
La novedad respecto del per¨ªodo precedente reside, sin embargo, en un mayor sensibilidad por parte de Gorbachov hacia los problemas sociales. El nuevo dirigente es consciente aparentemente de que simples llamadas a la disciplina y al esfuerzo en el trabajo no tendr¨¢n ning¨²n efecto si la calidad de la vida de los sovi¨¦ticos no cambia r¨¢pidamente. De ah¨ª su insistencia sobre la importancia de la industria de bienes de consumo y sobre el desarrollo de los servicios, susceptibles de. mejorar el aprovisionamiento de la poblaci¨®n y de convencerla de que cada progreso en la productividad aporta efectivamente algo concreto a la vida de todos los d¨ªas.
Se esperan con una cierta curiosidad los cap¨ªtulos del pr¨®ximo documento concerniente a las des igualdades sociales y a la retorma de la planificaci¨®n, porque se trata de dos puntos claves sin los cuales ninguna pol¨ªtica econ¨®mica puede ser eficaz. En aquel pa¨ªs -y lo he podido constatar una vez m¨¢s durante un reciente viaje a Leningrado, Tiblisi y Mosc¨²- las diferen cias entre los que cobran salarios de cuatro d¨ªgitos (m¨¢s de 1.000 ru blospor mes) y los que deben con tentarse con 80 o 100 rublos se han convertido en tan evidentes que se tiene la impresi¨®n de que pertenecen a dos mundos distintos, cada uno de ellos con sus propios h¨¢bitos y costumbres. Se entiende mal c¨®mo los mismos est¨ªmulos materiales pueden suscitar el ardor productivo de grupos sociales (seg¨²n la definici¨®n oficial) que tienen intereses y gustos tan diferentes.
La generaci¨®n de Gorbachov
Finalmente, el tercer punto concierne a los nuevos estatutos del PCUS. Mijail Gorbachov est¨¢ en v¨ªas de instalar en la cumbre, y en todos los escalones del Ejecutivo, a los hombres de su generaci¨®n, nacidos todos ellos, m¨¢s o menos, entre 1930 y 1935. Es el caso del nuevo primer ministro, Nicolai Rishkov; el del nuevo presidente del Gosplan, Takirin, y de todos los recientemente promovidos al grupo dirigente.
?Pero est¨¢n destinados todos ellos a permanecer en sus puestos, como sus predecesores de la ¨¦poca de Breznev, durante d¨¦cadas, pr¨¢cticamente hasta su muerte? Hay que recordar que Nikita Jruschov quiso que en cada congreso del PCUS un tercio de su Comit¨¦ Central se renovase obligatoria mente y que los mandatos, a nivel de departamento, se limitasen a dos a?os, con la posibilidad de dos reelecciones en el caso de gestores particularmente apreciados. Esta propuesta, r¨¢pidamente enterrada por Breznev, no se basaba en "una fantas¨ªa sin fundamentos", sino en una preocupaci¨®n por evitar la emergencia de cuadros superiores .ad vitam aeternam que falsean el funcionamiento de todas las instituciones.
Gorbachov, por su parte, en el discurso ante el Comit¨¦ Central, se content¨® con decir algunas generalidades sobre "la acentuaci¨®n del control desde abajo", evitando hablar de la rotaci¨®n peri¨®dica en el seno del personal dirigente. Quiz¨¢ escogi¨® esta discreci¨®n para no enfrentarse en un plazo inmediato al aparato del partido, que, de todas maneras y seg¨²n sus propias palabras, no comprende "muy claramente siempre" las modalidades del nuevo programa. Queda por saber si los sovi¨¦ticos en general, en ausencia de innovaciones pol¨ªticas, aun modestas, podr¨¢n comprender mejor esas mismas modalidades.
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