San Vicente Ferrer
El oleaje nocturno deja sobre las maltratadas aceras de estas calles restos de todos los naufragios, botellas sin mensaje que se estrellan contra el acantilado de los bordillos y bolsas de basura reventadas Por borrachos, gatos y perros vagabundos y hu¨¦rfanos.San Vicente Ferrer es, en las horas de la noche, emporio floreciente de los pubs, rompeolas de Malasa?a, retablo de las maravillas, refugio de los ¨²ltimos supervivientes que deambulan tambaleantes, mezcl¨¢ndose con la erizada canalla de los punkies y los tup¨¦s flotantes de los nuevos rockeros.
A¨²n sobrevive alguna tasca menestral y cutre, alg¨²n mes¨®n en ciernes de reconversi¨®n que proporciona s¨®lidos contundentes para lastrar est¨®magos licuados por prolongadas y amplias fibaciones. .
Alrededor del mundo ¨¢rabe
El componente cosmopolita lo ponen los camellos ¨¢rabes que fluct¨²an alrededor del iranian corner en la esqui na con la Corredera, encrucijada maldita del barrio, que ha hecho perder los nervios y los ahorros a quienes instalaron su negocio all¨ª.
El pub dela esquina, que ha cambiado de traje y de piel en varias ocasiones, se ubica sobre los locales de una sastrer¨ªa a la medida que daba imagen a la calle con sus reclamos -elegancia, calidad, econom¨ªa-, representados en un tr¨ªptico de, cr¨¢stal grabado por tres modelos masculinos de terno impecable y cabello planchado a.la gomina. Sacrificados por la incuria noct¨¢mbula.
Recuperar los azulejos
La vista se riecrea, ahora, con los recuperados azulejos,de la farmacia, obra maestra de la publicidad de primeros de siglo que permanecieron muchos a?os cubiertos por.una capa de pintura blanca, pues el boticario hab¨ªa sido apercibido de que tendr¨ªa que pagar un canon por exhibir publicidad en la fachada.
Despejado el problema y pese a las reticencias del farmac¨¦utico al que le parec¨ªa escatol¨®gic¨® el anuncio del c¨¦lebre Diarretil Juanse, algunos entusiastas de la cultura procedieron en una no che agitada ¨¢ reparar la ins¨®lita fachada, a la que en la actualidad afea una se?al de tr¨¢fico inmisericorde que tapa una parte de la ce r¨¢mica a?eja. El ¨¦xito de la botica ha permitido conservar los buc¨®licos azulejos de una poller¨ªa cercana y ha inspirado a los due?os de la taberna gallega Casa do Compa?eiro a retirar la pintura de su p¨®rtico y a lucir sus antiguos.reclamos.
Publicidad le sobra.ahora a esta turbulenta v¨ªa, en la que los establecimientos nocturnos ofrecen una selecta variedad de opciones, desde el caf¨¦ concierto al decibelio desatado, pasando por el jazz en vivo, las cr¨ºpes normandas o el m¨¢s popular y cl¨¢sico lac¨®n con grelos. Las pizzas de Mastropiero, local cuya incomodidad compensa la buena calidad y el discreto precio, compiten con .la oferta sofisticada de Los Siete Jardines, al otro lado de la frontera de San Bernardo, pero entre ellos pululan los consistentes manjares de El Chamizo, las mencionadas cr¨ºpes, emparedados, espaguetis, brochetas y bocadillos macrobi¨®ticos elaborados artesanalmente por una vendedora callejera de rasgos orientales y convenientemente impasibles.
?ltimamente, el Colectivo de Vecinos del Barrio, facci¨®n ultraconservadora del vecindario m¨¢s provecto, aprovecha el iranian corner para protestar contra los males del sexo, de la droga y del rock and roll que corren a raudales por el estrecho arroyo de Maravillas.
Especulaci¨®n ininobiliaria
Tras ellos planean sombras del saneamiento inmobiliario, oscuros especuladores que pretenden vaciar el barrio de sus nu¨¦vos pobladores, para sustituirlos por una clientela de m¨¢s posibles, que haga de los ¨¢buhardillados ¨¢ticos coquetos apartamentos burgueses.
No es m¨¢s que otra vuelta de tuerca del eterno conflicto del barrio, una secuela m¨¢s de sus enfrentamientos hist¨®ricos entre lo viejo y lo nuevo, aunque lo nuevo tenga a veces tintes de antigua batalla, como la de aquella noche c¨¦lebre en la que dos clanes iranios se enfrentaron a hachazos por la posesi¨®n de un alijo de hero¨ªna, matanza en la que permanecieron intactos vida e intereses de los nativos gracias a un designio del todopoderoso Al¨¢, que hizo que los. suyos se reconocieran entre la sangre.
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