Representantes de la industria debaten el confuso panorama del cine espa?ol ante la CEE
ENVIADO ESPECIAL Con la ostensible, casi ostentosa, ausencia de un representante de la Administraci¨®n, hombres pertenecientes a los tres sectores de la industria cinematogr¨¢fica -producci¨®n, distribuci¨®n y exhibici¨®n-, junto con personalidades representativas de TVE y de los directores de pel¨ªculas, se celebr¨® ayer en Valladolid el primer debate p¨²blico sobre el panorama, confuso y lleno de riesgos, que le plantea al cine espa?ol el ingreso de nuestro pa¨ªs en la CEE.
Hay un curioso personaje sin rostro que flota estos d¨ªas sobre el cine espa?ol como una sombra. Por llamarle con su nombre digamos que es el Innombrable. La b¨²squeda de la identidad del individuo, que lo m¨¢s probable es que sea colectiva, comenz¨® hace tres a?os con un singular descubrimiento. En marzo de 1982, los socialistas tomaron las riendas de la Administraci¨®n. Entre estas tiendas hab¨ªa unas para conducir el viejo carro espa?ol ante las puertas de celof¨¢n del Mercado Com¨²n. Pues bien, quienes ocuparon el carro descubrieron que algunas de las mercanc¨ªas que se dispon¨ªan a cargar en ¨¦l ya estaban cargadas por la anterior Administraci¨®n, y que una de ellas era el cine.En 1982, nuestro cine hab¨ªa sido ya vendido por un plato de lentejas a los intereses del pacto comunitario. No va a haber per¨ªodo de adaptaci¨®n previo: el 1 de enero de 1986 el cine espa?ol entrar¨¢ sin trabas aduaneras en Europa, cosa estupenda; y el cine europeo entrar¨¢ en Espa?a en las mismas condiciones, cosa no tan estupenda. ?Raz¨®n? El ingreso de nuestra industria en ella no conmover¨¢ a la europea; pero el ingres¨® de la europea en la nuestra puede desmoronar a la espa?ola. "No es descabellado adelantar", afirmaron ayer dos productores de reconocida solvencia, "que la producci¨®n espa?ola puede en un par de a?os quedar reducida a unas 20 pel¨ªculas anuales". M¨¢s o menos, una cuarta parte de la producci¨®n actual. Traducci¨®n de estos n¨²meros b¨¢rbaros a lenguaje civilizado: una cat¨¢strofe.
Tal es la tarjeta de presentaci¨®n pol¨ªtica del innombrable autor de esta operaci¨®n de embudo a lo OTAN en la peque?a y pac¨ªfica parcela del cine. Portugal consigui¨® sin ninguna dificultad un periodo de adaptaci¨®n previo para su cine de cinco a?os. Espa?a, en cambio, lo va a entregar sin un solo d¨ªa de dilaci¨®n. Tal es la con secuencia l¨®gica de medir la "rentabilidad" de los productos culturales como se mide la productividad de un tractor o de la ubre de una vaca, y no con las mucho m¨¢s adecuadas para el caso pulsaciones cordiales de la identidad colectiva de nuestros pueblos. Pero los stocks de suspiros no se contabilizan en estos prosaicos negocios con que se negocia la poes¨ªa.
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