Washington teme que Filipinas acabe convirti¨¦ndose en el Ir¨¢n de Ronald Reagan
Estados Unidos comienza a temer que Filipinas se convierta en el Ir¨¢n de Ronald Reagan si Washington no logra un repuesto para el presidente Ferdinand Marcos antes de que su r¨¦gimen dictatorial se desestabilice empujado por la creciente insurrecci¨®n de la guerrilla comunista del nuevo Ej¨¦rcito del Pueblo. Los informes del espionaje estadounidense presentados al presidente indican que Marcos sufre una enfermedad degenerativa incurable que puede acabar con su vida en unos meses.
La pesadilla del Pent¨¢gono es la eventual p¨¦rdida en un proceso revolucionario de las bases de Subic Bay y Clark, las instalaciones norteamericanas mas importantes fuera del pa¨ªs y claves para controlar gran parte de Asia y las rutas navales y a¨¦reas del Pac¨ªfico y el Indico. La Prensa comienza a hablar insistentemente de la crisis de Filipinas, reconociendo que presenta a EE UU problemas potencialmente m¨¢s graves que Nicaragua.The Washington Post escribi¨® esta semana, en primera pagina que la crisis de Filipinas presenta. a Esta dos Unidos la amenaza de una cat¨¢strofe geopol¨ªtica en Extremo Oriente para la cual la diplomacia norteamericana no tiene un ant¨ªdoto". A pesar de las se?ales de alarma, la Administraci¨®n est¨¢ todav¨ªa discutiendo si continuar la pol¨ªtica de la "diplomacia callada" y el gradualismo, presionando a Marcos para que introduzca radicales reformas en el Ej¨¦rcito, la pol¨ªtica y la econom¨ªa, o comenzar a distanciarse del presidente con el objetivo de salvaguardar los intereses estrat¨¦gicos estadounidenses a largo plazo.
Reagan, cuando habla de crisis regionales, s¨®lo menciona hasta ahora las provocadas por el "expansionismo" sovi¨¦tico, sin referirse en p¨²blico a Filipinas; pero desde el asesinato del l¨ªder de la oposici¨®n filipina, Benigno Aqu¨ªno, se ha negado a recibir a Marcos, y en los ¨²ltimos tiempos le ha comunicado que no s¨®lo es el Congreso, sino el propio presidente el que quiere cambios sustanciales que eviten una "cat¨¢strofe" para los intereses norteamericanos. Queda muy atr¨¢s la imagen del vicepresidente George Bush brindando con el dictador filipino, en 1981, en el palacio de Malacanang, en Manila, agradeci¨¦ndole su "defensa de los valores democr¨¢ticos".
La base de Subic Bay
El Pent¨¢gono teme las consecuencias de una eventual p¨¦rdida de la base naval de Subic Bay, el principal centro de apoyo de operaciones para la VII Flota, integrada por 90 buques y 550 aviones, y de la base a¨¦rea de Clark, sede de la 13? fuerza a¨¦rea, en las que tiene proyectado invertir en mejoras 1.300 millones de d¨®lares. El temor reside tambi¨¦n en que las bases se identifiquen tanto con el r¨¦gimen de Marcos que sea imposible para su sucesor, aunque sea anticomun¨ªsta, que Washington mantenga las instalaciones. Son las responsables de guardar los puntos estrat¨¦gicos de paso de la mitad del petr¨®leo que viaja del golfo P¨¦rsico a Occidente y resultan claves para controlar la cada vez mayor presencia naval sovi¨¦tica en el Pac¨ªfico.
Esta influencia fue reforzada cuando EE UU perdi¨® Vietnam y la base de la bah¨ªa de Cam Ranh, a 70 minutos de vuelo de Manila, que ahora utiliza Mosc¨². Informes del Congreso aseguran que la guerrilla comunista se mueve libremente en el per¨ªmetro de las dos bases norteamericanas. El Pent¨¢gono tiene planes de emergencia para bases alternativas a las de Filipinas en Quam o Tinian, en las islas Marianas, pero significar¨ªa un coste de 2.000 a 8.000 millones de d¨®lares y un alejamiento de 1.500 millas (tres horas de vuelo y varios d¨ªas de navegaci¨®n) del punto estrat¨¦gico donde est¨¢n.
La respuesta de Marcos a las presiones norteamericanas, concretadas en el reciente viaje a Manila del ¨ªntimo amigo del presidente, el senador Paul Laxalt, con una carta de Reagan en que ¨¦ste le urg¨ªa reformas y le comunicaba su impaciencia, ha sido desalentadora, reconocieron fuentes gubernamentales. Marcos y su influyente esposa, Imelda, parecen haber perdido el contacto con la realidad, estiman funcionarios estadounidenses que han visitado recientemente el pa¨ªs, y creen que simplemente tienen "un problema de credibilidad" con la opini¨®n p¨²blica de Estados Unidos. Estados Unidos quiere que Marcos acabe con la corrupci¨®n en el Ej¨¦rcito, falto de profesionalismo, ineficaz en la lucha antiguerrillera y repleto de amigos del presidente. Y sobre todo que no rehabilite al general Fabian Ver, a quien todos los observadores independientes consideran el cerebro situado tras el asesinato de Aquino. Washington tambi¨¦n presiona para que se realicen reformas en la econom¨ªa.
Durante los ¨²ltimos meses han sido constantes las delegaciones -del Congreso, del Pent¨¢gono y del Departamento de Estado- que han visitado Filipinas. Cada una de ellas ha vuelto con informes m¨¢s pesimistas. La balanza militar corre el peligro de desequilibrarse a favor de la guerrilla, y, s¨ª contin¨²a la actual tendencia, en un per¨ªodo de tres a cinco a?os los rebeldes lograr¨¢n un "punto muerto estrat¨¦gico" que impedir¨ªa definitivamente al Gobierno filipino ganar la partida, seg¨²n ha advertido Richard Armitage, secretario adjunto del Pent¨¢gono.
Marcos, que, seg¨²n el espionaje y fuentes del Congreso norteamericano, sufre una enfermedad llamada systemic lupus erithematosus, que ataca a la estructura celular, sobre todo a los ri?ones, ha sufrido tres ataques en los ¨²ltimos meses que le dejan pr¨¢cticamente "incapacitado para gobernar". Seg¨²n informaciones no confirmadas oficialmente, el presidente filipino ha sufrido un trasplante de ri?¨®n. Marcos contin¨²a asegurando, sin embargo, que controla la situaci¨®n y ha contenido a la guerrilla. Pero el propio jefe de Estado Mayor, el general Fidel Ramos, dice que el n¨²mero de rebeldes ha ascendido a 12.500 (el Pent¨¢gono habla de 16.500). Washington reconoce que estas fuerzas est¨¢n apoyadas al menos por un mill¨®n de filipinos, que las ocultan, alojan y ofrecen comida, y que no existen pruebas de que el crecimiento del nuevo Ej¨¦rcito del Pueblo haya sido promovido por la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Intereses geopol¨ªticos
Aunque las diferencias con la situaci¨®n de Ir¨¢n son claras y no se da en Filipinas el fundamentalismo isl¨¢mico que encendi¨® a las masas contra el sha, existen algunas similitudes entre los dos casos. Los dos pa¨ªses son claves para los intereses geopol¨ªticos de EE UU, y Marcos, al igual que el sha, se niega reconocer que tiene un problema serio y, lo mismo que Rezha Pahlevi, sufre una enfermedad incurable. Una impertante diferencia es que, tres meses antes de la ca¨ªda de la monarqu¨ªa iran¨ª, la Casa Blanca enviaba a¨²n mensajes al sha pidi¨¦ndole que reprimiese sin miramientos a la oposici¨®n, y asegur¨¢ndole: "le apoyaremos haga lo que haga". Marcos lleva meses escuchando cr¨ªticas y advertencias de Washington. La respuesta de Manila, sin embargo, sigue siendo: "Estamos realizando todas las reformas necesarias que pide nuestro pueblo". A pesar de los informes m¨¢s alarmistas, procedentes sobre todo de la CIA y del Pent¨¢gono, otros sectores creen que a¨²n es posible conseguir una transici¨®n controlada en Filipinas, con elecciones locales libres el pr¨®ximo mes de mayo y presidenciales en 1987.
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