Eliel Saarinen, retorno fant¨¢stico al naturalismo
Hace 20 o 25 a?os, libros, revistas y escuelas divulgaban la obra de un arquitecto, Saarinen de apellido y de nombre Eero, que, como otro de los monstruos de entonces, Aalto, ten¨ªa nombre con diptongo n¨®rdico. Trabajaba en Nueva York y construy¨® y asombr¨® a muchos con el edificio terminal para la compa?¨ªa a¨¦rea TWA, en el aeropuerto de esa ciudad. Han discurrido despu¨¦s a?os en los que el nombre Saarinen poco se ha impreso, y es recientemente cuando ha vuelto a escucharse con motivo de la exposici¨®n Eliel Saarinen, en Finlandia que ha presentado en la Real Academia de Bellas Artes de Madrid, la Direcci¨®n General de Arquitectura y Vivienda del Ministerio de Obras P¨²blicas.Pero, parad¨®jicamente, no es Eero, sino Eliel, su padre, al que algunos, los m¨¢s eruditos, conoc¨ªan por su participaci¨®n en el concurso para el Chicago Tribune; otros, que hab¨ªan viajado a Finlandia, sab¨ªan que, como Sibelius, en su pa¨ªs es un personaje plenamente identificado con la historia y cultura finlandesa.
El brusco desinter¨¦s por la obra neoexpresionista de Eero o la de aquellos que, como Scharoun o Utzon, constituyen la segunda generaci¨®n del movimiento moderno, s¨®lo se puede entender desde la forzada lapidaci¨®n que del mismo se pretende por ciertas esferas culturales demasiado modernas. Sectores que, parad¨®jicamente, buscan ra¨ªces en la historia, olvidando la m¨¢s inmediata y queriendo ignorar, como si no hubieran existido, estas aportaciones de indudable valor y calidad. Es en este contexto donde queremos situar la excelente obra de Eliel Saarinen, que -tanto cuando trabaja en sociedad con Gesellius o Lindgran como cuando posteriormente, y a partir de 1907, lo hace solo- tiene un indudable car¨¢cter nacionalista, dentro de una l¨ªnea rom¨¢ntica propia del momento, y que, como dice Tafuri, tiende a formar una cultura arquitect¨®nica aut¨®ctona en una operaci¨®n de retorno fant¨¢stico al naturalismo.
Rom¨¢ntico, apasionado
La obra de Saarinen expresa elecciones de fondo, y llega a desarrollar un estilo donde, tradici¨®n y vanguardia son inteligentemente dosificados y en equilibrio adecuado y aceptable para la sobiedad en que vive. Como rom¨¢ntico, apasionado y ecl¨¦ctico que es, entiende su como obra de arte total y en sus proyectos de arquitectura colaboran artesanos y artistas en la ejecuci¨®n de bajorrelieves, murales.En su oficina no s¨®lo se ejecutan proyectos de arquitectura, sino que, desde este entendimiento global de la obra, se dise?an muebles, enseres, tejidos, alfombras, etc¨¦tera. Es curioso saber que Saarinen lleg¨® hasta dise?ar los billetes que el Banco de Finlandia puso en, curso en 1909 y posteriormente en1918 y 1919.
Sin embargo, su trabajo traspasa el ¨¢mbito de la arquitectura y del dise?o y, como todos los grandes arquitectos, cae en la tentaci¨®n de hacer incursiones en el urbanismo. Impregnado inicialmente por las ideas del socialismo ut¨®pico de Sitte o Uriwin -aunque, sin duda, conociendo a Haussman-, desarrolla propuestas urbanas para la ciudad de Helsingfor, Budapest, Tallin, o las m¨¢s conocidas para Helsinki y Canberra, constituy¨¦ndose, con Lutyeris o Burnham, en uno de los protourbanistas modernos.
Esta capacidad de moverse con innegable soltura y calidad en trabajos de tan diferente escala es fruto, a la vez que de su talento, de una excelente habilidad para interpretar los fen¨®menos pol¨ªticos yculturales que vive y que le conducen a trasladarse en 1923 a Estados Unidos, donde, como ya se ha mencionado, un a?o antes hab¨ªa obtenido 61 segundo premio en el concurso del Chicago Herald Tribune. All¨ª vive y ense?a en la universidad de Michigan, donde sigue trabajando en temas de dise?o urbano y arquitectura en colaboraci¨®n posterior con su hijo Eero.
Tradici¨®n y vanguardia
La estaci¨®n de ferrocarril de Efiel Saarinen, en Helsinki, constituye sin duda el edificio construido clave en la historia de su extensa producci¨®n edilicia. El binomio tradici¨®n-variguardia donde Saarinen se mov¨ªa est¨¢, en este tema, claramente desequilibrado hacia la segunda. Cuando realiza el proyecto, por ser la estaci¨®n un tipo arquitect¨®nico todav¨ªa relativamente poco desarrollado, el arquitecto necesita arriesgar m¨¢s. Con Gesellius ya hab¨ªa construido anteriormente la estaci¨®n de Viipuri, donde aparec¨ªan claramente los elementos compositivos que manejar¨¢ y desarrollar¨¢ posteriormente para la de HeIsinki. El resultado es una pieza clave en la historia de la arquitectura ferroviaria, estudiada y conocida por todo aquel al que la arquitectura le interesa. Fue objeto de concurso, que gan¨® en 1904, y posteriormente modificada y terminada la obra en 1913.En 1922 produce otra obra clave, que en este caso se qued¨® en proyecto. Con ella obtuvo el segundo premio para el edificio del Chicago Herald Tribune, batiendo en el mismo a Gropius, Loos, Hilberscheimer y Taut, entre otros. El fallo, como ocurrir¨ªa a?os despu¨¦s con el del concurso para la Sociedad de las Naciones o el del Palacio de los Soviets, constituy¨® un gran rev¨¦s para los defensores del movimiento moderno.
Babelia
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