La creaci¨®n de otra central, una amenaza para el movimiento obrero brit¨¢nico
La formaci¨®n de un sindicato disidente minero, decidida recientemente por m¨¢s de 30.000 trabajadores de 3 de las 12 zonas en las que est¨¢n divididos los campos carbon¨ªferos del Reino Unido, es una hidra bic¨¦fala que por un lado amenaza con socavar la hasta ahora intangible unidad del sindicalismo brit¨¢nico y por otro coloca en una inc¨®moda y embarazosa postura al Partido Laborista.
A mediados del pasado mes se conocieron los resultados de las votaciones celebradas en las zonas mineras de Nottinghamshire -la patria chica de Robin de los Bosques-, South Derbyshire, Durham. La pregunta era muy sencilla: "?Aprueba usted la formaci¨®n del Sindicato de Mineros Democr¨¢ticos? (Union of Democratic Mineworkers)".En Nottinghamshire -la segunda zona minera en importancia del pa¨ªs despu¨¦s de Yorkshire- y en Durham las contestaciones no dejaron lugar a dudas sobre el sentimiento de los mineros. El 72% en la primera y el 98% en la segunda decidieron abandonar la National Union of Mineworkers (Sindicato Nacional Minero), de Arthur Scargill, para afiliarse a la nueva formaci¨®n. En South Derbybshire, la ruptura s¨®lo se decidi¨® por un 2%, con el 51% a favor y el 49 % en contra.
En la pr¨®xima semana, varios pozos de Lancashire y Warickshire celebrar¨¢n votaciones similares, y, seg¨²n predicciones del secretario general del nuevo sindicato, Roy Lynk, padre de la rebeli¨®n en Nottinghamshire, todos los s¨ªntomas apuntan a que el Sindicato de Mineros Democr¨¢ticos contar¨¢ pronto con varios miles de nuevos afiliados.
El presidente de la National Union of Mineworkers, Arthur Scargill, ha calificado el resultado de "desastroso" para la unidad sindical, y el secretario general, Peter Heathfield, ha expresado su sorpresa ante la votaci¨®n masiva registrada en las tres zonas y que ha superado el 90% del censo de mineros. Ambos han acusado a la Empresa Nacional del Carb¨®n (National Coal Board) -la industria carbonera fue nacionalizada por el Gobierno laborista de Clement Atlee al final de la Il Guerra Mundial- de haber gastado miles de libras para conseguir la creaci¨®n de un sindicato disidente, lo que posiblemente es cierto. Sin embargo, y a pesar de que la Empresa Nacional del Carb¨®n ha anunciado que en esas zonas s¨®lo negociar¨¢ con el nuevo sindicato, como formaci¨®n mayoritaria, el problema es mucho m¨¢s profundo y sus ra¨ªces hay que encontrarlas en la pasada huelga nacional minera.
Simiente de divisi¨®n
La simiente de la divisi¨®n empez¨® a materializarse poco despu¨¦s de que Scargill decidiera convocar la huelga nacional minera sin celebrar una votaci¨®n previa entre los afiliados a su sindicato. La convocatoria de la huelga fue inmediatamente declarada ilegal de acuerdo con la nueva legislaci¨®n laboral sometida al Parlamento por el Gobierno conservador de Margaret Thatcher, que exige una votaci¨®n secreta entre los miembros de un sindicato antes de poder declarar un paro.
Los mineros de Nottingham -y a este respecto hay que recordar que las zonas mineras gozan de una autonom¨ªa casi federal- celebraron una votaci¨®n que arroj¨® un total del 73% de mineros opuesto al paro; en consecuencia, todos los pozos de la zona trabajaron ininterrumpidamente durante el a?o de huelga que termin¨® el pasado marzo con la derrota de Scargill. El ejemplo de Nottingham fue seguido poco a poco, primero con cuentagotas y despu¨¦s como un torrente, por una gran parte de los pozos de los Midlands y fue uno de los determinantes del fracaso del conflicto.
El env¨ªo de piquetes militantes a Notthingham, South Derbyshire y Durham por parte del Sindicato Nacional Minero no hizo sino empeorar la situaci¨®n. Los enfrentamientos entre los piquetes y los esquiroles fueron los m¨¢s violentos de toda la huelga y se saldaron con docenas de heridos. Hay que conocer las tremendas rivalidades que existen entre los condados y las regiones del Reino Unido para darse cuenta de la reacci¨®n que caus¨® en Notthingham verse invadidos por mineros procedentes de Yorkshire, de Escocia y de Gales.
Duras palabras
Fue entonces cuando se decidi¨® la formaci¨®n del Union of Democratic Mineworkers (Sindicato de Mineros Democr¨¢ticos), y sus fundadores subrayan en todo momento el adjetivo democr¨¢tico, y la ruptura, m¨¢s que con el sindicato nacional, con los m¨¦todos patrocinados por Arthur Scargill. En el congreso anual del Partido Laborista celebrado el pasado mes en Bournemouth, Scargill sufri¨® el primer abucheo por una parte de los delegados cuando defend¨ªa una moci¨®n en la que se ped¨ªa que un futuro Gobierno laborista se comprometiera a indemnizar a los mineros por las sanciones econ¨®micas impuestas por los tribunales de justicia.
El l¨ªder laborista tuvo palabras dur¨ªsimas para Scargill, a quien acus¨® abiertamente de ser el causante de la derrota de los mineros. "Se nos dijo que las reservas de carb¨®n estaban exhaustas, y no lo estaban; se nos dijo que el carb¨®n no se transportar¨ªa, y se transport¨®, y se nos dijo que todos los pozos parar¨ªan y no pararon", manifest¨® Kinnock.
La escisi¨®n planteada por el Sindicato de Mineros Democr¨¢ticos constituye, de consolidarse, una amenaza directa a la unidad de la organizaci¨®n sindical brit¨¢nica, o Trade Union Congress, en sus m¨¢s de 100 a?os de historia, contrariamente a lo que ocurre en otros pa¨ªses europeos donde existe m¨¢s de una central sindical, sea socialista, comunista o democristiana. El sindicalismo, desde su fundaci¨®n, ha sido unitario, y ha llevado esta decisi¨®n a rajatabla a lo largo de las d¨¦cadas. Durante la huelga general de 1926, tambi¨¦n
los mineros de Nottingham crearon un sindicato separado dirigido por un diputado de nombre Herbert Spencer, que dio lugar al t¨¦rmino spencerismo. Ese sindicato nunca fue admitido por el TUC, y el sindicato de mineros que lo apoy¨® fue expulsado sin contemplaciones. Sin embargo, la situaci¨®n no es la misma. El sindicato de Spencer nunca fue mayoritario en la zona y su fundaci¨®n fue obra de una sola persona sin que su nacimiento fuera puesto a votaci¨®n entre los mineros, caso contrario a lo que ha ocurrido con la Uni¨®n de Democratic Mineworkers, que han cumplido todos los tr¨¢mites reglamentarios para su constituci¨®n.
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