Lem¨®n magistral

El espect¨¢culo de Sun Ra Arkestra es ante todo eso: un espect¨¢culo, un juego multicolor esc¨¦nico alimentado por las m¨¢s diversas influencias y est¨¦ticas.El prop¨®sito de todo ese gran conjunto parece ser, en primer lugar, divertirse. Esta sana ambici¨®n -sabido es de todos los que pisan las tablas-, cuando es aut¨¦ntica, se proyecta hacia el p¨²blico, y ¨¦ste participa del disfrute de los que ocupan la escena.

Aparte de esto, la actuaci¨®n de Sun Ra no tuvo m¨¢s trascendencia musical. ?lgunos fragmentos de claro origen africano -tanto en la complejidad r¨ªtmica como en el canto antifonal que ¨¦l practica con sus extasiados m¨²sicos- fueron sucedidos por una tem¨¢tica centrada en el swing y el bugui bugui, con un sonido pr¨®ximo al de las primeras big bands. Como tantos otros ex vanguardistas, Sun Ra se despreocupa del rigor de lo que fuera su doctrina, y prefiere divertirse un rato, sobre todo si el p¨²blico le aplaude.

Frescura

El concierto propiamente dicho empez¨® con The Leaders. Bajo este inmodesto nombre se presentan seis m¨²sicos de talla indiscutible, todos ellos ligados de uno u otro modo a lo que podr¨ªa generalizarse como nuevas tendencias. El concierto result¨® toda una lecci¨®n magistral de c¨®mo hacer buena m¨²sica, con la frescura de lo reciente y sin el sensacionalismo de lo novedoso.The Leaders recogen el hard bob despu¨¦s de haber digerido el free. Esto quiere decir que todos han practicado la libertad absoluta hasta que han preferido volver a definirla bajo los l¨ªmites particulares que cada uno se ha impuesto; para ello se han agarrado a la principal corriente negra en su estadio m¨¢s evolucionado antes del gran desmadre: el bop.

La ¨®ptica desde la que The Leaders contemplan esta ra¨ªz es compartida con otros grupos j¨®venes -v¨¦ase Marsalis Brothers- que han elegido este mismo camino para seguir avanzando: una gran preocupaci¨®n por la construcci¨®n de los temas, una b¨²squeda de ambientes musicales t¨ªmbricamente bien diferenciados y la explotaci¨®n de los matices din¨¢micos de conjunto. A este respecto, Famodu Don Moye es el ¨²nico que daba la impresi¨®n de ser ligeramente grosero, sin la finura que determinados momentos requer¨ªan.

Por lo dem¨¢s, faltar¨ªa espacio para extenderse en elogios con Chico Freeman (saxo tenor y sopranino), Arthur Blythe (alto) -?qu¨¦ sonido!-, Kirk Lightsey (piano), Cecil McBee (bajo) y Don Cherry (pocket trumpet, o sea, trompeta de bolsillo).

El denominador para todos es que son m¨²sicos. Sobre ?as calidades y cualidades particulares de todos y cada uno de ellos, y de lo que son capaces de hacer con los instrumentos, no merece la pena extenderse en palabras porque es necesario escucharles. Si individualmente rozan la perfecci¨®n, como conjunto -cosa nada frecuente en reuniones de artistas de esta categor¨ªa- suman tanto o m¨¢s que las partes.

Esta segunda parte del concierto es la primera del festival, a la que no se le puede reprochar nada en su sonorizaci¨®n.

La actuaci¨®n de Sun Ra Arkestra, sin embargo, estuvo bastante descompensada, hasta el punto de que uno de los dos contrabajistas fue nada m¨¢s que un figurante: su instrumento no son¨® en todo el concierto.

A este respecto rectifico mi informaci¨®n del d¨ªa 31: los vaivenes de corriente con el sintetizador del grupo de Waine Shorter fueron culpa del equipo del propio m¨²sico y no de la organizaci¨®n.