In¨¦ditos de Valle-Incl¨¢n, descubiertos por el embajador de Espa?a en Italia
Un par de zapatos de charol, una chaqueta y pantal¨®n de pana, dos sombreros de mujer, una cruz, un par de tijeiras, una cafetera de alcohol y unas monedas espa?olas son algunas de las pertenencias de Ram¨®n Mar¨ªa del Valle-Incl¨¢n descubiertos por Jorge de Esteban, embajador de Espa?a en Roma, adem¨¢s de una colecci¨®n de interesantes papeles escritos por Valle-Incl¨¢n durante su estancia en la Academia de Espa?a en Roma. La Academia Espa?ola de Bellas Artes conmemor¨® ayer en Roma el 50? aniversario de su muerte con el hallazgo de unos in¨¦ditos calificados por valle-inclanistas participantes en el acto como acontecimiento hist¨®rico para nuestra literatura.
El acto de ayer, que dur¨® toda la jornada y cont¨® con la presencia de m¨¢s de 200 personas, entre ellas altas personalidades del mundo del arte y de la cultura espa?ola e italiana, estuvo organizado, conjuntamente por la Embajada de Espa?a, la Xunta de Galicia, la universidad de Perusa y el Instituto Espa?ol de Cultura.En la mesa redonda de la tarde participaron, para desmenuzar a Valle-Incl¨¢n como literato y dramaturgo, Garc¨ªa Sabell, delegado del Gobierno en la comunidad aut¨®noma de Galicia, amigo personal del escritor gallego; Gonzalo Torrente Ballester, de la Real Academia de la Lengua, y Eliane Labaud, de la universidad de Dijon, Francia.
Durante el debate estuvo siempre presente la impresi¨®n y la sorpresa brindada por la ma?ana durante el acto inaugural del descubrimiento de los escritos in¨¦ditos del poeta. La sorpresa fue mayor porque nadie pod¨ªa suponer, cuando al embajador espa?ol se le ocurri¨® bucear en los archivos de la academia, que pudieran existir cosas escritas por Valle-Incl¨¢n, a¨²n no conocidas, durante su corta estancia como director de la instituci¨®n desde 1933 a 1935. Y menos se pod¨ªa nadie imaginar que en unos borradores de oficio o en oficios enviados burocr¨¢ticamente a embajadas y ministerios pudieran anidar verdaderas "joyas literarias", como las calific¨® ayer Torrente Ballester.
En la primavera de 1933, Valle-Incl¨¢n llegaba a Roma para tomar posesi¨®n de su puesto como director de la Academia Espa?ola de Bellas Artes en Roma, el 1 de abril. Pese a su manifiesta intenci¨®n de empezar en Roma una ¨¦poca que pensaba ser¨ªa la m¨¢s acomodada de su vida, no permaneci¨® demasiado tiempo en este puesto. En los dos a?os y nueve meses en que fue titular de su direcci¨®n hizo varios viajes a Espa?a, abandonando definitivamente su puesto en la primavera de 1935.
La impresi¨®n que la lectura del descubrimiento de los escritos in¨¦ditos de Valle-Incl¨¢n produjo ayer por la ma?ana se pudo observar visiblemente en los rostros de los personajes especializados en Valle-Incl¨¢n sentados en la mesa de la presidencia junto con el embajador.
Cuando Jorge de Esteban empez¨® a decir que en aquella academia exist¨ªan del gran poeta gallego no s¨®lo un par de zapatos de charol, una chaqueta y un pantal¨®n de pana, dos sombreros de mujer; una cruz, un par de tijeras, una cafetera de alcohol y unas monedas espa?olas de 0,10 y 0,05 pesetas y algunas chucher¨ªas m¨¢s, sino tambi¨¦n "papeles escritos" por ¨¦l, la atenci¨®n de los presentes subi¨® de temperatura. Torrente Ball¨¦ster re¨ªa embelesado como un ni?o bajo sus gafas negr¨ªsimas; Sabell y Moreira se miraban entre s¨ª como habl¨¢ndose con los ojos. En la sala se comentaba sin poderlo remediar.
El catedr¨¢tico Franco Meregalli, de la universidad de Perusa, encargado de la ponencia Valle-Incl¨¢n en Italia, tuvo que empezar diciendo con un cierto apuro que no conoc¨ªa para nada aquellos textos in¨¦ditos del poeta, por lo que habr¨ªa una laguna en su conferencia.
Sarcasmo
Los comentarios que se hac¨ªan es que adem¨¢s del valor literario de los oficios llenos de sat¨ªrico humor, a veces de sarcasmo del egregio director de la academia, dichos escritos in¨¦ditos son importantes para conocer mejor la personalidad ¨ªntima del autor, su psicolog¨ªa y lo que pudo significar para ¨¦l el trauma de hallarse en Roma hasta "sin fog¨®n para hacer un caldor cuando tras su tr¨¢gica pobreza de Madrid pensaba haber conquistado el para¨ªso o por lo menos poder aliviar sus penas con su nuevo cargo romano.Y a prop¨®sito de su paso fugaz y ajetreado por Italia se especul¨® ayer sobre esos "dos sombreros de mujer" que Valle-Incl¨¢n dej¨® en la academia. ?l hab¨ªa llegado a Roma ya divorciado, s¨®lo con sus cuatro hijos y la cocinera. ?De qui¨¦n eran, aquellos dos sombreros femeninos? Pod¨ªan haber pertenec¨ªdo a aquella joven y bella napolitana de la que, seg¨²n el bi¨®grafo Sender, Valle-Incl¨¢n se hab¨ªa enamorado locamente. Nadie ha desvelado hasta ahora el nombre de aquella joven.
Seg¨²n el novelista Torrente Ballester -que anoche, oyendo cantar a un grillo desde su habitaci¨®n de la embajada, escribi¨® un art¨ªculo titulado El grillo del Gianicolo-, se trataba nada menos que de una princesa y para colmo amiga de Mussolini, quien a su vez parece que estaba por ello celoso de nuestro poeta gallego. ?Vivir¨¢ a¨²n la princesa? ?Podr¨¢ un d¨ªa descubrirse a¨²n su verdadera identidad y paradero?
Mientras tanto, un momento de conmoci¨®n tuvo lugar ayer durante el homenaje a Valle-Incl¨¢n cuando el embajador record¨® la muerte reciente de Jaime, el hijo del poeta, que hab¨ªa vivido dos a?os en su infancia en esta academia romana y que hac¨ªa s¨®lo unos meses, visit¨¢ndola junto con el escritor siciliano Leonardo Sciascia, con una nieta de Pirandello y con este corresponsal, se conmovi¨® hasta echarse a llorar. Se fue sin saber que en aquellos archivos yac¨ªa empolvado un pellizco de su infancia romana.
Seg¨²n Jorge de Esteban, la estancia de Valle-Incl¨¢n en Roma confirmar¨¢, a pesar de su entusiasmo inicial, las palabras de Juan Antonio Hormig¨®n cuando escribe que "cuando muri¨® Valle-Incl¨¢n, ni una sola de sus ilusiones se hab¨ªa realizado". El an¨¢lisis que realiz¨® De Esteban de la documentaci¨®n in¨¦dita demuestra que en su per¨ªodo romano tuvo que afrontar problemas que le amargaron, como la indigencia de las instalaciones que encontr¨® a su llegada, los pensionados, la irracionalidad de la burocracia y el problema econ¨®mico, que no vio resuelto.
Babelia
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