Los arrogantes proyectos de la alcald¨ªa de Madrid
Hace 33 a?os escrib¨ª un art¨ªculo que hoy llamar¨ªamos contestatario, que titul¨¦: Gran Madrid (Abc, 30-10-1952), en el que dec¨ªa: "La responsabilidad que estamos contrayendo todos, no s¨®lo ante nuestros contempor¨¢neos sino principalmente ante las generaciones que nos han de seguir, exige que el tema salga a la calle, se airee con deseo constructivo y sin acaloramiento ni partidismos, pero de forma clara, objetiva y concreta". Y puntualizaba: "Algunos arquitectos estamos horrorizados de la orientaci¨®n urban¨ªstica que se est¨¢ siguiendo en Espa?a".Despu¨¦s, durante 20 a?os, continu¨¦ haciendo muchos m¨¢s art¨ªculos en los que advert¨ªa los errores que se estaban cometiendo.
Sab¨ªa a lo que me expon¨ªa con mis cr¨ªticas, y no me result¨® ni f¨¢cil ni grato expresar en p¨²blico mi total repulsa a la ordenaci¨®n urbana que estaban realizando los t¨¦cnicos oficiales de la administraci¨®n del urbanismo de entonces, respaldados, claro est¨¢, por las autoridades nacionales y locales correspondientes.
Se me dijo, como era de esperar, que qui¨¦n era yo para hacer esas denuncias: un arquitecto sin ninguna experiencia del urbanismo, etc¨¦tera, y no tomaron en cuenta para nada mis argumentaciones. Aunque las soluciones que yo recomendaba eran v¨¢lidas, porque siempre que hac¨ªa una cr¨ªtica negativa propon¨ªa, a continuaci¨®n de las razones que daba para rechazar aquellas actuaciones urban¨ªsticas equivocadas, el camino de una posible rectificaci¨®n.
Y despu¨¦s de muchos a?os de predicar en desierto y de que me condenaran por mis discrepancias y me eliminaran profesionalmente de todo trabajo que tuviera algo que ver con el urbanismo, llegaron los resultados, que fueron -?ah¨ª est¨¢n!- a¨²n m¨¢s catastr¨®ficos que los que yo predije.
Las ciudades quedaron ahogadas e inhabitables. Se sali¨® del paso -del mal paso- diciendo que aquello era imprevisible.
Mi decepci¨®n, despu¨¦s de esa lucha tan larga e in¨²til, fue muy grande. Por eso pens¨¦ que era mejor abandonarla.
De otra parte, y en l¨ªneas generales, el Nuevo Plan de Urbanismo de Madrid, que se ha aprobado recientemente, dentro de las enormes dificultades que acarrea la desastrosa desordenaci¨®n heredada, me pareci¨® que segu¨ªa unos correctos planteamientos de remodelaci¨®n interior y respond¨ªa a criterios an¨¢logos a los que yo apuntaba. En cuanto a la puesta en valor de la zona sur de la ciudad estimo que es una buena y justa visi¨®n urbana.
Pero todo trabajo arquitect¨®nico y urban¨ªstico tiene tres claras etapas: la de la formulaci¨®n del programa, la del proyecto y la de la ejecuci¨®n de las obras.
En efecto: se dice que es conveniente remodelar algo, ya sea la plaza de los Carros, la plaza de Chamber¨ª o la Puerta del Sol... Estas decisiones pueden ser acertadas. Sin embargo, si la respuesta es un proyecto tan remilgado, tan al uso del manierismo posmoderno y con tal uso y abuso de materiales caros, el resultado ser¨¢ el opuesto al que se pretend¨ªa al querer embellecer la ciudad.
Y por eso he sentido la necesidad imperiosa de salir otra vez -ahora con el escepticismo que proporcionan los a?os- a escribir mis in¨²tiles protestas.
Despilfarro in¨²till
S¨¦ que ahora dir¨¢n igualmente que cu¨¢l es la autoridad que tengo para opinar sobre todo esto, que ya soy un viejo, y tal vez me contesten a manera de insulto, como lo han hecho recientemente: "Es que t¨² eres un moderno".
Pues bien, hoy puedo alegar, adem¨¢s, en mi defensa, que soy uno de tantos contribuyentes que tienen derecho a exigir que se gaste su dinero con responsabilidad, y la realidad nos est¨¢ demostrando un despilfarro in¨²til.
Mi primer punto de cr¨ªtica es ese planteamiento previo de comenzar un proyecto de remodelaci¨®n en un papel en blanco, que se traduce en la pr¨¢ctica en dejar un solar o un espacio completamente vac¨ªo despu¨¦s de haber demolido y arrancado todo lo existente.
Por ejemplo: los ¨¢rboles. Unos cedros como los que hab¨ªa en la plaza de los Carros, y una arboleda como la que poblaba la plaza de Chamber¨ª de Madrid eran aut¨¦nticos monumentos, y arrancarlos para dejar, como digo, el papel en blanco, una aut¨¦ntica muestra de vandalismo.
En segundo lugar, si se va a emplear el granito, que es un material de muy alto coste y dif¨ªcil de trabajar, hay que saber cu¨¢les son las herramientas adecuadas para ello y lo que esa labra puede proporcionar -pongo por caso- en la ejecuci¨®n de una comisa de coronaci¨®n. Y estoy apuntando a la que se ha hecho en la plaza de Chamber¨ª, dibujando ese perfil que desvirt¨²a la calidad del material, que a primera vista parece de escayola pintada y hay que acercarse mucho para comprobar que se trata de granito de verdad. Y al exigir una tan complicad¨ªsima labra de tan f¨¢cil fractura, el precio por metro lineal ha de resultar muy alto.
Estoy seguro que el arquitecto proyectista de esta remodelaci¨®n habr¨¢ sido un alumno brillante de la Escuela de Arquitectura y que para este proyecto habr¨¢ presentado unos dibujos primorosos. Y desde luego aprecio su cuidad¨ªsima caligraf¨ªa arquitect¨®nica, realizada en los par¨¢metros de las in¨²tiles galer¨ªas, y tambi¨¦n aprecio la sutil relaci¨®n estil¨ªstica con el edificio colindante de Marqu¨¦s de Cubas, etc¨¦tera. Me parece un ejercicio digno de publicarse a todo color en una revista profesional, pero no para que se ejecute la obra que hemos de pagar los vecinos de Madrid.
No comento la funcionalidad de los espacios obtenidos -apodados por los castizos "meadero de Chamber¨ª"- porque la repulsa de los usuarios ha sido general.
Es digno de aplauso la reforma, limpieza y decoraci¨®n de los espacios consolidados de nuestra villa y corte, pero no llego a comprender estas profundas y costosas remodelaciones llenas de arrogancia que ha emprendido la alcald¨ªa.
S¨¦ el precio que tengo que pagar por mi libertad de juicio. Y no es que pretenda estar siempre en la oposici¨®n, mande quien mande. Pero mi cr¨ªtica es la ¨²nica y modest¨ªsima aportaci¨®n constructiva que puedo hacer a la ciudad que tanto quiero y en la que vivo.
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