Peter Mayer: "La novela no esta muriendo; ?acaso la gente deja de contar historias?"
El director de Penguin s¨®lo puede nombrar un escritor espa?ol
Peter Mayer, bajo cuya direcci¨®n la editorial brit¨¢nica Penguin pas¨® de tener p¨¦rdidas en 1979 a beneficios de 2.300 millones de pesetas el a?o pasado, puede nombrar de corrido a la plana mayor de los escritores latinoamericanos e incluso a varios de la retaguardia, pero cuando se le piden nombres de novelistas espa?oles contempor¨¢neos vacila, menciona dos y en uno se equivoca. Este neoyorquino de 49 a?os piensa que tanto el Reino Unido como Espa?a han padecido cierto provincianismo cultural; en cambio, hablan los dos idiomas m¨¢s importantes en el mundo. Director de una editorial que publica 1.200 nuevos t¨ªtulos al a?o - 50 millones de vol¨²menes-opina que la novela no est¨¢ muriendo; ?acaso la gente deja de contar historias?".
En la rapidez de la respuesta se nota que le han hecho la pregunta muchas veces o que ha pensado intensamente en ello: "El futuro del libro es bastante seguro", dice y explica con satisfacci¨®n que, contrariamente a lo que pudiera parecer, las tiradas de los libros para ni?os son las que m¨¢s aumentan.A Mayer el aire heterodoxo le viene de un pelo gris alborotado. Cuando le nombraron director ejecutivo de Penguin, ven¨ªa de Estados Unidos, ten¨ªa 42 a?os y la arm¨®. "Lo cambiamos todo", parece que el plural es de modestia, "menos la vocaci¨®n de publicar los mejores libros".
En efecto. Como reacci¨®n a la arrogancia y complacencia de seguir crey¨¦ndose los mejores, frente al olvido de la obligaci¨®n de competir, para eludir un excesivo respeto por la imagen, Mayer y su equ¨ªpo decidieron adaptar precios y formatos a las necesidades de cada libro.
Dieron m¨¢s importancia al libro y al autor que a la editorial. El ping¨¹ino, c¨¦lebre logotipo, dej¨® de sostener toda la obra. Se aumentaron las inversiones para lanzar las novedades. Y se termin¨® con ciertos prejuicios sobre calidad.- Penguin pod¨ªa publicar libros de gimnasia siempre y cuando fueran buenos libros de gimnasia. "Funcion¨®", comenta de manera lac¨®nica Mayer.
Y c¨®mo. No s¨®lo los beneficios fueron de 2.300 millones de pesetas el a?o pasado, sino que los 50 millones de libros vendidos doblaron la cifra de ventas de 1979, al igual que la colecci¨®n de cl¨¢sicos, y el fondo editorial -esos libros que se reimprimen una y otra vez- ha aumentado. Granja de animales, de George OrweIl, ha vendido 6,8 millones de ejemplares desde 1951.
En busca de maravillas
"Una editorial no debiera convertirse en una instituci¨®n", dice, filos¨®ficamente. "Es algo paralizante". El editor interrumpe m¨¢s de una vez su conversaci¨®n madrile?a para negociar duramente por tel¨¦fono los derechos de la obra de un surafricano que promete ser un best seller. Mayer parece aflorar la figura del editor como una suerte de cient¨ªfico en busca de maravillas, que, en su caso, es una obra genial."El negocio se ha complicado un poco", explica; pero este antiguo estudiante de literatura inglesa, autor de un libro sobre pacifismo y de otro para ni?os, parece mantenerse al corriente. "?sa es una de las virtudes de los viajes en avi¨®n: se puede leer". Cuelga el tel¨¦fono y pide informes, por ejemplo, a prop¨®sito de una novela espa?ola muy reciente que la cr¨ªtica ha elogiado.
Mayer no cae en el lugar com¨²n entre editores de afirmar que no hay buenos libros in¨¦ditos. "Puede que existan" , reconoce, " pero, a no ser que el escritor se esconda en el fondo del bosque, terminar¨¢ por ser reconocido".
Tambi¨¦n lamenta una de las pesadillas del editor, que es dejar escapar un buen libro. Penguin pudo comprar, y, sin embargo, no lo hizo, los derechos de Hijos de la medianoche, de Salman Rushdie.
Pero tambi¨¦n las peque?as operaciones ocupan su mente: la publicaci¨®n de j¨®venes autores con los que la editorial perder¨¢ dinero, y lo sabe, "pero son el futuro". O la de cl¨¢sicos extranjeros, de los que se vender¨¢n "s¨®lo unos 5.000 ejemplares" -tirada media de una novela en Espa?a-, pero que engrosar¨¢n un fondo editorial de prestigio. Por ejemplo, este a?o, La Regenta, de Clar¨ªn.
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