El t¨²nel
El ¨¦xito de la ¨²ltima pel¨ªcula de la factor¨ªa Spielberg, Regreso al futuro, est¨¢ en ese cacharro de viajar por el t¨²nel del tiempo que se han sacado de la manga, un pichicateado autom¨®vil De Lorean que mejora sensiblemente aquella vieja m¨¢quina vaporosa de visitar el pasado ideada por H. G. Wells, tanta veces recreada despu¨¦s en las pantallas grandes, peque?as y microinform¨¢ticas. Arranca Marty McFly, el protagonista, el fant¨¢stico autom¨®vil un d¨ªa de 1985 y frena en el interior de la d¨¦cada de los cincuenta, en plena era de los primeros electrodom¨¦sticos Braun, los dise?os post-Bauhaus de Carlo Mollino, Mouille y Loewy, las baladas de los Platters, los juke-boxes y las comedias de la Paramount.
Pero para esa aventura por el t¨²nel del tiempo en direcci¨®n a 1955 no necesit¨¢bamos en este pa¨ªs tal clase de alforjas multinacionales, ni siquiera ese costoso De Lorean preparado. La cultura espa?ola ha inventado la m¨¢s ingeniosa, precisa y segura m¨¢quina de viajar en el tiempo hacia el pasado, y me sulfura patri¨®ticamente este papanatismo por el ¨²ltimo truco de Spielberg. Basta fijarse en esas celebradas obras literarias, cinematogr¨¢ficas, period¨ªsticas o acad¨¦micas que ocupan los primeros puestos en las prestigiosas listas de la llamada cultura culta, nuestros hitos de calidad, para comprobar que en su mayor parte tambi¨¦n son fant¨¢sticas peregrinaciones al pasado, incursiones por el t¨²nel del tiempo, fugas de 1985 a bordo de complicados y bellos artilugios de viajar hacia atr¨¢s. La cultura espa?ola, especialmente la minoritaria, es una formidable m¨¢quina de escapar por pies del presente que para s¨ª la quisieran Welles, Spielberg y compa?¨ªa. Hace ya muchos a?os que nuestro cine y novela tienen como meta viajera los veraneos de los a?os cincuenta, el costumbrismo de los cuarenta, la escabechina de finales de los treinta o la nostalgia por el siglo XIX. Y ya me dir¨¢n c¨®mo es posible comparar el infantil De Lorean de Regreso al futuro con nuestra cada d¨ªa m¨¢s potente industria period¨ªstica y universitaria de los centenarios, las efem¨¦rides, los cumplea?os mortuorios y el fant¨¢stico arte de regresar a ilustres fechas anacr¨®nicas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.