La OPEP, al desnudo
Nacida hace precisamente 25 a?os del sue?o de un peque?o grupo de pa¨ªses del Tercer Mundo de liberarse de la tutela occidental, la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo ha impuesto su ley durante siete a?os. Benefici¨¢ndose de la imprevisi¨®n de los pa¨ªses desarrollados ha utilizado su peso excepcional en el mercado mundial para hacer del oro negro una materia prima como otras.?Qu¨¦ queda de su fuerza pasada? Ha perdido el dominio de la producci¨®n de petr¨®leo y, por consiguiente, el control de los precios. Herido en plena euforia por el retroceso dram¨¢tico de sus ingresos financieros, desde hace cinco a?os descienden sus reservas y su presencia como abastecedor mayor del mercado mundial de capitales.
Algunos de sus miembros est¨¢n en situaci¨®n de semiquiebra. Otros, aunque todav¨ªa ricos, han pasado a ser financiera y pol¨ªticamente muy fr¨¢giles. (...) Al afirmar que no pod¨ªa de ahora en adelante asumir sola el peso del mantenimiento de los precios, ha renunciado oficialmente a sacrificar su producci¨®n para equilibrar oferta y demanda, enterrando la noci¨®n misma de precios oficiales. Esto pone en duda su propia raz¨®n de existir.
Lanzarse a una guerra de partes del mercado implica no solamente abandonar, pese a sus estatutos, el control de los precios, sino tambi¨¦n a pasar del todos a una a cada uno para s¨ª.
?Durante cu¨¢nto tiempo podr¨¢n mantener los representantes de la OPEP un consenso aparente que justifique la existencia de esta organizaci¨®n?", se preguntaba recientemente el banco Paribas. El consenso permanece siempre, afimentado por el p¨¢nico de ver hundirse con el precio del petr¨®leo bruto la econom¨ªa y hasta las estructuras pol¨ªticas de los miembros, pero no tiene otro objetivo que la vaga esperanza de evitar lo peor en el ¨²ltimo momento.
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