El reto de la integraci¨®n en la CEE
La econom¨ªa espa?ola, que sigue padeciendo problemas estructurales graves (d¨¦ficit p¨²blico, rigidez del mercado de trabajo, inadecuada reindustrializ aci¨®n, intervencionismo financiero, etc¨¦tera), est¨¢ amenazada en estos momentos por importantes peligros coyunturales (posible rebrote inflacionario, estancamiento de las exportaciones, del consumo interior y de la reinversi¨®n privada, etc¨¦tera) y se enfrenta, al mismo tiempo, al reto y a las consecuencias de la integraci¨®n en las Comunidades Europeas.Todo lo anterior exige el mantenimiento de una severa pol¨ªtica econ¨®mica, exige un esfuerzo para adaptar nuestra econom¨ªa a la integraci¨®n en las Comunidades Europeas y exige estimular de una manera decidida la inversi¨®n privada facilitando las condiciones a tal fin y atacando directamente las causas por las que el empresario no invierte.
La econom¨ªa espa?ola ha alcanzado unos graves niveles de deterioro. Su salida se vislumbra dif¨ªcil, y en ning¨²n caso a corto plazo. Por ello consideramos preciso trabajar para el medio plazo sin comprometerse por efectismos a corto. O, en otras palabras, tener un gran cuidado en que las exigencias y alegr¨ªas de tipo pol¨ªtico no dejen subordinados los graves problemas econ¨®micos del pa¨ªs.
El principal problema de la econom¨ªa espa?ola sigue siendo el d¨¦ficit p¨²blico y su resistencia a la baja, debido a la persistencia de factores que obligan al Estado a hacerse cargo de una parte de los costes de la crisis en forma de transferencias de renta a familias (seguro de paro, etc¨¦tera) y a empresas (subvenciones de capital y explotaci¨®n, etc¨¦tera); al aumento de la carga financiera, que supone ya tres puntos sobre el producto interior bruto (PIB), y a factores estructurales.
Actuar por la v¨ªa de los ingresos es dif¨ªcil, porque la presi¨®n fiscal es ya muy elevada. El margen de actuaci¨®n se centra, pues, en la actuaci¨®n desde el gasto, a base de reformar y racionalizar la Administraci¨®n, reformar y racionalizar la Seguridad Social y reformar la empresa p¨²blica, a trav¨¦s de la v¨ªa iniciada de la reprivatizaci¨®n, que parece la m¨¢s adecuada.
La reconversi¨®n no est¨¢ acabada. De acuerdo con los ¨²ltimos datos disponibles, el ajuste laboral necesario se ha efectuado s¨®lo en un 70%, excepto en construcci¨®n naval y siderurgia integral, en que s¨®lo es del 50%. El principal problema radica en dise?ar una pol¨ªtica de reindustrializaci¨®n, para lo cual es necesario favorecer una mayor apertura al capital extranjero e incentivar la formaci¨®n de consorcios y joint-ventures en programas de investigaci¨®n a nivel internacional, as¨ª como aumentar los recursos para innovaci¨®n e investigaci¨®n.
Adem¨¢s, se est¨¢ agravando la intervenci¨®n sobre el sistema financiero por la v¨ªa de aumento de coeficientes (debido a las necesidades de financiaci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico). En un momento en que en todo el mundo occidental se est¨¢n produciendo procesos intensos de innovaci¨®n financiera, Espa?a corre el peligro de quedarse retrasada una vez m¨¢s.
Ello obliga a incrementar el grado de internacionalizaci¨®n y apertura al exterior de nuestro sistema financiero, a reducir el intervencionismo (v¨ªa coeficientes, sobre todo) de las autoridades econ¨®micas en el proceso de asignaci¨®n de recursos financieros y a mejorar la supervisi¨®n bancaria, cuyos defectos se han puesto de manifiesto ante una crisis que ha afectado a m¨¢s del 20% de los dep¨®sitos del sistema bancario.
Adaptaci¨®n
El objetivo ¨²ltimo que se ha de perseguir con la adaptaci¨®n de nuestra econom¨ªa a las Comunidades Europeas es el de permitir que la empresa espa?ola pueda competir en igualdad de condiciones con la empresa de la CEE, o, lo que es lo mismo, que nuestra empresa pueda responder al fuerte esfuerzo competitivo al que se ver¨¢ sometida. Esta adaptaci¨®n exige ante todo terminar con la excesiva rigidez que sigue mostrando nuestro mercado de trabajo.
Flexibilizar nuestra legislaci¨®n laboral resulta una necesidad ineludible de la sociedad, si se quiere adem¨¢s hacer frente con eficacia a sus problemas de paro. En este sentido hace falta desarrollar el art¨ªculo 17 del Acuerdo Econ¨®mico y Social (AES), y es de lamentar que en las ¨²ltimas medidas que han afectado a la flexibilizaci¨®n de otros mercados -alquileres, horarios comerciales, etc¨¦tera- no se haya aprovechado la ocasi¨®n para dar un paso adelante en la flexibilizaci¨®n del mercado laboral.
En todo caso, insisto en que resulta necesario mejorar la movilidad y facilitar y reducir el coste del despido con car¨¢cter general.
Urge tambi¨¦n acelerar la reducci¨®n del coste de la Seguridad Social sobre las empresas para situarlo a un promedio comunitario.
Este tema resulta prioritario, teniendo en cuenta la necesidad de salvaguardar una estructura de coste comparativa con las empresas de la Comunidad Econ¨®mica Europea. La cuota empresarial de la Seguridad Social constituye una especie de impuesto sobre las n¨®mimas, y como tal, crea paro y no puede devolverse al exportar un bien.
Su no devoluci¨®n en la exportaci¨®n -pues no es un impuesto indirecto- constituye un tema especialmente importante cuando habr¨¢ que eliminar apoyos impl¨ªcitos en la desgravaci¨®n fiscal a la exportaci¨®n por la introducci¨®n del impuesto sobre el valor a?adido (IVA).
Resulta necesario potenciar todos los ¨¢mbitos de acci¨®n en materia de exportaci¨®n, pues sobre el comportamiento de la exportaci¨®n espa?ola ha reca¨ªdo -y es de esperar siga recayendo en gran medida, si no se produce un inesperado incremento del consumo privado y de la formaci¨®n bruta de capital- el peso principal M sostenimiento y expansi¨®n de la actividad econ¨®mica.
Es necesario atender a la componente inflacionista que se derivar¨¢ de la adhesi¨®n por la aplicaci¨®n de mecanismos comunitarios y aproximaci¨®n de precios, as¨ª como por la introducci¨®n del IVA, lo que tiene que comportar medidas concretas de car¨¢cter compensatorio.
Y, finalmente, en materia de preparaci¨®n no puede ignorarse el reducido plazo disponible para facilitar a las empresas la informaci¨®n necesaria sobre las modificaciones y adaptaciones que deber¨¢n introducir en muy pocos meses -de ¨ªndole legislativo, econ¨®mico, comercial y administrativo-, como consecuencia de la integraci¨®n de Espa?a a las Comunidades Europeas.
Urge, por tanto, acelerar de inmediato programas de informaci¨®n coordinados institucionalmente, con calendarios, materias y procedimientos muyRerfilados, de modo que todas laslempresas dispongan de un marco informativo claro y preciso.
Actuar en¨¦rgicamente
Adem¨¢s de los factores se?alados con anterioridad (rigidez laboral, Seguridad Social, presi¨®n fiscal, etc¨¦tera), que frenan al empresario en sus iniciativas inversoras, resulta preciso considerar otra serie de factores que tambi¨¦n inciden negativamente en la actitud del empresario de cara a la inversi¨®n y que, por tanto, necesitan tambi¨¦n ser abordados.
La postura psicol¨®gica del empresario, despu¨¦s de 10 a?os de crisis con costes muy elevados, no propicia un nuevo relanzamiento, cuando adem¨¢s el clima de incertidumbre reinante es elevado (incertidumbre CEE, incertidumbre pol¨ªtica, incertidumbre ante la aplicaci¨®n del impuesto sobre el valor a?adido).
El empresario teme no encontrar demanda suficiente para sus productos a la hora de lanzarse a nuevas inversiones. (La demanda de consumo no termina de recuperarse, y las exportaciones han disminuido en t¨¦rminos reales en el primer semestre de 1985.)
Ha disminuido la capacidad utilizada en relaci¨®n con las previsiones al respecto, lo que desalienta las inversiones que incrementan la capacidad de producci¨®n.
Costes reales
Los costes reales por hora de trabajo han aumentado en 1984, siguiendo la tendencia de a?os anteriores. El coste empresarial horario es el factor decisivo para motivar la inversi¨®n.
Por otra parte, el que en un a?o disminuyera ligeramente el coste por hora del factor trabajo -lo que no ha ocurrido- no ser¨ªa suficiente para compensar las fuertes elevaciones de los a?os anteriores. (En 1984, las ganancias medias por hora se incrementaron en el 12,6%. Aunque las cotizaciones de la Seguridad Social por hora hubiesen sido las mismas (11,6%), resultar¨ªa que el coste laboral horario de trabajo habr¨ªa crecido m¨¢s que el deflactor del PIB (11,3%).
Adem¨¢s, la tasa de rentabilidad de los recursos propios (5% antes de impuestos en 1983 y 8% en 1984) est¨¢ por debajo M rendimiento de muchos activos financieros. En este caso parece bastante comprensible que el empresario invierta en estos activos y no en la empresa.
Y, por ¨²ltimo, la presi¨®n fiscal constituye un elemento claramente negativo para la inversi¨®n privada. Especialmente en lo que se refiere a buena parte de su regulaci¨®n actual, desincentivadora de la inversi¨®n.
Por ello habr¨ªa que adoptar medidas dirigidas al fomento de la inversi¨®n, facilitando y aumentando las desgravaciones por este concepto y dando un tratamiento fiscal al tema de las minus y plusval¨ªas completamente distinto al programado ¨²ltimamente.
Pienso que si no se siguen estas l¨ªneas en lo econ¨®mico dif¨ªcilmente podremos superar los problemas actuales, y menos a¨²n acometer con ¨¦xito nuestra integraci¨®n en las Comunidades Europeas.
Jos¨¦ M. Figueras es presidente del Consejo Superior de las C¨¢maras de Comercio e Industria de Espa?a.
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