Secuestro
Yo amo ante todo las obras bien acabadas. Me gustan los cr¨ªmenes perfectos, los atracos breves y fulminantes, las capturas r¨¢pidas y ejecutadas con frialdad. Me fascina la pasi¨®n que se enhebra con geometr¨ªa. Admiro a los comisarios inteligentes y a los asesinos calculadores. Cuando veo al mafioso mejor guardado, Big Paul Castellano, abatido escuetamente con cuatro tiros, ni uno m¨¢s, al pie de su carroza blindada en una calle de Nueva York me quito el sombrero y a la vez comparto con la gente sencilla un inconfesado placer frente al asalto a un banco realizado con limpieza, sin sangre y con buen bot¨ªn. Una pincelada de Rembrandt tambi¨¦n me produce un asombro parecido. Dicho esto debo a?adir que los su puestos secuestradores humanos que intentaron llevar a su embajada a un presunto ladr¨®n compatriota son unos incompetentes y como maleantes no tienen porvenir. Los remedios caseros, las soluciones ingenuas, me exasperan. ?Por qu¨¦ quitar el pan a los buenos profesionales? Para estos casos otros pa¨ªses contratan por una m¨®dica suma a tipos sin ideolog¨ªa que hacen ese trabajo con inmaculada perfecci¨®n. Puesto que estos esp¨ªas cubanos no han conquistado nuestra admira ci¨®n, habr¨¢ que amarlos como a los antih¨¦roes de Graham Greene.De otro lado se halla ese sujeto, alto funcionario del Gobierno de La Habana, que ha tratado de sustraer medio mill¨®n de d¨®lares de la econom¨ªa cubana, seg¨²n dice, con el ¨²nico fin de escribir en el exilio relajadamente un libro acerca del mal estado en que se encuentra la econom¨ªa cubana. Si su ejemplo cundiera no habr¨ªa necesidad de demostrar nada. Es evidente que Fidel Castro se quedar¨ªa sin un duro en un par de a?os. El adelanto de derechos de autor que ese principiante se hab¨ªa fijado a s¨ª mismo metiendo mano parece excesivo, pero eso no me importa. Mi deseo es otro. Si al g¨²n d¨ªa me decido a robar 100 millones para escribir un Ebro s¨®lo es pero que vengan a raptarme esp¨ªas con un candor semejante al de estos secuestradores cubanos y que la polic¨ªa espa?ola me proteja con el mismo celo. Que no manden a ning¨²n profesional, porque ¨¦ste te deja seco en la acera y despu¨¦s se aleja silbando tranquilamente con las manos en los bolsillos.
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