La URSS y sus aliados
LA REUNI?N que han celebrado recientemente en Mosc¨² los jefes de Gobierno de los pa¨ªses del Comecon ha tenido como punto central la aprobaci¨®n de un plan para el desarrollo cient¨ªfico y tecnol¨®gico en los pr¨®ximos 15 a?os; el deseo de la nueva direcci¨®n sovi¨¦tica es lograr una integraci¨®n m¨¢s efectiva de las econom¨ªas de los pa¨ªses socialistas; no limitar el Comecon a problemas de precios, mercados, intercambios comerciales, sino alcanzar un desarrollo conjunto planificado que tenga en cuenta el potencial de los diversos pa¨ªses, para elevar as¨ª la capacidad de competencia con el mundo occidental. Sobre el papel es un proyecto sensato; si se tiene en cuenta la situaci¨®n real por la que atraviesan muchos de esos pa¨ªses y los problemas graves que tiene la propia Uni¨®n Sovi¨¦tica cabe suponer que ese proyecto integrador chocar¨¢ en la pr¨¢ctica con serios obst¨¢culos.La llegada de Gorbachov a la m¨¢xima direcci¨®n en el Kremlin despert¨® esperanzas de que empezar¨ªa una nueva etapa, m¨¢s propicia a cierta flexibilizaci¨®n de las situaciones m¨¢s cerradas, r¨ªgidas y dogm¨¢ticas. Este fen¨®meno fue visible entre los grupos de oposici¨®n de Checoslovaquia, que tienen como expresi¨®n Carta 77; ¨¦stos destacaban que algunas declaraciones de Gorbachov eran censuradas en la Prensa de Praga, controlada por los comunistas checoslovacos. Algo de esto debi¨® de repercutir incluso en ciertos c¨ªrculos oficiales; Andreotti volvi¨® de una reciente visita a la capital checa diciendo que la situaci¨®n era interesante, porque se notaba un retroceso del doginatismo.
Pravda acaba de arrojar un jarro de agua helada a esas esperanzas: directamente, a las que hab¨ªan surgido en Checoslovaquia; indirectamente a los otros pa¨ªses del bloque sovi¨¦tico. No solamente ha publicado art¨ªculos poniendo como ejemplo a los dirigentes comunistas de Praga -escogidos por Breznev para ocupar sus cargos precisamente por su servilismo ante los sovi¨¦ticos-, sino que ha reproducido un documento de hace 15 a?os que fue en su d¨ªa la consagraci¨®n presuntamente te¨®rica de la intervenci¨®n militar sovi¨¦tica de 1968 en Checoslovaquia. El sentido de esta publicaci¨®n es obvio: equivale a proclamar que sigue vigente la tesis de la soberan¨ªa limitada formulada por Breznev. ?Qu¨¦ sentido tiene desenterrar ahora ese cad¨¢ver ideol¨®gico que llevaba tanto en el armario?
Algunos comentarios, como los del peri¨®dico comunista disidente de Roma, Il Manifesto, atribuyen esa publicaci¨®n a un gesto "aut¨®nomo" de los grupos m¨¢s cerriles del PCUS, que desde las columnas de Pravda presionar¨ªan sobre Gorbachov. Es cierto que a pesar de una renovaci¨®n bastante amplia de cargos en el aparato del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica permanecen en sus puestos algunos de los representantes m¨¢s conspicuos del cerrilismo dogm¨¢tico, tan t¨ªpico de la etapa de Breznev. Si Gromiko ha sido desplazado de la direcci¨®n de la diplomacia, en cambio Ponomariov y su equipo siguen al frente del Departamento del Comit¨¦ Central, encargado de las relaciones con el exterior, y adem¨¢s con una zona de influencia muy sustancial en todo lo referente a la ideolog¨ªa. Sin embargo, no es veros¨ªmil que el secretario general no tenga un control efectivo sobre Pravda y que ¨¦ste pueda realizar acciones aut¨®nomas". La realidad es probablemente m¨¢s sencilla: por un lado, Gorbachov encontrar¨ªa enormes resistencias si intentase hacer penetrar ¨ªmpetus renovadores en esas zonas del sistema sovi¨¦tico. Pero tampoco es nada seguro que tenga deseos de hacerlo. Las novedades que Gorbachov aporta en la pol¨ªtica sovi¨¦tica no se refieren a ese terreno, y eso apareci¨® claramente ya en la nueva redacci¨®n del programa del PCUS, preparada para el pr¨®ximo congreso; quedaron casi sin cambios los puntos ideol¨®gicos y los p¨¢rrafos sobre las relaciones del PCUS con otros partidos comunistas. En los a?os cincuenta Jruschov abord¨® la renovaci¨®n atacando la cuesti¨®n de fondo, el estalinismo; a los pocos meses tuvo que enfrentarse con levantamientos en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, Polonia y sobre todo en Hungr¨ªa. Gorbachov est¨¢ actuando de forma muy distinta; se esfuerza por modernizar un sistema econ¨®mico anquilosado y por flexibilizar las relaciones con Occidente, pero no muestra inter¨¦s por modificar otros aspectos del sistema; y con respecto a las relaciones dentro del bloque del Este no hay raz¨®n para suponer que quiera por el momento introducir cambios. Sin duda la reafirmaci¨®n en Pravda de la tesis de la soberan¨ªa limitada no contribuye a la imagen de apertura y renovaci¨®n que Gorbachov est¨¢ ofreciendo a la opini¨®n occidental, pero refleja las limitaciones reales dentro de las cuales se mueve.
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