Buscar una perla
Para decidir el ganador de su edici¨®n n¨²mero 42, el jurado del Premio Nadal -en el que quien esto escribe era debutante- ha tenido que leerse unas cuantas novelas -10 de ellas pasaron a las votaciones finales- a la b¨²squeda de esa perla con la que siempre se sue?a y que tan raras veces aparece. Y es que este premio ha sido ganado por nombres que, a partir de ¨¦l, comenzaron a ser imprescindibles en cualquier an¨¢lisis de la novela espa?ola de hoy, domo Carmen Laforet, Miguel Delibes, Elena Quiroga, Rafael S¨¢nch¨¦z Ferlosio, Carmen Mart¨ªn Gaite, Ana Mar¨ªa Matute, Ramiro Pinilla o Vicente Soto.Otros llegaron a ¨¦l con su obra ya casi hecha, como ?lvaro Cunqueiro, Francisco Garc¨ªa Pav¨®n o Jes¨²s Fern¨¢ndez-Santos, y hasta a alguno, como Fernando Arrabal, le sirvi¨® de regreso no muy afortunado.
La racha de verdaderos descubrimientos parece romperse en el Nadal a mediados de los a?os sesenta, y a partir de ah¨ª cada ganador es, aunque ello, sea mucho, s¨®lo eso.
?Qu¨¦ p¨¢sa con el premio?
?Por qu¨¦-no aparece esa novela esperada aqu¨ª, en un certamen patrocinado por una editorial de prestigio, con un jurado que acert¨® tantas veces y con una dotaci¨®n econ¨®mica, escasa hoy, pero digna todav¨ªa? Quiz¨¢ porque los canales de publicaci¨®n sean ahora m¨¢s directos en la simple relaci¨®n entre autor y editor o, tal vez, porque los resultados de muchos premios literarios al margen de la verdadera renovaci¨®n de la novela espa?ola, no acabaron de animar en los ¨²ltimos tiempos a alguno de esos j¨®venes que parecen tomarse la literatura en serio.
Pau Faner -el ganador del Nadal, con una historia de aventuras que sucede en la Menorca dieciochesca disputada por ingleses, espa?oles y franceses-, Ram¨®n Nieto -con una novela de ambiciosa complejidad-, Bernardo V¨ªctor Carande -con su caracter¨ªstica alabanza de aldea-, Manuel Villar Raso -tratando de novelar trazos interiores de nuestra historia reciente- y Vicente S¨¢nchez Pinto -autor de aquel magn¨ªfico Las adivinaciones, que fuera finalista del premio hace a?os-, han escrito esta vez algunos de los libros a considerar.
Libros en los que la variedad marcaba esa ausencia de directrices que parece caracterizar hoy a nuestra novela, pero en los que tambi¨¦n faltaba ese pellizco que atrapa al lector desde el principio y le hace consciente de hallarse frente a la obra de excepci¨®n. Un jurado juzga lo que encuentra ante ¨¦l y el resultado de lo escogido suele estar en relaci¨®n directa a la calidad media de lo presentado.
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