Propaganda antiabortista

A diario somos v¨ªctimas de la propaganda ideol¨®gica que se nos ofrece, a trav¨¦s de los anuncios en televisi¨®n principalmente, con el pretexto de promocionar un perfume o un detergente. Esto, como digo, al menos tiene excusa, aunque no sea, precisamente ¨¦tica. Pero el caso que voy a exponer no tiene justificaci¨®n posible.En un cine de Terrassa proyectaron Cotton Club. Los responsables de la sala, no contentos con hacernos aguantar los anuncios habituales, nos pasaron algo que parec¨ªa un cortometraje, firmado por una tal Acci¨®n Familiar, en ¨¦l que la protagonista acumula en un a?o y medio cuatro hijos. Ante un nuevo embarazo decide abortar, y entonces se nos presenta el ¨®vulo fecundado y posterior feto contando, como un ni?o de cinco a?os, sus ganas de venir al mundo, todo lo que crece (el ritmo es realmente vertiginoso) y lo mucho que quiere a sus padres. Ins¨®lito. Finalmente, pese al llanto del ni?o (suplica a su madre que no lo mate) el aborto se consuma en Londres. Es expuesto con detalle, ilustrado a modo de comparaci¨®n con im¨¢genes de enterramientos masivos en los campos de exterminio nazis, y al final, en lugar del feto, sale un embri¨®n de al menos seis meses. Lanza un grito desgarrador y la pantalla se ti?e de rojo. Al fondo, un mandato b¨ªblico: "No matar¨¢s". Este pretendido reportaje, al emitir juicios de valor y datos falsos, se inscribe en el terreno de la propaganda, por lo que, al igual que los otros anuncios, debi¨® proyectarse a media luz. Esto es lo que manda la ley. Antes soport¨¢bamos a Franco y su No-Do, y ahora, con la supuesta libertad de expresi¨®n (yo no tengo dinero para pagar algo as¨ª), al gran capital y sus producciones propagand¨ªsticas y seudocient¨ªficas. Y luego, seguro que los propietarios de la sala se quejan de la crisis del sector.-