El escritor salta las vallas
El mismo a?o de la primera edici¨®n de Pedro P¨¢ramo, en el oto?o de 1955, conoc¨ª a Juan Rulfo en la imprenta en la que Joaqu¨ªn D¨ªez Canedo y Bernardo Giner de los R¨ªos comenzaban a generar la que ser¨ªa editorial del sello Joaqu¨ªn Mortiz. Rulfo era entonces, a los treinta y tantos a?os, una seductora combinaci¨®n de hieratismo de siglos, sonrisa sabedora de remotos misterios y parcas y acertadas palabras. Le pregunt¨¦ por qu¨¦ ten¨ªa una pierna escayolada. Bernardo me cont¨® que Juan, en un momento de euforia, se hab¨ªa lanzado a saltar vallas sobre las m¨¢quinas de la imprenta.Despu¨¦s le¨ª lo que result¨® clave en el remoto entendimiento de este hombre que entra?¨® el enigma en gran medida aclarado por Alfonso Reyes en su La X en la frente. Fue la respuesta dada a una entrevistadora que le pregunt¨®: "?Qu¨¦ siente cuando escribe?", a lo que Rulfo respondi¨®: "Remordimiento".
No es dif¨ªcil imaginarse la mueca cercana al rictus de la diosa mexicana Tlezolpeotl pariendo a Centeotl, dios del ma¨ªz, al pronunciar la palabra clave. En ella debi¨® expresarse la combinaci¨®n de una personalidad si las hay: la pudicia, el universo ¨ªntimo y po¨¦tico, la autocr¨ªtica implacable que redujo su obra a dos narraciones de medidas dimensiones y una docena de textos m¨¢s reducidos a¨²n.
Publicados El llano en llamas y Pedro P¨¢ramo, Rulfo emprendi¨® -y anunci¨®- la tarea de un relato m¨¢s extenso, que deber¨ªa titularse La cordillera. Escritas m¨¢s de 500 p¨¢ginas, al pregunt¨¢rsele cu¨¢ndo se publicar¨ªa la obra terminada, contest¨® a la misma periodista del "remordimiento": "Bueno, bueno; la estoy trabajando un poco, puede ser que al final consiga arrancarle un buen cuento".
Hablamos en este primer encuentro de fotograf¨ªa y de antropolog¨ªa. Del primer tema se desprend¨ªa el atractivo del contraste entre su realidad mexicana fijada en el negativo en blanco y negro y la otra realidad, sin duda mucho.m¨¢s profunda, de sus escritos. De antropolog¨ªa saltaron a la imagen las escenas del mercado de Pedro P¨¢ramo y tambi¨¦n las que resumir¨ªa mucho despu¨¦s en sus estudios sobre la literatura ind¨ªgena de M¨¦xico.
Cr¨ªticos y analistas coinciden en atribuir a la nueva narrativa latinoamericana cierto patrimonio en el tratamiento de un verdadero o inventado realismo m¨¢gico. Es dudosa su atribuci¨®n con car¨¢cter exclusivo a la proyecci¨®n hist¨®rica y literaria de la Am¨¦rica m¨¢gica. Desde El Quijote hasta Czeslaw Milosz, pasando por El tambor de hojalata, parece que cierta dosis de imaginaci¨®n desbocada est¨¢ presente en la historia misma de la novela. Sin embargo, lo que identifica el fen¨®meno con la del nuevo mundo es su calidad de constante hist¨®rica, que podemos retrotraer hasta la poes¨ªa n¨¢huatl y quechua precolombinas y ciertos destellos coloniales como el de El carnero, de Rodr¨ªguez Freile. Garc¨ªa M¨¢rquez me asegur¨® no hace mucho que esta novela colombiana del siglo XVII lo sedujo desde su ya remota primera lectura.
En cuanto al cine, con Carlos Velo, director espa?ol refugiado en M¨¦xico, y con el novelista Carlos Fuentes, Garc¨ªa M¨¢rquez comparti¨® un gui¨®n que le vincula a¨²n m¨¢s con el realismo m¨¢gico: el filme El gallo de oro, dirigido por el mexicano Roberto Gavald¨®n y basado en un cuento de Juan Rulfo.
De aqu¨ª surgi¨® seguramepte el proyecto de Carlos Velo, de dificil¨ªsima realizaci¨®n, de filmar Pedro P¨¢ramo, que en los 10 a?os transcurridos desde la primera edici¨®n de 1955 y el de la decisi¨®n de los dos amigos contaba con muchas ediciones. Carlos Velo trabaj¨® el gui¨®n durante cinco a?os, con la colaboraci¨®n de Carlos Fuentes y Barbachano Ponce. El resultado inicial fue mutilado en 17 escenas por la censura, que, naturalmente, Velo rechaz¨®. No plac¨ªa, sin duda, a los censores tanto realismo m¨¢gico. Al fin, y luego de oportunos cambios administrativos, el operador Gabriel Figueroa y Barbachano contribuyeron a la financiaci¨®n de la versi¨®n final.
En ¨¦sta se trata de conjugar los elementos esenciales de las constantes latinoamericanas a las que acabo de referirme. Cierto es que, como en Presagio, de Garc¨ªa M¨¢rquez y Alcoriza, el formato linealde Velo -a cualquier realizador le habr¨ªa sucedido probablemente lo mismo- topa con la imaginaci¨®n y la sorpresa reiterada que singularizan la prosa de Rulfo.
Las aportaciones de Rulfo al cine no se limitaron a lo indicado en esta rese?a. Alianza public¨® en 1982 sus tres guiones ejemplares: El gallo de oro, El despojo y La f¨®rmula secreta.
es historiador y escritor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.