El Hortelano: "Quiero que mis cuadros celebren el misterio de las vitaminas"
Hasta hace poco, sus gafas amarillas eran tan protagonistas como sus pinturas. Hizo hace a?os un telediario en el que ¨¦l era un locutor con pez en la solapa que daba noticias ininteligibles. Ahora, El Hortelano tiene 31 a?os y es un cotizado pintor que usa unas gafas de concha m¨¢s convencionales y trabaja 10 horas al d¨ªa. Dice que cada cuadro le cuesta un dolor de est¨®mago y su pintura es un homenaje a Dios. "Porque la vida me parece tan incre¨ªblemente extra?a y rara que quiero que mis cuadros sean como altares para celebrar el misterio de las vitaminas y del por qu¨¦ sale el sol".
"El primer dibujo que publiqu¨¦ lo hice a los 16 a?os, cuando viv¨ªa en Valencia. Hab¨ªa un peri¨®dico que se llamaba R¨¦cord, que era de f¨²tbol, y le¨ª un anuncio que dec¨ªa que necesitaban un dibujante. Me present¨¦ all¨ª y ten¨ªa que estar todos los domingos en mi casa oyendo la radio, con un amigo, y cuando acababan los partidos, ¨¦l se inventaba los chistes sobre los resultados y yo ten¨ªa que dibujarlo a toda prisa, una p¨¢gina entera, y entregarlo en la imprenta por la noche para que saliera el lunes por la ma?ana. Por eso me pagaban, creo, unas 500 pesetas. A partir de ah¨ª ya hice de todo. Me fui a Suecia en un seiscientos y cuando me vine resulta que estaba pr¨®fugo de la mili. Total, que fui a preguntar que cu¨¢ndo me tocaba y ya no sal¨ª de all¨ª. Me metieron en un cami¨®n y me enviaron a Alcal¨¢ de Henares. El primer d¨ªa que sal¨ª de all¨ª conoc¨ª a Ceesepe, que ten¨ªa un puesto en el Rastro. Nos alquilamos un piso juntos. Fue as¨ª como conoc¨ª a Ouka Lele".No admite ser un producto t¨ªpico de Madrid. "Una cosa es que la gente te etiquete, pero yo no tengo nada que ver con etiquetas. Yo siempre he dicho que ni soy posmoderno ni soy producto t¨ªpico de nada. Yo soy un animal que pinta y que, bueno, me encanta estar en Madrid porque me gustan los cielos que tiene. Tengo aqu¨ª a casi todos mis amigos, me gusta mucho la luz y el Museo del Prado".
El Hortelano naci¨® en Valencia y pocos conocen su aut¨¦ntico nombre. "( ... ) Me llamo Pepe, pero eso no lo publiques; mi rollo es El Hortelano". Despu¨¦s de la mili, all¨¢ por 1978, eligi¨® Madrid para vivir. Sus dibujos fueron desde el primer momento sumamente urbanos, desenfrenadamente urbanos. Con el tiempo, sus cuadros han ido eliminando personajes. Uno o dos personajes solitarios en la cotidianidad ciudadana para interpretar su mundo. "Yo pinto para dar homenaje a Dios. Porque la vida me parece tan incre¨ªblemente extra?a y rara que quiero que mis cuadros sean como altares para celebrar el misterio de las vitaminas y el misterio de por qu¨¦ un espermatozoide fecunda un ¨®vulo o por qu¨¦ sale el sol. Pinto para que la gente tenga en sus casas un homenaje a todo eso".
Dice El Hortelano que, de ni?o, una de sus aficiones era mirar los hormigueros. Guarda un intenso recuerdo de uno de los primeros regalos que le hicieron un telescopio. Confiesa que no dur¨® m¨¢s de tres meses en la carrera de Farmacia porque era "el m¨¢s burro de la clase", pero le sigue fascinando la ciencia. "Cuando hablas con un cient¨ªfico es cuando te das cuenta de la locura que es todo". Uno de los cuadros que El Hortelano acaba de terminar, y cuyo destino es la pr¨®xima exposici¨®n espa?ola en Tokio, se llama El misterio del mundo, pero, como todas sus pinturas, desarrolla una escena cotidiana, esta vez, cosa extra?a, m¨¢s pr¨®xima a la naturaleza que al paisaje del hormig¨®n.
Obsesiones
El Hortelano pasa obsesiones cada a?o o cada dos a?os. Cuando en 1981 dirigi¨® y protagoniz¨® el v¨ªdeo Koloroa le sorb¨ªan el seso los peces. "Ahora estoy superobsesionado con las cuerdas y con los cristales. Lo que me pasa es que me dan paranoias y no las dejo hasta que no me aburro de ellas". Cuando posa para la fot¨®grafa pone en primer plano sus pinceles entrecruzados y comenta con naturalidad: "Ahora me ha dado tambi¨¦n por hacer cruces". Se dir¨ªa que El Hortelano se mima, se hace mucho caso a s¨ª mismo.Este pintor noct¨¢mbulo niega rotundamente que haya dado con la f¨®rmula del ¨¦xito. "En cada cuadro me meto a tope. Cada uno de ellos me cuesta un dolor de est¨®mago. Yo no pinto f¨¢cilmente. Llega un momento en que tienes que controlar el punto para dar un cuadro por acabado. En ese punto es en el que se te mezcla todo: tu vida, lo que piensas de la vida, de Dios, del amor... Cuando me da mucha historia de pintar voy de un extremo a otro: ataques de risa y ataques de llanto".
Con este car¨¢cter no es extra?o que la pintura de El Hortelano sorprenda a su propio autor. "A veces veo diapositivas de mis cuadros y me doy cuenta de que puedo leer en ellos las cosas que me han ido pasando. Tambi¨¦n me sorprende mi tendencia al autorretrato, aunque yo no quiera. Es algo que me tiene alucinado. Pinto a un personaje que no quiero que se parezca a m¨ª y luego mis amigos me reconocen en ¨¦l".
Siempre pinta El Hortelano varios cuadros a la vez. Trabaja de dos de la tarde a dos de la madrugada, hora a partir de la cual sale con los amigos. Le han encargado otro v¨ªdeo, pero no encuentra el momento de hacerlo por falta de tiempo; tiene un proyecto con el cantante de Radio Futura Santiago Auser¨®n, que califica de "tinglado gordo". Est¨¢ exponiendo en Ovidio un cuadro sobre el cometa Halley, junto a casi todos sus amigos. Est¨¢ a punto de terminar un cuadro para otra exposici¨®n colectiva que llevar¨¢ por lema A mi perro, y en octubre volver¨¢ a exponer en solitario en Moriarty. Todav¨ªa le queda tiempo para escribir. "Creo en una pintura que consagre la realidad. Una pintura tan fuerte como la emoci¨®n de la semilla del garbanzo, y a la vez llena de dudas, fr¨¢gil como las l¨¢grimas que destilamos en nuestras vidas", escribi¨® hace poco en su Manifiesto emocionado. Dentro de poco, El Hortelano, que inicia su curr¨ªculo defini¨¦ndose como "autodidacta, dibujante, pintor y videosta", publicar¨¢ un libro de poemas en cuanto ordene los que tiene escritos.
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