El precio de una imprudencia
Al margen de la imprudencia de enviar a Beirut, a trav¨¦s de su peligroso aeropuerto, a agentes de seguridad para custodiar la embajada de Espa?a el mismo d¨ªa en que Madrid establece relaciones diplom¨¢ticas con Tel Aviv, el Gobierno espa?ol tiene parte de responsabilidad en el triple secuestro ocurrido el viernes por la tarde en la capital libanesa.Cuando el pasado mes de junio un comando extremista shi¨ª desvi¨® a Beirut un avi¨®n de la compa?¨ªa estadounidense TWA, exigi¨®, a cambio de la liberaci¨®n de los pasajeros norteamericanos, la puesta en libertad de los reos libaneses de la prisi¨®n israel¨ª de Atlit y la excarcelaci¨®n de otros dos correligionarios suyos que cumplen condena en la c¨¢rcel madrile?a de Alcal¨¢-Meco por el frustrado asesinato, en septiembre de 1984, en Madrid, de un funcionario libio. ?sta es ahora, en principio, la principal condici¨®n puesta para liberar a los tres rehenes apresados anteayer.
Para salir en junio del apuro y tratar de desvincular el caso espa?ol del reto planteado por los piratas a¨¦reos a Estados Unidos e Israel, Manuel Sassot entonces director general de Africa y Asia continental en el Ministerio de Asuntos Exteriores, y el embajador de Espa?a en Beirut, Pedro Manuel de Ar¨ªstegui y Petit, multiplicaron, a finales de ese mes, las declaraciones apaciguadoras.
Inspirados por sus superiores jer¨¢rquicos, ambos funcionarios dieron a entender que el Gobierno espa?ol pod¨ªa concluir con el liban¨¦s un tratado de extradici¨®n o un simple acuerdo consular que permitir¨ªa a los prisioneros shi¨ªes acabar de cumplir su condena de 23 a?os de c¨¢rcel en un centro penitenciario de su pa¨ªs de origen.
Sin embargo, el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, neg¨® rotundamente en La Haya que estuviese dispuesto a hacer la menor concesi¨®n, pero, como era l¨®gico, los familiares de los presos hicieron m¨¢s bien caso a las vagas promesas formuladas por su interlocutor m¨¢s inmediato, el jefe de misi¨®n espa?ol, que sigui¨® escrupulosamente las instrucciones de Madrid. Al concluir el desv¨ªo del Boeing de la TWA sin que fuesen liberados los convictos de Alcal¨¢ Meco, Malimud Rahal, hermano de uno de ellos y principal art¨ªfice del breve secuestro de Ar¨ªstegui en octubre de 1984, le llam¨® por tel¨¦fono a su residencia en los primeros d¨ªas de julio, le reproch¨® el incumplimiento de la promesa y lleg¨® incluso a amenazarle.
Ar¨ªstegui inform¨® entonces a Madrid, que le llam¨® inmediatamente a consultas y estuvo a punto de dejar al frente de la embajada en L¨ªbano a un mero encargado de negocios, y puso tambi¨¦n al corriente de lo sucedido a Nabih Berri, l¨ªder de la milicia shi¨ª libanesa Amal, que orden¨®, seg¨²n dijo, la detenci¨®n preventiva por sus hombres del joven Rahal.
Este adolescente de 19 a?os de edad, al parecer, no estuvo retenido a partir de entonces por un per¨ªodo de tiempo superior a los cuatro meses, que pas¨® entre rejas, despu¨¦s de haber secuestrado en 1984 al embajador de Espa?a, y a finales de a?o ya estaba de nuevo, seg¨²n fuentes fidedignas, en libertad con su imponente fusil de asalto de fabricaci¨®n sovi¨¦tica Kalashnikov.
De regreso a Beirut a mediados de agosto, Ar¨ªstegui, que logr¨® convencer a su ministerio de que pod¨ªa permanecer en el puesto a pesar del riesgo que corr¨ªa, inici¨® un complicado proceso burocr¨¢tico con Berri, que es tambi¨¦n ministro de Justicia, para que el l¨ªder de Amal solicitase por escrito a su hom¨®logo espa?ol un acuerdo consular que permita transferir a los presos shi¨ªes de Madrid a una prisi¨®n de L¨ªbano, un pa¨ªs donde las c¨¢rceles est¨¢n vac¨ªas.
A la pereza de la Administraci¨®n espa?ola hay que a?adir el caos que reina en la libanesa para explicar la lentitud del proceso en marcha, que, seg¨²n preve¨ªa en noviembre Jorge Dezcallar, actual director general de ?frica y Asia, no estar¨¢ acabado, en el mejor de los casos, hasta dentro de un a?o.
No es tanto la lentitud de la burocracia como el mantenimiento de la familia de los secuestradores, por parte espa?ola, en la m¨¢s absoluta ignorancia de los tr¨¢mites que se estaban llevando a cabo para solucionar el asunto lo que exacerb¨® probablemente los ¨¢nimos del clan Rahal, incit¨¢ndole, una vez m¨¢s, a recurrir a la violencia contra s¨²bditos espa?oles para conseguir que sean respetadas las promesas que les fueron dadas al empezar el verano de 1985.
Es evidente, sin embargo, que sola la familia Rahal no ha podido llevar a cabo una operaci¨®n de tal envergadura, que incluso en una ciudad sin ley, como lo es Beirut, requiere una preparaci¨®n y una informaci¨®n previa, como, por ejemplo, el acceso a las listas de pasajeros con reservas que volaron el viernes de Madrid a Beirut en el vuelo directo de las l¨ªneas a¨¦reas libanesas, MEA.
Es muy probable que aqu¨¦llos que han brindado un apoyo externo a los familiares han intentado hacer coincidir una acci¨®n dirigida contra los intereses espa?oles, que ha resultado ser el secuestro, con la fecha del establecimiento de relaciones entre Madrid y Tel Aviv para hacer llegar as¨ª una advertencia a las autoridades espa?olas.
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