El factor femenino
NICOLE GUARDIOLA, "Mujer, no puedes negar tu voto a la primera representante de nuestro sexo que se atreve a aspirar a la suprema magistratura de una naci¨®n en la que somos mayor¨ªa". Estas palabras de la poetisa Natalia Corre¨ªa expresan el sentimiento que anima a un grupo de mujeres portuguesas, procendentes de los m¨¢s diversos horizontes pol¨ªticos, que se lanzaron, en cuerpo y alma, en apoyo de la candidatura de Mar¨ªa L¨®urdes Pintasilgo.
Una vez m¨¢s, la derecha cavern¨ªcola respondi¨® a este llamamiento con groser¨ªas capaz de sonrojar a todos los machistas de pro.
La s¨²bita atenci¨®n prestada en toda la campa?a electoral portuguesa a las mujeres no se debe exclusivamente a la presencia, por vez primera, de una representante del sexo femenino entre los candidatos. Seg¨²n algunas opiniones, a ello ha contribuido el papel desempe?ado en esta y en la anterior campa?a por Manuela Eanes, la esposa del presidente saliente.
Manuela Eanes ha sido un fen¨®meno de comunicaci¨®n y, seg¨²n se reconoce ahora un¨¢nimemente, no se ha limitado a ser el portavoz de su marido, sino un caso raro de pol¨ªtico nato.
Por m¨¢s que Mario Soares afirme que el efecto Manuela no funcion¨® esta vez como en octubre pasado, muchos observadores piensan que, de ser candidata, do?a Manuela tendr¨ªa muchas posibilidades de vencer en la primera vuelta y tal vez con m¨¢s facilidad que Eanes, por uno de esos fen¨®menos din¨¢sticos ins¨®litos, pero no totalmente descartables en democracia. De hecho, Soares lanz¨® tambi¨¦n a su esposa, la ex actriz Mar¨ªa Barroso, a que hiciera campa?a por su cuenta, visitando hospitales, casas cuna y asilos de ancianos.
Como pocas veces en Portugal, hubo en estas dos semanas entrevistas de mujeres, manifiestos y declaraciones de mujeres e im¨¢genes multiplicando rostros y voces femeninos. Aunque, curiosamente, se ha hablado muy poco de problemas femeninos como, por ejemplo, la ley del aborto, en vigor y nunca aplicada en Portugal (cuesti¨®n capaz de enmudecer a muchas de las partidarias de Pintasilgo, en¨¦rgica defensora del derecho a la vida); el divorcio (un triunfo de Salgado Zenha, negociador de la revisi¨®n del concordato de 1975) o el paro femenino.
Por ello cabe preguntarse si esta irrupci¨®n de las mujeres en el ruedo pol¨ªtico portugu¨¦s anuncia un verdadero cambio o ha sido tan s¨®lo un aprovechamiento publicitario.
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