El Madrid de la 'movida'
La movida es el objeto de reflexi¨®n de este art¨ªculo, en el que se utiliza el an¨¢lisis semi¨®tico para contar qu¨¦ ha sucedido en una ciudad como Madrid desde el franquismo hasta ahora. El autor es profesor de la Sorbona y ha publicado sendas investigaciones sobre temas espa?oles -un an¨¢lisis del consultorio radiof¨®nico de Elena Francis y otro sobre los discursos pol¨ªticos de la transici¨®n espa?ola-Su an¨¢lisis abarca tanto aspectos de organizaci¨®n de los j¨®venes en la sociedad urbana como comportamientos, mitos e ideolog¨ªas de los protagonistas de la vida cultural.
La movida, como fen¨®meno sociocultural, refleja unas mutaciones fundamentales en el interior de los c¨®digos relacionales, y respecto a la cultura opera una reversi¨®n del c¨®digo progre (c¨®digo pol¨ªtico-existencial heredado del antifranquismo). Reversi¨®n, si nos referimos al origen biol¨®gico del t¨¦rmino, es una mutaci¨®n que se produce en sentido inverso de otra mutaci¨®n anterior. Es, pues, a la vez, la marca de una relaci¨®n de filiaci¨®n (es lo opuesto al c¨®digo; v¨¦ase Baudrillard) y, al mismo tiempo, una diferenciaci¨®n por inversi¨®n del c¨®digo, pero un c¨®digo que se despliega sobre un mismo eje sem¨¢ntico: el de la identidad, ya sea desmesuradamente afirmada o se vea reducida a su simulacro.Despu¨¦s de la euforia pol¨ªtica (1976-1978) que sucedi¨® a los a?os negros del franquismo, a partir de 1982-1983 es el clima de euforia cultural el que sucede al desencanto el que se adue?a de determinados grupos sociales (afecta principalmente a las franjas de los medios intelectuales y art¨ªsticos) y se desarrolla sobre todo en Madrid. Hist¨®ricamente, la movida coincide con la gesti¨®n socialista de los municipios, est¨¢ consagrada por la llegada al poder de los socialistas, pero se mueve (!) al margen de toda connotaci¨®n pol¨ªtica.
La movida refleja una mutaci¨®n en los c¨®digos est¨¦ticos e incluso en los ¨¦ticos: rechazo de la ideolog¨ªa del compromiso y de la moral del esfuerzo, de la ¨¦tica de la ascesis en el orden de lo cotidiano. Se inscribe en un movimiento m¨¢s amplio, el de la puesta en cuesti¨®n de los fundamentos de la modernidad: eso que, un poco precipitadamente, se ha llamado la posmodernidad, aunque aqu¨ª ser¨ªa necesario distinguir bien entre movida y posmodernidad, siendo la movida como una degradaci¨®n / trivializaci¨®n del vanguardismo a partir del momento en que se convierte en moda.
DEL 'ROLLO' A LA 'MOVIDA'
Paso del rollo a la movida, que en el plano ideol¨®gico-pol¨ªtico refleja el recorrido de la identidad del sujeto colectivo: antifranquismo > afirmaci¨®n democr¨¢tica > anomia social > resituaci¨®n respecto al c¨®digo (respecto a los significantes del ser). Cambio de sujeto: del progre-pasota al moderno, y de c¨®digo est¨¦tico: de lo cutre (abandono controlado) a lo guay (desmesura controlada); la moda como formalizaci¨®n del hacer... Mutaci¨®n en el orden de las pr¨¢cticas: del ser (discurso de la identidad) al hacer (discurso pr¨¢ctico). Puesta en pr¨¢ctica de los discursos; de ah¨ª una proyecci¨®n espacial en la geograf¨ªa de la villa. Es la rehabilitaci¨®n de determinados barrios en 1976 (Chueca) la que consagra una determinada cultura (Malasa?a): una esfera de acci¨®n (los pubs versi¨®n hisp¨¢nica), una jerga (el cheli). Barrios que la movida ocupar¨¢ m¨¢s tarde.
Despu¨¦s de la mala conciencia pol¨ªtica ligada al desencanto (espectro del golpe de Estado, crisis de la identidad nacional), despu¨¦s del complejo de exclusi¨®n vinculado con el Mercado Com¨²n (v¨¦ase la ola antifrancesa de 1982), que reflejan un serno-logrado, pol¨ªtico (la carencia del significado democr¨¢tico, a pesar del cambio formal) y geogr¨¢fico, internacional (una casilla vac¨ªa en el damero europeo), se asiste a una sobreafirmaci¨®n del ser nacional, particularmente en Madrid, donde esto se dobla por una afirmaci¨®n territorial con respecto a Barcelona, capital hist¨®rica de todas las movidas... Es un Madrid consagrado "capital cultural de Europa" (Pedro Almod¨®var); es el "Madrid capital del contento de Europa", de Tierno, en mayo de 1985 (San Isidro); es el discurso xen¨®fobo por inversi¨®n ("nos excluyen porque nos tienen envidia", se ha podido leer en alguna parte).
Es tambi¨¦n, menos f¨²tilmente, la emergencia de una nueva forma de socialidad, de un entre-s¨ª (Benveniste), de un estar-juntos com¨²n a los microgrupos y a la movida, de un sujeto pluralizado que se esfuerza por ofrecer una muralla de socialidad a las agresiones del exterior, a las manifestaciones de la alteridad (el extranjero, el vecino, es el otro por excelencia...).
Es la expresi¨®n de una socialidad espacial (Michel Maffesoli), ligada, en primer lugar, a la reconquista del espacio p¨²blico (el de la representaci¨®n sociopol¨ªtica) y a la ocupaci¨®n de los espacios comunitarios, como lugares comunes culturales: objetos, lugares culturales, centros culturales m¨¢s o menos salvajes, el de Prosperidad en 1976, pubs o caf¨¦s de moda, ciertos cines, algunas revistas marginales, objetos con un valor emblem¨¢tico en los que el sujeto se reconoce m¨¢s que se conoce; en los que, m¨¢s all¨¢ del discurso de la identidad (la afirmaci¨®n de los contenidos), todo se juega en la connivencia de un compartir el c¨®digo. Es la emergencia de una cultura comunitaria que se traduce por un abandono del car¨¢cter secreto del c¨®digo progre (car¨¢cter m¨¢s o menos visible de los signos de reconocimiento) y por un fen¨®meno de vulgarizaci¨®n (efecto de moda): paso del microgrupo al macrogrupo y del antilenguaje (jerga) al lenguaje t¨®pico (en el espacio de la villa, pr¨¢ctica social y pr¨¢ctica ling¨¹¨ªstica se confunden).
La movida es, en su origen, una acci¨®n equ¨ªvoca, irregular: un golpe (generalmente malo...). Por derivaci¨®n, todo lo que se realiza en el interior de la esfera de acci¨®n del rollo (los ambientes conectados del inmediato posfranquismo): un plan ("montarse una movida", sacarse un plan); lo que est¨¢ orientado con vistas a una satisfacci¨®n inmediata implica una euforia comunitaria, un compartir el c¨®digo. Por extensi¨®n, "estar en el ajo", lo que es in: trip, "una cosa en la que uno estalla" ("marchoso, que tiene marcha"). Es, pues, el mundo, el espacio, los actuantes, los ritmos, que envuelven el hacer del sujeto, que figurativizan su b¨²squeda ("T¨ªo, nos montamos una movida guapa en plan rockero duro..."). Siendo la movida madrile?a la contextualizaci¨®n urbana de ese hacer.
Un origen ideol¨®gicamente connotado, por consiguiente: acracia como trivializaci¨®n del significado pol¨ªtico (anarqu¨ªa), devuelto a la cotidianidad; un origen marginal (equ¨ªvoco, minoritario) que afecta a unos subgrupos sociales ligados a la droga, al pasotismo que la acompa?a.
La movida es, pues, simult¨¢neamente, una acci¨®n, en el sentido moderno de acci¨®n teatral (actuaci¨®n), una esfera de acci¨®n (marco, espacio de realizaci¨®n), la escena -microsocial- en el marco de una contextualizaci¨®n del hacer y, por extensi¨®n, los actores que en ella se producen.
El discurso social, reemplazado por el de los media, ha confundido r¨¢pidamente movida y posmodernidad. ?Qu¨¦ es, pues, simb¨®licamente (y mitol¨®gicamente) la movida posmoderna? Reversi¨®n del c¨®digo, ya lo he dicho, pero tambi¨¦n de los valores. Lo que era pasividad m¨¢s o menos orientada (estrategia de inercia frente al sistema), m¨¢s o menos objetivada (contra el sistema: "no se pod¨ªa hacer otra cosa"), deviene actividad sin pies ni cabeza. Lo que habr¨ªa podido ser indignaci¨®n, resto de una mala conciencia progre, deviene aqu¨ª admiraci¨®n en sentido min¨²sculo: asombro frente a las peque?as maravillas del mundo (habiendo colocado deliberadamente los grandes programas y los conceptos clave en el almac¨¦n de los accesorios hist¨®ricos), aunque una admiraci¨®n un poco hastiada ante el espect¨¢culo del mundo, una admiraci¨®n que duda entre un ser asombrado y asombrar... Preciosismo moderno donde los haya.
LA CONDICI?N POSMODERNA
La reflexi¨®n sobre la condici¨®n posmoderna, por recuperar el t¨ªtulo del ensayo de Jean-Fran?ois Lyotard (1979), nace de la puesta en cuesti¨®n de la cultura humanista heredada de la Ilustraci¨®n: del imperio de la raz¨®n, de los grandes valores (progreso, ciencia, historia), del ocaso de las ideolog¨ªas (de los grandes textos, de las biblias laicas que orientan las conductas colectivas). Refleja una crisis del sentido y de la representaci¨®n: crisis pol¨ªtica (de los modelos cl¨¢sicos de representaci¨®n) y est¨¦tica (crisis del realismo en literatura, moda del hiperrealismo en pintura, manera de duplicar la realidad, siendo m¨¢s realista que lo real...). Expresa un corte epistemol¨®gico, con un cierto n¨²mero de referentes, que no hace sino acentuar la emergencia de las nuevas tecnolog¨ªas (nuevos medios de representaci¨®n / reproducci¨®n de lo real y de transmisi¨®n del saber).
La posmodernidad marca la crisis del saber moderno. Crisis de los fundamentos (Lyotard); de ah¨ª el movimiento de reflexi¨®n, profundo, distanciado, que engendra una especie de metadiscurso sobre el discurso actual, una reflexi¨®n epist¨¦mica sobre las grandes rupturas discursivas de las que ya hablaba Foucault a prop¨®sito de la locura, del discurso sobre el cuerpo, y que se generaliza... Estando muy claro que la movida no tiene nada que ver, intelectualmente, con esa corriente de pensamiento, aunque est¨¦ticamente sea sensible a las vanguardias que prefiguran (?desfigur¨¢ndolos?) los c¨®digos del ma?ana. Sin embargo, la movida refleja esta crisis y responde a ella "por anticipado". Respuesta trivial, ciertamente, pero respuesta a pesar de todo: respuesta inmediata (que responde a una conducta de urgencia, sobre todo para la generaci¨®n de los 35-40 a?os...) que responde a dicha crisis de soslayo, en otros t¨¦rminos. Que esto no resuelva nada es un problema distinto... A una puesta en cuesti¨®n de los fundamentos, la movida responde con un discurso de las formas; responde al problema mediante una estrategia de las apariencias (Baudrillard) fundada en el look. El look moderno es un estar-en-el-mundo sin contrato, liberado de toda responsabilidad hist¨®rica; es todo lo contrario del compromiso... Pero es tambi¨¦n una realizaci¨®n.
El look es el discurso del parecer frente al ser. Como escrib¨ªa Jean Baudrillard: "Ya no nos encontramos en un mundo de alienaci¨®n y, por ello, ya no es posible extraer argumentos de su propia miseria, de su propia inautenticidad, de su infortunio y de su mala conciencia. Tampoco es ya posible esperar alcanzar la existencia en y por la mirada del otro, porque ya no existe la dial¨¦ctica de la identidad. Por consiguiente, todo el mundo est¨¢ ahora condenado a parecer, y solamente a parecer, sin preocuparse demasiado de ser. De ah¨ª la importancia del look". Ya no nos encontramos en una l¨®gica de la distinci¨®n en el sentido en que la entiende Bourdieu. "Eso no es ni lo elegante ni lo distinguido", prosigue Baudrillard; "es un manierismo desencantado en un mundo que ha dejado de conocer las maneras". Cuando las apariencias devienen estrategia es cuando se convierten en marcas de identidad, cuando pretenden hacer ver el ser del sujeto.
LA 'MOVIDA' COMO 'LOOK'
La movida marca: 1) una existencializaci¨®n de los valores; 2) una espacializaci¨®n de la b¨²squeda; 3) una figurativizaci¨®n del hacer.
1. La movida opera una des-ideologizaci¨®n de los valores; realizaci¨®n (?degradada?) de la utop¨ªa: de un programa virtual se pasa a un prograrna inmediato -aqu¨ª y ahora- ?en una especie de deictizaci¨®n de la b¨²squeda! Se trata de una pr¨¢ctica de actuaci¨®n: una pr¨¢ctica que crea lo que ella misma ertuncia -ser moderno es hacerse el moderno-, que s¨®lo tiene sentido, realidad serni¨®tica, en una actuaci¨®n siempre reconducida. Ser moderno es estar al corriente de lo que se hace... Es el hacer del sujeto lo que funda su ser: un ser individual y social; el de la villa, Madrid, consagrada capital de la movida.
2. La ciudad consagrada como microcosmos opera una reducci¨®n de la socialidad:
- De lo internacional a lo nacional: chovinismo de la movida y su reverso xen¨®fobo (que coincide con la reivindicaci¨®n autonomista: Comunidad de Madrid).
- Del grupo al microgrupo (ambientes conectados).
- Del espacio al lugar (lugares consagrados): de la villa como tr¨¢nsito, espacio abierto, a la villa como recorrido codificado, intermitente, como serie de lugares m¨¢s o menos cerrados.
3. Figurativizaci¨®n del hacer en el marco de una teatralizaci¨®n de las conductas, la movida instaura:
- Un discurso de las formas que opera una mutaci¨®n en las coordenadas espaciotemporales.
- Un discurso de los objetos en sustituci¨®n del discurso del sujeto; discurso que se despliega en la puntualidad (la actuaci¨®n como nueva forma del hacer), al margen de la narratividad. Pr¨¢cticas ligadas al cuerpo-objeto, objeto-fetiche: objeto de cuidados est¨¦ticos, fisicos, etc¨¦tera.
La villa es un sistema semi¨®tico espacialmente estructurado, ordenado alrededor de una serie de ejes sem¨¢nticos -centro / periferia, alto / bajo, abierto / cerrado que definen un funcionamiento del espacio y una configuraci¨®n espacial. Por esta raz¨®n es un sistema susceptible de una doble lectura:
- Es un sistema construido (hist¨®rico), fruto de una planificaci¨®n, de una arquitectura, obra del hombre que responde a un programa (a una enunciaci¨®n: un proyecto urban¨ªstico, y a un enunciado: los edificios que lo componen).
- Es un sistema abierto (a construir), inacabado a pesar de su aspecto concluso; es un actuante inarticulado, no jerarquizado a priori. Es el sujeto quien, a trav¨¦s de su hacer, va a dar sentido a la villa, quien va a construirla en tanto que objeto semi¨®tico (quien va a ordenar su funcionamiento). Dar sentido es producir la significaci¨®n, estructurarla y orientarla, consagrar algunos lugares, algunos recorridos.
La villa funciona simult¨¢neamente, pues, como texto -objeto-mensaje que se da para descifrar- y como contexto -espacio que se ofrece a los m¨²ltiples recorridos del sujeto- La villa produce unos usuarios de los lugares, crea unos grupos a partir de los signos de reconocimiento.
- Por ¨²ltimo, la villa es un actuante sincr¨¦tico en el que se superponen varios sistemas que remiten a c¨®digos diferentes: visual, prox¨¦rnico (el que regula las distancias), din¨¢mico (los desplazamientos), sonoros, sensitivos (olores, impresiones, miedos, etc¨¦tera), impresionista (los paisajes urbanos).
LA VILLA COMO RECORRIDO
El hacer de la movida se despliega sobre un recorrido esencialmente nocturno, que obedece a un c¨®digo de la movilidad. Este c¨®digo:
- Escapa a la codificaci¨®n diurna (¨¦tica, est¨¦tica, espacial): por el desplazamiento (en la otra villa, m¨¢s o menos prohibid¨¢, en todo caso diferente de noche), por la combinatoria (una especie de melting pot social) y las combinaciones espaciales (los recorridos a la carta), por la evoluci¨®n hist¨®rica de los lugares (rehabilitaci¨®n de determinados barrios del coraz¨®n de Madrid y desplazamiento de la movida de Chueca a Malasa?a; luego, a Huertas, y luego, de nuevo, a Chueca).
- Crea una forma transversal de socialidad: unos grupos-sujetos mixtos, ni sexistas ni clasistas, que escapan a la categorizaci¨®n socioprofesional.
- Consagra unos lugares marcadores de identidad: reverso de la identidad diurna (pubs, zonas: la zona progre frente a la zona nacional) en un potlatch de identidad, un verdadero carnaval de las apariencias. Lugares inscritos en el cuerpo (el coraz¨®n) mismo de la villa por una especie de "tatuaje simb¨®lico" (Anne Cauquelin) a trav¨¦s de un c¨®digo de se?alizaci¨®n (de los seres y de los lugares): deslinde, marcaci¨®n de un topos t¨®pico que procede por discriminaci¨®n espacial m¨¢s que social.
Para analizar los recorridos nocturnos, tomo prestada a la semi¨®tica greimasiana (v¨¦ase el Dictionnaire de Greimas et Court¨¦s) la noci¨®n de isotop¨ªa: recurrencia de categor¨ªas s¨¦micas que crea unos ejes sem¨¢nticos, figurativizados en unos temas, que determinan unos papeles tem¨¢ticos (tendremos, por ejemplo, en el recorrido urbano, el noct¨¢mbulo, el mundano, el marginal, el voyeur, etc¨¦tera). Tomemos un ejemplo: la categor¨ªa del ver se ordena seg¨²n un eje: ver versus ser visto; obedece a una isotop¨ªa esc¨®pica que determina el r¨¦gimen de `visibilidad" (Eric Landowski) del actor. Relacionemos ¨¦sta con el tema de la vigilancia (social), del voyeurisme (moral); esta isotop¨ªa lleva aparejados papeles tem¨¢ticos: el voyeur, el vigilante, actuante encarnado por toda una serie de actores (el polic¨ªa, el destripador, el chulo, el lig¨®n), pudiendo ser figurativizado el objeto (el ser visto) por varios tipos de actores (el exhibicionista, la prostituta, el sujeto en situaci¨®n de flagrante delito...).
Las isotop¨ªas del recorrido de la movida se ordenan alrededor de las siguientes categor¨ªas:
1. Diurna versus nocturna. La movida no funciona generalmente m¨¢s que a partir de las once-doce de la noche...
2. Semana versus week-end. Los modernos prefieren la noche del viernes; el s¨¢bado hace hortera.
3. Visible versus invisible. Contrariamente a la cultura del rollo, la movida se despliega a plena luz.
4. Privado versus p¨²blico. La movida se inscribe en una visibilizaci¨®n de las conductas; no tiene sus clubes como han podido serlo ciertos clubes progres (Oliver, Boccaccio) ni lugares reservados. Participa de una publicitaci¨®n de lo privado: no hay ya vida privada; el caf¨¦, el pub, el lugar cultural, se convierten en anexos del domus. El moderno no recibe, va por delante del otro (y de s¨ª mismo...).
Estas diferentes isotop¨ªas se inscriben en una estructura de comunicaci¨®n de dos actuantes, uno que ve y otro que es visto, que rige el intercambio social; esta isotop¨ªa fundamental es la del ver versus ser visto, que determina el r¨¦gimen de visibilidad (Eric Landowski) de los actores sociales, la funci¨®n esc¨®pica que opera en todo intercambio social.
A esto se a?aden unas isotop¨ªas propiamente espaciales:
5. Horizontal versus vertical. La movida es un fen¨®meno de superficie (ni cuevas ni reservados): espacio abierto, permeable a la calle, reconocible a la vista, en el que se prefiere el pub al club.
6. Abierto versus cerrado. Distingamos los lugares cerrados: el local (bar, pub, discoteca...), de los lugares abiertos: estadios, plaza de toros, plazas p¨²blicas. Todo vale, comenzando por los lugares tradicionales (v¨¦ase el desfile de moda de Francis Montesinos en la plaza de Las Ventas, de Madrid, en octubre de 1985...).
7. Dentro versus fuera. El espect¨¢culo est¨¢ tambi¨¦n en la calle: terrazas de caf¨¦ (La Bobia para la movida rockera, el caf¨¦ Gij¨®n, el umbral de un establecimiento: El Busc¨®n, en Lavapi¨¦s; El Armadillo, anteriormente, con sus dealers, ...).
5. Centro versus periferia. En el origen, ocupaci¨®n de los viejos barrios de Madrid (Chueca, Malasa?a, Huertas); luego, desplazamiento hacia la periferia (discoteca Rock-Ola, Fiesta, Astoria...).
Sin contar las isotop¨ªas que remiten a unas categor¨ªas t¨ªmicas (perceptivas: para el hic et nunc del sujeto) que implican una relaci¨®n vivida con el espacio: euf¨®rica versus disf¨®rica (familiar versus extra?o); la movida procede por exclusi¨®n objetiva (funci¨®n discriminante del c¨®digo), con respecto a los otros c¨®digos (progre, cutre, macarra, hortera...).
La movida consagra lugares comunes culturales, recorrido obligado del "combatiente de la movida", santuarios de la modernidad, que definen verdaderos recorridos narrativos (definen lbs programas de uso del sujeto) y constituyen los ritos de paso del perfecto moderno.
A. Hemos analizado el otro lugar, la emergencia del pub -versi¨®n hisp¨¢nica- como la esfera de acci¨®n de los nuevos sujetos sociales (progres-pasotas) en el inmediato posfranquismo: lugar de producci¨®n de los nuevos, actores, y por producci¨®n hay que entender tanto el sentido teatral (exhibici¨®n p¨²blica) corno el semi¨®tico del t¨¦rmino (lugar de construcci¨®n social de los sujetos); el pub opera, pues, a la vez como figurativiz aci¨®n de los sujetos (¨¦sta es su funci¨®n espectacular) y como marcador de identidad (¨¦sta es su funci¨®n especular). El pub como espacio esc¨®pico produce una diluci¨®n del ver, pervierte la l¨®gica del espect¨¢culo (diluye, en consecuencia, la categor¨ªa del p¨²blico): no existe ya en el pub la antinomia mirante versus mirado, puesto que las mismas categor¨ªas de la acci¨®n est¨¢h perturbadas; el pub pervierte el orden que une un sujeto (mirante) a un objeto (mirado); perturba con ello incluso las instancias de la comunicaci¨®n (emisor / receptor) y facilita una permutabilidad de los papeles al poder ser el mismo actor a veces sujeto y a veces objeto, destinador y destinatario de la mirada del otro.
El pub autoriza la producci¨®n de un sujeto in¨¦dito que se exhibe sin inhibici¨®n, pero sin ostentaci¨®n, a caballo entre una modernidad que toca a su fin o que est¨¢ en crisis: ostentaci¨®n de las identidades fuertes, de las im¨¢genes de marca -el cine, la publicidad e incluso el discurso pol¨ªtico...- y una posmodernidad que comienza, que inaugura una era de la inmanencia. Es la muerte de los dioses de todo g¨¦nero: el dios de la religi¨®n, Marx y, por extensi¨®n, todos los grandes enunciados de legitimaci¨®n, en la que el sujeto deviene su propio escen¨®grafo: libre de asumirse, pero tambi¨¦n s¨®lo para asumirse, frente al espejo de lo que habr¨ªa podido ser...
B. La movida va a recuperar unos lugares informales o que han perdido su funci¨®n original, lugares con una fuerte connotaci¨®n urbana (lugares con un valor de uso, de comercio, de producci¨®n cultural, hasta incluso ideol¨®gica, m¨¢s o menos an¨®nimos, m¨¢s o menos desfuncionalizados):
-Una antigua escuela de formaci¨®n de la Falange (Escuela de Mandos de Jos¨¦ Antonio), que, mediante la ocupaci¨®n salvaje de los lugares, se convierte en el centro de Prosperidad (hasta 1979).
-Antiguos mercados: los mataderos de Legazpi, el mercado de pescado del Rastro.
-Pompas F¨²nebres, cambiadas de destino (!) donde se presenta La Fura dels Baus.
- Antiguos estudios de cine (los estudios Bronston).
- Refugios antia¨¦reos incluso; esta vez, en Valencia.
- Comercios reconvertidos en pubs: La Vaquer¨ªa, en Chueca; La V¨ªa L¨¢ctea, en Malasa?a (antiguamente ferreter¨ªa ... ).
Rehabilitaci¨®n del espacio urbano que procede por ocupaci¨®n de los restos del paisaje urbano, de los lugares abandonados, de los desechos de la vida.
C. La movida va a consagrar unos lugares comunes culturales como lugares con un valor de identidad (lugares de intercambio que facilitan el intercambio social y la difusi¨®n cultural):
- Caf¨¦s consagrados: el Comercial, como lugar de tr¨¢nsito, de confluencia, primera etapa de un recorrido que se prolonga por otras partes, en los pubs; caf¨¦ La Bobia, donde todo sucede delante del mismo, m¨¢s que en su interior...
- Filmoteca Nacional de los primeros tiempos, ciclos del cine Griffith...
- Plaza del Dos de Mayo, Rastro, primero, foro pol¨ªtico; despu¨¦s, lugar destacado de la modernidad...
D. La movida estimula, por lo dem¨¢s, una cierta producci¨®n cultural (la producci¨®n de objetos culturales):
- Revistas: La Luna de Madrid, Madrid Me Mata, Madriz (subvencionada) y Gratix.
- M¨²sica: Alaska y los Pegamoides, Radio Futura, Gabinete Caligari, etc¨¦tera.
- Representaciones teatrales p¨²blicas: el carnaval de Els Comediants en el Retiro, la acci¨®n de La Fura dels Baus ante (y sobre) la fachada de Bellas Artes.
- Artes pl¨¢sticas: los fotomontajes de Ouka Lele... El comic (El V¨ªbora).
- Una cadena de radio (nacional): Radio 3.
- Emisiones de televisi¨®n, en- especial la de Paloma Chamorro (La edad de oro).
- Moda, por ¨²ltimo (Jes¨²s del Pozo, Francis Montesinos, Adolfo Dom¨ªnguez...), y la est¨¦tica de los comportamientos: v¨¦ase el ¨¦xito del eslogan "La arruga es bella" y los cambios de look de un Amancio Prada o de ciertos miembros de la clase pol¨ªtica en el poder...
E. La movida ha engendrado un calendario (contextualizaci¨®n temporal):
- Un precedente: las fiestas del Dos de Mayo, las fiestas pol¨ªticas, el carnaval.
- Las fiestas de San Isidro, en particular en 1985.
- Los festivales, los ciclos (Festival de Oto?o...).
La movida incluye una dimensi¨®n internacional, ilustrada por las jornadas sobre el espacio europeo. La movida es algo que va desde los conciertos del rock urbano del Rock-Ola hasta el Mahabharata, de Peter Brook, en exclusiva mundial en los antiguos estudios Bronston, pasando por el Napole¨®n de Abel Gance o la Sinfon¨ªa pirot¨¦cnica, de Senakis y Hubert, en la plaza de Las Ventas...
F. Por ¨²ltimo, la movida encuentra su reflejo en la producci¨®n literaria y de los medios de comunicaci¨®n de masas:
- La cr¨®nica de Francisco Umbral, que permite una vulgarizaci¨®n del cheli.
- Las pel¨ªculas de Pedro Almod¨®var, de Fernando Colomo, etc¨¦tera.. Una serie de pel¨ªculas producidas entre 1978-1981 (lo que he denominado el cine del desencanto) fundan un cine urbano en el que Madrid se sit¨²a como actuante a parte entera. Estas pel¨ªculas generan un n¨²mero de mitolog¨ªas, las de la liberaci¨®n en particular, que he analizado, a prop¨®sito de la b¨²squeda masculina, en 'Cinema du desencanto. Approche s¨¦miotique d'un film: A contratiempo, de O. Ladoire et F. Trueba", M¨¦langes de la Casa de Vel¨¢zquez, tomo XX, 1984.
- Lo que yo he denominado las novelas especulares (Rosa Montero: Cr¨®nica del desamor, las novelas-testimonio de Umbral...
Finalmente, unos personajes, a los que nada predestina especialmente al ¨¦xito, se ven proyectados al primer plano de la escena (Almod¨®var, los hermanos Berlanga, etc¨¦tera).
De esta manera, la movida se convierte incluso en un nuevo referente de moda. Una nota de humor para terminar; esa parodia del correo de los lectores en El Pa¨ªs Imaginario firmada por Monique Zizique y Jean Loup Garou: "La movida es lo que ha venido a sustituir al Movimiento Nacional: antes, todos los ministros ten¨ªan que ser del Movimiento, y ahora, todos dicen ser de la movida...".
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