Hait¨ª, entre los susurros y los gritos
El Estado antillano vive el estupor de un r¨¦gimen que se sucede a s¨ª mismo y la inexistencia de oposici¨®n
El pasado domingo, las calles de Puerto Pr¨ªncipe se llenaron de j¨®venes que alborotaban. El motivo no era manifestarse pol¨ªticamente, sino iniciar las celebraciones del carnaval, que tiene una gran tradici¨®n en la isla antillana. No se apreciaba tensi¨®n entre los j¨®venes y la polic¨ªa, incluso cuando en medio de la gente, que inundaba las calles, intent¨® atravesar un coche ocupado por unos individuos de paisano, de los que uno mostraba ostentosamente una metralleta sobre sus rodillas. Eran miembros de los hoy llamados Voluntarios de la Seguridad Nacional (VSN), los antes tristemente c¨¦lebres Tontonmacoutes, fuerza para policial que ha sido uno de los pilares del duvalierismo."No se deje enga?ar. Las apariencias de calma enga?an. Bajo la superficie y en la provincia todo bulle", declar¨® al enviado de este peri¨®dico un profesor universitario.
El hecho ins¨®lito de las manifestaciones masivas contra el r¨¦gimen de Duvalier, en varias ciudades del pa¨ªs, el pasado noviembre, que causaron al menos tres muertos, y repetici¨®n a comienzos de este mes, con la clausura de escuelas y universidades, han hecho lanzar las campanas al vuelo a los que esperan la ca¨ªda del r¨¦gimen duvalierista, representado hoy por el hijo del dictador. Jean-Claude Duvalier, el actual presidente, de 33 a?os, lleva ya m¨¢s de 14 en el poder, m¨¢s tiempo que su padre, el legendario Pap¨¢ Doc. En un refer¨¦ndum celebrado el pasado mes de julio, Duvalier se hizo elegir presidente vitalicio de Hait¨ª, con derecho a nombrar sucesor, y s¨®lo hubo 498 votos negativos.
Tan s¨®lo cuatro meses despu¨¦s, el pasado noviembre, el r¨¦gimen del ahora llamado jeancladisme (juanclaudismo) sufri¨® las mayores manifestaciones de oposici¨®n de los ¨²ltimos 30 a?os. Los panfletos con llamamientos a la huelga general para el 13 de enero circularon abundantemente por todo el pa¨ªs. Esto tambi¨¦n supone un elemento nuevo en Hait¨ª.
La huelga general fracas¨®, pero los pronunciamientos contra el r¨¦gimen no han cesado en sectores sociales que tradicionalmente han apoyado y se han beneficiado de la dictadura. En una declaraci¨®n difundida por la Prensa, la Asociaci¨®n de Industrias de Hait¨ª (ADIH) denunci¨® que "reina un clima de tensi¨®n y de miedo" y declar¨®: "Estamos firmemente convencidos de que el progreso de nuestro pa¨ªs pasa necesariamente por la existencia de una sociedad donde reinen el di¨¢logo, la libertad y el respeto al hombre y a la justicia...".
La asociaci¨®n de m¨¦dicos haitiana aprob¨® por unanimidad, en una asamblea extraordinaria, "que el pa¨ªs vive en un estado de crisis pol¨ªtica, econ¨®mica y social" y condena en¨¦rgicamente los actos de represi¨®n brutal e inhumana perpetrados contra las personas, j¨®venes especialmente, inocentes y sin defensa, con desprecio de todas las leyes humanitarias".
Las declaraciones de industriales y m¨¦dicos han indignado al Gobierno, que les acusa de haberse aprovechado de la situaci¨®n y de realizar ahora "una tentativa de ratas que abandonan el barco", declar¨® a este peri¨®dico en Puerto Pr¨ªncipe un alto funcionario, quien a?adi¨® que el an¨¢lisis que hace esa gente (le la situaci¨®n es precipitado y superficial.
El funcionario se indigna y comenta: "Mire qui¨¦nes son los propietarios de los grandes negocios inmobiliarios en Hait¨ª. Son m¨¦dicos que ganan millones. Los industriales son los que se han aprovechado aqu¨ª de la paz social, de los bajos salarios y de la falta de seguridad social de los obreros".
El Gobierno ha tratado de replicar a sus cr¨ªticos. Estos d¨ªas los peri¨®dicos aparecen llenos de adhesiones individuales al r¨¦gimen de: Duvalier. No se vislumbra en Hait¨ª una fuerza pol¨ªtica estructurada, capaz de asumir la sucesi¨®n de Duvalier. Los j¨®venes se man¨ªfestaron en noviembre en la ciudad de, Gonaives, al grito de "Viva el Ej¨¦rcito" y "Abajo la Constituci¨®n".
Casi nadie en Puerto Pr¨ªncipe presume de saber lo que ocurre en el interior del Ej¨¦rcito haitiano. Los hechos apuntan que los oficiales hasta el grado de comandante pertenecen a una generaci¨®n formada bajo el juanclaudismo. A partir de ese grado, los coroneles pertenecen a otra generaci¨®n. Hay una ruptura generacional entre coronel y comandante de unos 20 a?os. A los oficiales se les considera fieles al actual presidente, sin que haya indicios serios de que pudiesen sumarse a una intentona de derrocarle. Al menos por el momento, porque, seg¨²n coment¨® un periodista local, "en este singular peque?o pa¨ªs no se puede predecir nada".
La oposici¨®n, quienes dan la cara y hacen declaraciones en Hait¨ª, son individuos aislados que producen la impresi¨®n de generales sin ej¨¦rcito. Carentes de contacto con las masas, parecen ejercer una oposici¨®n verbal, basada en comunicados de prensa y en siglas que no representan m¨¢s que a ellos mismos;.
En el, panorama actual de Hait¨ª son, sin embargo, mucho m¨¢s frecuentes los susurros que los gritos. El miedo paraliza a una mayor¨ªa, que ni s?quiera en privado se atreve a hablar libremente. "Aqu¨ª no se oyen m¨¢s que los susurros del miedo", comenta un joven que, ins¨®litamente, se atreve a decir que "las ¨²nicas perspectivas que tenemos hoy d¨ªa en Hait¨ª son reunir unas 375.000 pesetas para poder sobornar a los que te consiguen un visado para Estados Unidos".
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