Murdoch consigue publicar dos dominicales a pesar de la huelga de los tip¨®grafos brit¨¢nicos
El magnate de la Prensa Rupert Murdoch ha ganado el primer asalto contra los sindicatos de tip¨®grafos brit¨¢nicos, en huelga por la introducci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas, al conseguir ayer la publicaci¨®n y distribuci¨®n parcial de las dos publicaciones dominicales Sunday Times y News of the World, editadas en Londres. Murdoch ha desafiado a los huelguistas al anunciar que hoy se pondr¨¢n a la venta el Times y The Sun.
Rupert Murdoch, un australiano con nacionalidad norteamericana due?o de peri¨®dicos, emisoras de radio y cadenas de televisi¨®n en tres continentes, ha conseguido publicar los dos dominicales mencionados al haber estado entrenando durante meses a trabajadores no sindicados y a miembros de la Uni¨®n de Electricistas para que realizaran las tareas de los huelguistas. La impresi¨®n del Sunday Times y News of the World se ha realizado en la f¨¢brica, conocida en medios period¨ªsticos como fortaleza Wapping, que cuenta con la m¨¢s moderna tecnolog¨ªa de la industria period¨ªstica.El exterior de este edificio est¨¢ protegido contra la acci¨®n de los piquetes de huelguistas mediante fosos llenos de alambre de espino, muros de acero y sofisticados sistemas de seguridad. En estas condiciones, la acci¨®n de los piquetes de los sindicatos que se declararon en huelga fue in¨²til. La polic¨ªa detuvo a 15 personas, si bien despu¨¦s s¨®lo retuvo a tres de ellas.
Los sindicatos de tip¨®grafos realizaron un llamamiento a unos 6.000 de sus afiliados para que se negaran a trasladarse de Fleet Street, la tradicional zona de impresi¨®n de publicaciones, a las nuevas f¨¢bricas del magnate australiano, dotadas con la m¨¢s moderna tecnolog¨ªa de impresi¨®n period¨ªstica.
Murdoch, por su parte, ha manifestado que ya ha perdido la paciencia, despu¨¦s de esperar seis a?os de negociaciones para que los trabajadores acepten la reconversi¨®n tecnol¨®gica.
La opini¨®n p¨²blica del Reino Unido empieza ya a considerar que esta huelga puede convertirse en un callej¨®n sin salida similar a la mantenida a lo largo del pasado a?o por los mineros brit¨¢nicos.
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