"Si no cae en enero, no pasar¨¢ de febrero"
La oposici¨®n de Hait¨ª al r¨¦gimen de Jean Claude Duvalier hablaba d¨ªas atr¨¢s de la inminente ca¨ªda del sistema. En el peque?o despacho de su colegio en Puerto Pr¨ªncipe, Constant D. Pognon, director de una escuela privada, de 52 a?os, se desga?itaba ante el enviado especial de este peri¨®dico: "Usted est¨¢ loco si piensa que Duvalier llegar¨¢ a mayo. Caer¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas. Si no cae en enero, no pasar¨¢ de febrero".
Seg¨²n el pron¨®stico de Pognon, "Jean Claude Duvalier tendr¨¢ que irse en las pr¨®ximas horas. No pasar¨¢ del mes de febrero en el poder, porque el pa¨ªs no soportar¨¢ esta situaci¨®n. El pa¨ªs no puede estar paralizado por un solo hombre, Duvalier, cualquiera que sea el poder de su polic¨ªa y del Ej¨¦rcito".La actitud del Ej¨¦rcito y de EE UU son los ¨²nicos elementos que faltan por despejar en la inc¨®gnita de cu¨¢ndo caer¨¢ Duvalier. El r¨¦gimen se ha quedado sin el m¨¢s m¨ªnimo soporte en el pa¨ªs. A la rebeli¨®n abierta de los j¨®venes en las calles de las ciudades m¨¢s importantes, con la excepci¨®n de la capital, se a?ade la hostilidad de la Iglesia cat¨®lica, a la que se han unido diferentes grupos protestantes. Las organizaciones empresariales y el colegiode m¨¦dicos se pronunciaron d¨ªas atr¨¢s contra Duvalier. En privado, altos militares, con alguna copa de m¨¢s, no disimulan su indignaci¨®n contra el presidente vitalicio. Entre la guardia pretoriana del r¨¦gimen, los temidos tontons macoutes, parece abierto un ajuste de cuentas.
A Duvalier s¨®lo le queda la camarilla familiar. Alguno consideraba al presidente incluso como un reh¨¦n de sus ambiciosos parientes, deseosos de apurar al m¨¢ximo los d¨ªas en el poder, para llevar hasta el fin su enriquecimiento. En fuentes diplom¨¢ticas se rumoreaba hace una semana que Duvalier hab¨ªa vendido dos yates y una enorme finca, lo que parec¨ªa un s¨ªntoma inequ¨ªvoco de que el clan pretend¨ªa convertir en efectivo sus propiedades en Hait¨ª.
No s¨®lo la Iglesia cat¨®lica havuelto la espalda al r¨¦gimen. Un ougan, sacerdote de vud¨², la religi¨®n ancestral de los haitianos, que hab¨ªa sido fomentada por el padre de Fran?ois Duvalier, pap¨¢ Doc, coment¨® d¨ªas atr¨¢s a un diplom¨¢tico extranjero que los esp¨ªritus ya no pueden hacer nada por el presidente.
Inminencia descartada
Los funcionarios del r¨¦gimen no cre¨ªan, sin embargo, al menos cara al p¨²blico, en la inminencia del desenlace. El portavoz del Gobierno, Guy Meyer, declar¨® al enviado de este peri¨®dico que no pensaba que se produjera una intervenci¨®n del Ej¨¦rcito contra Duvalier, "porque no tiene voluntad de comprometerse en pol¨ªtica. No hay coroneles con capacidad suficiente para una intentona".
El otro factor de riesgo para Duvalier era la retirada del apoyo norteamericano. Todos las personas consultadas coincid¨ªan en que s¨®lo la ayuda de EE UU sosten¨ªa a Duvalier en el poder. El c¨¢lculo del Gobierno haitiano era la ausencia de alternativas claras aDuvalier. Seg¨²n el portavoz Meyer, la ca¨ªda de Duvalier "dejar¨ªa un vac¨ªo pol¨ªtico que pod¨ªa llevar a un caos que no interesa a nadie". "No olvide", a?adi¨®, "que hay 500.000 personas armadas en este pa¨ªs". El portavoz pensaba que para EE UU "ser¨ªa un riesgo lanzarse a una operaci¨®n desestabilizadora y pensar que ellos pueden controlar hasta el ¨²ltimo momento todos los factores que desencadenan".En su casa, al lado del colegio que dirige, el presidente de la Liga de Derechos Humanos de Hait¨ª, el profesor Gerard Gourgue, denunciaba "un r¨¦gimen de 28 a?os, hereditario, que no ha sabido resolver los problemas esenciales de la poblaci¨®n rural y urbana: la miseria -que se puede ver-, el paro, el analfabetismo y el abandono de las zonas rurales. Los campesinos no cultivan la tierra y todo esto provoca los boatpeople". Gourgue se refer¨ªa a la situaci¨®n de los haitianos que a la desesperada se ven obligados a abandonar su pa¨ªs para buscar trabajo en la tierra prometida, Estados Unidos.Los haitianos, que fueron dispersados en la madrugada, volvieron a manifestarse ayer tras el anuncio de que Duvalier hab¨ªa abandonado el pa¨ªs. "Es una gran alegr¨ªa", declar¨® Gerard Jean Juste, portavoz de las 40.000 personas que constituyen la comunidad haitiana en Miami. Unos 4.000 haitianos llegan cada mes ilegalmente a las costas de Florida, en busca de trabajo unos y huyendo otros de las persecuciones a las que el r¨¦gimen de los Duvalier ha sometido a sus opositores.
Los emigrantes ilegales navegan hacia EE UU en cargueros y al alcanzar las aguas de Florida completan su viaje en peque?as embarcaciones que marchan a la deriva hacia la costa desafiando no s¨®lo el mal tiempo sino tambi¨¦n el control de las patrullas estadounidenses, que, en caso de descubrirlos, los devuelven a las autoridades de su pa¨ªs sin distinguir si son refugiados pol¨ªticos o econ¨®micos.
Una prueba de los peligros a los que deben enfrentarse los boat people es el naufragio de un velero en octubre de 1981, en el que al menos 35 refugiados ha¨ªtianos resultaron muertos.
Los boat people son objeto de un tr¨¢fico organizado por el clan Ben net -uno de cuyos miembros es la esposa del presidente Jean Claude Duvalier, Michelle Bennet-, que da unas sustanciosas ganancias no s¨®lo por lo que se refiere a la venta de una plaza para la traves¨ªa hacia Florida -unos 1.500 d¨®lares por persona- sino tambi¨¦n por la de pasaportes y visados falsos.
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