Una comisi¨®n independiente deber¨¢ descubrir en cuatro meses las causas de la cat¨¢strofe del 'Challenger'
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El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, ha fijado un plazo de 120 d¨ªas para que una comisi¨®n, independiente de la agencia espacial norteamericana (NASA), descubra las causas de la cat¨¢strofe del Challenger ocurrida hace siete d¨ªas, y ofrezca soluciones para que no se repita. Este per¨ªodo de cuatro meses es tambi¨¦n el que la agencia espacial considera prudencia? para volver a poner en ¨®rbita un nuevo transbordador.
La comisi¨®n est¨¢ presidida por William Rogers, ex secretario de Estado de Richard Nixon, y por Neil Armstrong, el primer hombre que pis¨® la Luna. Forman tambi¨¦n parte de ella la primera astronauta norteamericana, Sally Ride, y el piloto de pruebas que rompi¨® la barrera del sonido, el legendario Chuck Yeager.La agencia espacial estima que podr¨¢ corregir pronto el defecto que provoc¨® la explosi¨®n del Challenger, sin tener que revisar el dise?o de la nave espacial, y quiz¨¢ para junio podr¨¢ lanzarse al espacio un nuevo transbordador, dijeron fuentes de la NASA.
Este prudente optimismo est¨¢ basado en la creciente convicci¨®n de que el accidente en el que perecieron los siete ocupantes de la nave fue provocado por un fallo en el cohete propulsor derecho de combustible s¨®lido. El presidente Ronald Reagan presentar¨¢ ma?ana el presupuesto para 1987, en el que solicita m¨¢s dinero para el programa espacial, seg¨²n se filtr¨® ayer a la Prensa.
El director en funciones de la NASA, William Graham, no quiso aventurar, sin embargo, fechas para la reanudaci¨®n de los vuelos tripulados, pero afirm¨®: "La configuraci¨®n y el dise?o del transbordador espacial son fundamentalmente seguros y creemos que no tardaremos mucho tiempo en corregir el problema".
Pero la NASA inform¨® ayer que no quiere ofrecer conclusiones prematuras basadas en una serie de fotograf¨ªas que muestran c¨®mo, a los 58 segundos de vuelo del Challenger, 15 segundos antes de la desintegraci¨®n de la nave, una lengua de fuego aparece en el cohete derecho de combustible s¨®lido y crece hasta que alcanza el punto de la explosi¨®n.
Los investigadores especulan con que fue esta llama la que caus¨® el estallido del tanque principal de combustible, cargado con hidr¨®geno y ox¨ªgeno l¨ªquidos, y la volatilizaci¨®n del transbordador. La NASA estaba tan segura de la fiabilidad de los cohetes de combustible s¨®lido que en la ¨²ltima misi¨®n no llevaban los sensores que ten¨ªan en vuelos anteriores y que hubieran sido capaces de advertir del problema a la tripulaci¨®n. "Estos cohetes son una de las partes m¨¢s robustas de todo el sistema, y consideramos que no son susceptibles de fallar", explic¨® Graham, entrevistado por televisi¨®n.
Sin embargo, en 1983, un fallo de uno de estos propulsores estuvo a punto de provocar una cat¨¢strofe del transbordador espacial, cuando la tobera de salida de gases estuvo muy cerca de derretir la envoltura exterior.
Los cohetes, unos cilindros blancos de 50 metros de altura, son reutilizables de una misi¨®n a otra, pero en el ¨²ltimo vuelo fueron destruidos voluntariamente en el aire antes de caer al Atl¨¢ntico. Te¨®ricamente, la tripulaci¨®n del Challenger habr¨ªa dispuesto de 15 segundos para hacer algo si hubiera sabido lo que estaba ocurriendo. Pero documentos de la NASA indican que los astronautas nunca se han entrenado para esta maniobra, llamada RTLS (return to landing site), que consiste en separarse de los cohetes s¨®lidos y del gran dep¨®sito principal e intentar un aterrizaje o un amerizaje haciendo planear al transbordador. A 15 kil¨®metros de altura esto ser¨ªa imposible y s¨®lo est¨¢ previsto, en pura teor¨ªa, cuando la nave alcanza los 49 kil¨®metros de altitud y se han separado los cohetes de combustible s¨®lido.
La especulaci¨®n m¨¢s consistente afirma que hubo problemas en la combusti¨®n en un punto del cilindro, que provocaron temperaturas de 6.000 grados, que finalmente abrieron una agujero en el caparaz¨®n exterior, por donde salieron gases y llamas que entraron en contacto con el tanque de hidr¨®geno l¨ªquido. Las labores de recuperaci¨®n de los restos se centraron ayer en la b¨²squeda de la cabina, con la utilizaci¨®n de un tercer submarino autom¨¢tico no tripulado y c¨¢maras sumergibles similares a las que localizaron el Titanic. Pero incluso si la cabina soport¨® la explosi¨®n inicial y qued¨® m¨¢s o menos intacta, el impacto con el agua tras una ca¨ªda de 14 kil¨®metros la habr¨ªa destrozado, dejando pocas esperanzas a la aparici¨®n de los cuerpos de los siete tripulantes.
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