Antonio M¨¢rquez
Especialista en la Inquisici¨®n, relaciona la m¨²sica de los 'alumbrados' con la experiencia de la droga
Antonio M¨¢rquez busca convertir todo lo que toca en una experiencia vital apasionante. Jesuita durante 12 a?os, dos de ellos como misionero, ha discurrido luego por los derroteros de Gandhi y Marx, con una estancia intermedia en la fe anglicana. Sus convicciones marxistas no le impidieron, ya en 1959, proponer una transici¨®n pol¨ªtica en Espa?a a trav¨¦s de la Monarqu¨ªa. Sin rehuir la acci¨®n, que le cost¨® un destierro, el conocimiento ha sido su aventura permanente. Acaba de dedicar un a?o sab¨¢tico al estudio de la Inquisici¨®n y su influencia en el retraso de la ciencia espa?ola, tema del que habl¨® ayer en el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas.
Su primer contacto con el mundo de la Inquisici¨®n le llev¨® a publicar en 1972 Los alumbrados. En su opini¨®n, el consumo de estupefacientes est¨¢ relacionado "con la necesidad natural del rapto", de un experiencia espiritual y f¨ªsica muy fuerte. M¨¢rquez cree que ¨¦sta ser¨ªa muy semejante a los ¨¦xtasis que consegu¨ªan los alumbrados a trav¨¦s de la concentraci¨®n: "La gente busca en las drogas lo que antes en los monasterios", un estado semejante al sue?o, "en el que se producen visiones y se llega a sentir el orgasmo". A esto a?ade que "el mundo es insoportable sin imaginaci¨®n ni expenencias er¨®ticas intensas".Nacido en Arriate (M¨¢laga) en 1923, Antonio M¨¢rquez fue jesuita durante doce a?os, diez de los cuales los pas¨® estudiando y hablando en lat¨ªn -"una profesora de fon¨¦tica en Ginebra no pudo reconocer mi acento"- Estuvo dos a?os en Ecuador como misionero, y poco despu¨¦s se convirti¨® a la religi¨®n anglicana en la universidad neoyorquina de Columbia (EE UU), a donde hab¨ªa ido a¨²n jesuita, a completar sus estudios de Filosof¨ªa de la Religi¨®n y Literatura m¨ªstica.
Al cabo de un par de a?os se convirti¨® a la filosof¨ªa de Gandhi. "Volv¨ª a Espa?a, dej¨¦ mis propiedades y mis vestidos y me fui a la base de Rota a picar piedra con los alba?iles". Su ideolog¨ªa marxista le impuls¨® a participar en huelgas, por las cuales fu¨¦ confinado en el Cortijo de la Serran¨ªa de Ronda durante ocho meses Su relaci¨®n con esta ciudad es casi de veneraci¨®n. Sobre ella dice: "Es un lugar sagrado, desde que un d¨ªa la v¨ª suspendida en el aire. Mi visi¨®n de Ronda est¨¢ en la l¨ªnea de Rainer Mar¨ªa Rilke, es la pasi¨®n por un ser desnudo".
Antonio M¨¢rquez est¨¢ casado desde hace 27 a?os con Margaret Logan, un americana de origen escoc¨¦s que naci¨® en la casa del presidente Roosevelt. "Una mujer muy fiel, para la que soy todo, marido, amante, hijo", con quien no ha tenido descendencia: "Los hijos de los vecinos son como propios, tengo sus fotos en el bolsillo". Alguien se refiri¨® a ¨¦l como el "monje marxista". "La verdad es que hago una vida bastante monacal, no salimos mucho, pero", a?ade con una sonrisa de picard¨ªa, "las mejores cosas las podemos hacer en casa".
En 1958 escribi¨® el libro Sobre la situaci¨®n en Espa?a, en el que adelantaba que el ¨¦xito de una transici¨®n pac¨ªfica una vez desaparecido Franco pasaba por una monarqu¨ªa parlamentaria de corte socialista. La obra le vali¨® entonces el rechazo de los marxistas, por su car¨¢cter mon¨¢rquico, y una declaraci¨®n de pr¨®fugo de lajusticia espa?ola. Sin embargo, Don Juan, el padre del Rey, le felicit¨® por el "mensaje de esperanza de un marxista que ve posible la monarqu¨ªa".
Entre otras cosas, tradujo al ingl¨¦s a ?ngel Valente, y adem¨¢s afirma: "Yo soy N¨ªnive, la protagonista de la obra de Fernando Arrabal La Inquisici¨®n. Lo de que sea una mujer es para disimular".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.