Un ritual enigm¨¢tico y violento en la Navarra rural
Entre nieves y fr¨ªo, perpetuando una tradici¨®n precristiana dif¨ªcilmente explicable, la monta?a navarra acoge en su seno el tiempo de carnaval. Diab¨®lico, burl¨®n, barrigudo y borracho, la figura del carnaval exalta un profundo significado folcl¨®rico que entronca en las ra¨ªces ancestrales del pueblo vasco y se adelanta a la r¨ªgida cuaresma impuesta por el cristianismo. En Navarra, el carnaval desafi¨® prohibiciones eclesiales y franquistas y ha mantenido en el entorno rural su expresi¨®n m¨¢s dram¨¢tica y violenta, con caracteres rituales enigm¨¢ticos que en la d¨¦cada de los ochenta arrastran a miles de personas a su contemplaci¨®n masiva.
Decir carnavales en Navarra es, sobre todo, recordar los celebrados en las localidades de Lanz, Ituren y Zubieta, aunque otros, como los ihauteriak (carnavales), alzasuarras, hayan sido recuperados tras la muerte de Franco por una juventud deseosa de revivir las tradiciones paganas.El d¨ªa 9 de febrero estallar¨¢ el carnaval en Lanz, localidad situada a 25 kil¨®metros de Pamplona. La fiesta de Lanz tiene lugar los lunes y martes de carnaval. Su protagonista es el gigante Miel Otxin, enorme mu?eco de paja que simboliza la persona de un salteador de caminos que, tras una serie de ritos callejeros, es quemado por los habitantes del pueblo en la plaza de la localidad. Otros protagonistas son el Zaldiko, mozo disfrazado de caballo que corre, salta, atropella y embiste; el Ziripot, personaje rid¨ªculo cuyas piernas est¨¢n metidas en sacos atiborrados de heno y que dif¨ªcilmente guarda el equilibrio ante las acometidas del Zaldiko; los txatxos, cortejo de m¨¢scaras armadas con palos y escobas, y, finalmente, los herradores, que portan calderos, tenazas y herraduras.
Durante el primer d¨ªa de carnaval, el enorme cortejo recorrer¨¢ las calles de Lanz. Al atardecer, el pueblo juzga y apalea a Miel Otxin, que el martes, al caer el d¨ªa, ser¨¢ ejecutado por una m¨¢scara armada con una escopeta, que le disparar¨¢ dos tiros con p¨®lvora. Ca¨ªdo el gigante, su cuerpo ser¨¢ quemado y los habitantes bailar¨¢n en torno a la improvisada hoguera.
El sonido de los cencerros
Sin embargo, son las cencerradas del Zanpantzar, de las localidades vecinas de Zubieta e Ituren (a unos 60 kil¨®metros de Pamplona), la primera expresi¨®n anual del carnaval en tierras navarras. El pasado d¨ªa 27 de enero, el cortejo enigm¨¢tico formado por los j¨®venes ioaldunak de Zubieta visit¨® a sus vecinos de Ituren. El recorrer acompasado del cortejo entre ambas localidades, con el incesante sonido de los cencerros -que todos ellos llevan firmemente sujetos a sus espaldas-, contribuye a?o tras a?o a esta expresi¨®n de buena vecindad, ahuyentando con los cencerros (en los que caben hasta 12 litros de agua y son fabricados artesanalmente en el mismo valle) a los malos esp¨ªritus. Los ioaldunak de Aurtiz (Ituren) devuelven la visita al d¨ªa siguiente, ataviados tambi¨¦n con crines de caballo, faldones bordados y largos gorros, denominados txunturros.
No se puede olvidar tampoco el cortejo de los zako-zaharrak, que en la localidad de Lezaka golpean con vejigas hinchadas a los ni?os del pueblo, que posteriormente les asaltan y se vengan rompi¨¦ndoles las ropas, o el paseo que el hartza (oso) da un solo d¨ªa al a?o en Arizkun intentando escapar de su due?o.
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