M¨¢s sobre el presupuesto de Reagan
EL PRESUPUESTO para el pr¨®ximo ejercicio que Ronald Reagan acaba de pesentar al Congreso roza ya casi el bill¨®n de d¨®lares, y lleva en su composici¨®n la marca exasperada de la nueva orientaci¨®n pol¨ªtica norteamericana. En la l¨ªnea de reducir el d¨¦ficit que este a?o fiscal superar¨¢ los 200.000 millones de d¨®lares, la Casa Blanca ha proyectado una severa reducci¨®n en los gastos socia les. Los 70.000 millones de d¨®lares con que se espera acortar la brecha entre ingresos y gastos va a ser en su mayor parte soportada por los sectores m¨¢s desfavorecidos. Frente a esta pol¨ªtica de relativa inhibici¨®n para las necesidades sociales, llama la atenci¨®n el espectacular incremento en gastos de defensa (ver editorial en EL PA?S del 7 de febrero).Si se debiera hacer una s¨ªntesis de] concepto que inspira este presupuesto, acaso no convendr¨ªa otra calificaci¨®n mejor que la de imperial. La atenci¨®n a los desequilibrios sociales internos se aplaza o se soslaya en beneficio del predominio mundial que derive de su potencia militar y las ventajas de la alta tecnolog¨ªa impl¨ªcitas en esa investigaci¨®n. Habr¨ªa que referirse al enaltecido mensaje reaganista, basado en la nueva gran Am¨¦rica y tambi¨¦n en la escasa incidencia de la protesta social y laboral, para entender las bases de esta orientaci¨®n presupuestaria. Los ¨²nicos, entre los empobrecidos, que ven¨ªan haciendo valer su voz en ese vasto pa¨ªs han sido los agricultores. V¨ªctimas de un alt¨ªsimo endeudamiento, en el que se comprometieron con falsas perspectivas en la pasada d¨¦cada, los agricultores llegan a invocar, dentro del mismo lenguaje reaganista, su condici¨®n de representantes del esp¨ªritu americano, su estampa de pioneros y conservadores de los decisivos valores morales y familiares de Norteam¨¦rica. Sus necesidades, sin embargo, son cada vez m¨¢s deso¨ªdas. De hecho, apenas existe un 3% de la poblaci¨®n activa trabajando en el campo, y aun as¨ª, su productividad permite unas cosechas excedentarias para la demanda nacional. Desde hace a?os, adem¨¢s, el Estado ha contribuido con subvenciones cuantiosas para favorecer las exportaciones. Ahora, terminantemente, el presupuesto del Ministerio de Agricultura se recorta en un 17%, y pondr¨¢ en graves apuros a buena parte de esos tres millones de personas.
En cuanto a la asistencia m¨¦dica y sanitaria, los m¨¢s de 20 millones de ciudadanos que se encuentran bajo los ingresos m¨ªnimos van a sufrir las consecuencias. Y a ellos se sumar¨¢n los ancianos bajo el r¨¦gimen del medicare, con los fondos congelados. Respecto a la ayuda en educaci¨®n, la cifra baja nominalmente de 18.000 millones a 15.400 millones de d¨®lares.
Continuando firme en su tesis de lograr reducir el d¨¦ficit sin incrementar los baremos de la imposici¨®n, la Administraci¨®n argumenta que los ingresos fiscales se elevar¨¢n como consecuencia directa del crecimiento econ¨®mico. Para el ejercicio anual que se contabiliza a partir de octubre, la Casa Blanca se apoya en las previsiones -muy optimistas- de que la econom¨ªa norteamericana crezca en un 4%, (la OCDE estima que ser¨¢ del 2,5%), lo que supondr¨ªa una recaudaci¨®n fiscal adicional del 12,9%.
Dif¨ªcil es concluir que las cifras previstas tengan un correlato con la realidad, y tambi¨¦n, puesto que el presupuesto de Reagan registrar¨¢ enmiendas en las distintas comisiones presupuestarias, que el contenido de las par tidas se aplique exactamente en estos t¨¦rminos. S¨ª que da clara, sin embargo, la filosof¨ªa econ¨®mica que suscita esta pieza. Se advierte en ella un claro prop¨®sito de reducir el d¨¦ficit, seg¨²n la graduaci¨®n de la ley Gramm Rudam que prev¨¦ un equilibrio para dentro de cinco a?os. El efecto de ello puede significar, a medio plazo, un alivio en la tendencia a la absorci¨®n estadounidense de capital internacional y una contribuci¨®n a la baja de los tipos de inter¨¦s. Por otro lado, la intenci¨®n de llegar a conseguir gradualmente el equilibrio presupuestario para 1991 no se hace con menoscabo -sino todo lo con trario- del presupuesto militar. Sector productivo en el que -directa e indirectamente- est¨¢ comprendido el macizo de la industria de punta norteamericana. Un presupuesto, pues, que de un lado acusa el perfil m¨¢s crudo del neoliberalismo, y de otro, la renovada tentaci¨®n imperial.
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