El senador socialista y la Santa Alianza
En un brillante art¨ªculo titulado Alianza Atl¨¢ntica: por qu¨¦ y para qu¨¦ (EL PA?S, domingo 26 de enero), el fil¨®sofo y senador socialista Xavier Rubert de Vent¨®s ha expuesto la principal raz¨®n que justifica, desde su personal punto de vista, el voto favorable a la permanencia de Espa?a en la OTAN. Su argumento es tan singular que merece un an¨¢lisis.La tesis b¨¢sica del senador es que "una alternativa neutralista frente a la l¨®gica de bloques y a la escalada nuclear" es algo "de temer", porque se tratar¨ªa, una vez m¨¢s, de "alguna cosa grande" que seguir¨ªa "cebando" morbosamente el nacionalismo espa?ol como antes, en el Siglo de Oro y con Franco, lo hizo la idea de imperio. Por lo dem¨¢s, el nacionalismo europeo ha sido, contin¨²a el autor del art¨ªculo, "un producto infinitamente m¨¢s peligroso y explosivo que la propia guerra at¨®mica", pues "ha generado las dos grandes guerras civiles europeas", mientras que "la bomba at¨®mica no ha hecho de momento sino impedir la tercera".
?Es la guerra at¨®mica menos explosiva que el nacionalismo europeo? ?Fue entonces bueno para la paz el caso de Hiroshima? Pero la cuesti¨®n de fondo que aqu¨ª se plantea no es esa, sino la conexi¨®n del nacionalismo, al menos el espa?ol, con el neutralismo. Si uno recuerda, pongamos por caso, que Bertand Russell fue encarcelado por pacifista en la primera guerra europea y que Albert Einstein renunci¨® a su nacionalidad por an¨¢logo motivo, se resistir¨¢ a admitir que cualquiera de estos dos solitarios personajes pudiera ser calificado de nacionalista peligroso. Se dir¨¢ que no es lo mismo la neutralidad de una persona que la neutralidad de un pa¨ªs, y que en la Europa de entonces no imperaba la actual l¨®gica de bloques. Eso es cierto. Pero tambi¨¦n lo es que, como todo el mundo sabe, Suecia, Suiza, Austria y Finlandia son pa¨ªses europeos hoy neutrales frente a las dos grandes potencias y que a ninguno de ellos se les puede tachar de nacionalista peligroso. Puede que haya argumentos convincentes que demuestren que el modelo de conducta neutral seguido por esos pa¨ªses no sea v¨¢lido para Espa?a. Pero el recurso a nuestro pasado hist¨®rico no convence del todo, porque la neutralidad espa?ola cuenta ya con m¨¢s de un siglo de tradici¨®n y de aciertos.
De sus anteriores premisas, concluye Rubert, "mejor atlantizar que nacionalizar m¨¢s a¨²n nuestro pa¨ªs". Considerada en abstracto, esta afirmaci¨®n es perfectamente plausible, porque puede entend¨¦rsela, por ejemplo, en el sentido de que, a pesar del IVA, es mejor estar dentro que fuera del Mercado Com¨²n. Pero, obviamente, el Mercado Com¨²n no es la OTAN. Si se tiene en cuenta que, seg¨²n la sem¨¢ntica de? partido en el Gobierno, los t¨¦rminos Alianza Atl¨¢ntica y OTAN son sin¨®nimos -puesto que ambos tienen una misma referencia-, entonces atlantizar quiere decir aqu¨ª exactamente otanizar. Y si, seg¨²n la sem¨¢ntica particular del profesor Rubert, nacionalismo en Espa?a implica neutralismo, entonces decir aqu¨ª nacionalizar es pr¨¢cticamente lo mismo que decir neutralizar. Crudamente formulada, la conclusi¨®n que se nos brinda rezar¨ªa as¨ª: "Mejor otanizar que neutralizar m¨¢s a¨²n nuestro pa¨ªs". Tremenda consigna sobre la cual pronto deber¨¢ pronunciarse el ciudadano espa?ol.
Pero una vez sentada su teor¨ªa, Rubert de Vent¨®s propone el siguiente plan de acci¨®n: "Dejemos.., al actual Gobierno la simple tarea de desarticular las peculiaridades y excepciones que... justificaban un Estado m¨¢s potente... de la cuenta. Es a nosotros a quienes nos corresponder¨¢, en su caso, defender los ideales o las alternativas ali¨¢ndonos con el pacifismo brit¨¢nico, el ecologismo holand¨¦s, el regionalismo italiano, el neutralismo alem¨¢n". Semejante plan le llena a uno de honda perplejidad. Por un lado se nos propone que volvamos a dar, con nuestro voto positivo, un cheque en blanco al actual poder pol¨ªtico para que asegure -en contra de lo que prometi¨® de entrada- nuestra permanencia en la OTAN. Pero, por otro, se afirma que es a nosotros, a la sufrida sociedad civil, a quienes corresponde, una vez integrados en ese digno bloque militar, luchar con todas nuestras fuerzas por el verdadero pacifismo. ?Estar¨ªan de acuerdo los l¨ªderes ecologistas espa?oles y europeos en recomendarnos el s¨ª a la permanencia de Espa?a en la OTAN como ardid para consolidar la fuerza global de los verdes?
Desde que Vegetius lo acu?¨® hace 24 siglos, los estrategas cl¨¢sicos han solido adoptar el adagio si vis pacem, para bellum. Pero ser¨ªa demasiado l¨²dico y demasiado posmoderno traducir esa vieja m¨¢xima como: "si eres verdaderamente pacifista, deja que los otros te alisten al ej¨¦rcito".
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