Un 'no' diferente
Desde luego ser¨¢ dif¨ªcil encontrar en la historia otro refer¨¦ndum y/o plebiscito tan confuso como el del pr¨®ximo 12 de marzo: en ¨¦l, quienes hicieron su campa?a electoral en favor del no demandan a sus seguidores el s¨ª, y quienes est¨¢n absolutamente por el s¨ª a todo demandan a los suyos la abstenci¨®n y casi el no. ?C¨®mo se entiende esta inversi¨®n de papeles y esta contradicci¨®n interna?La del Gobierno es comprensible, por m¨¢s que ¨¦l est¨¦ haciendo todo lo posible para que se malentienda. Desde el poder se ven las cosas de modo muy diferente a como se ve¨ªan en la oposici¨®n. Es, como siempre, la tensi¨®n entre la instancia ¨¦tica y la instancia pol¨ªtica, agravada ahora porque, como ya he dicho en m¨²ltipless ocasiones, pas¨® la ¨¦poca de los Estados nacionales con su plena soberan¨ªa y vivimos en la de los grandes bloques, dirigidos por las dos superpotencias. Los gobernantes de Estados, en definitiva sat¨¦lites, est¨¢n sometidos a presiones que, cuando se hallaban en la oposici¨®n, no pod¨ªan -ni quer¨ªan- imaginar. Estas presiones son dif¨ªcilmente resistibles, pero al parecer, tambi¨¦n -?por qu¨¦?-, dif¨ªcilmente confesables. Y as¨ª se ha optado por negarlas y pregonar lo contrario y que el cambio de opci¨®n se ha hecho solamente "por nuestro bien", como de chicos se nos dec¨ªa.
Con ello, claro, el refer¨¦ndum puede cobrar -equivocadamente- la significaci¨®n de un plebiscito. Lo que se nos pregunta expl¨ªcitamente, lo ¨²nico a lo que tendr¨ªamos que responder, es si queremos estar en la OTAN o no. Pero con la decisi¨®n -y la campa?a- gubernamental en favor de la permanencia en ella se ha dado pie a la interpretaci¨®n del refer¨¦ndum como plebiscito a favor o en contra del Gobierno mismo. Es la derecha -no sin culpa gubernamental, como se acaba de indicar- la que ha convertido una cuesti¨®n de Estado en una cuesti¨®n de partido o partidista: derrotar al partido en el poder como sea, aun al precio de votar lo contrario de lo que se quiere. La irresponsabilidad estatal de esta derecha y la falta d¨¦ talla de sus l¨ªderes como estadistas se pone as¨ª una vez m¨¢s de manifiesto.
Reduzcamos, pues, la cuesti¨®n a sus justas proporciones: estamos ante un refer¨¦ndum y no un plebiscito. M¨¢s a¨²n: diga el Gobierno lo que quiera o pueda, personalmente creo que, en su fuero interno, ha de hallarse escindido entre la primac¨ªa de la demanda ¨¦tica, que casi vergonzantemente sigue a¨²n presente -y por eso se nos convoca a votar-, y la del requerimiento pol¨ªtico -y por eso se nos pide el s¨ª.
?Cu¨¢l, creo yo, debe ser nuestra respuesta? Votar en favor de lo que el PSOE ha sido y, pese a todo, quiero pensar, debo pensar que en lo profundo sigue siendo, y, por lo mismo, votar en contra de lo que est¨¢ representando. Si, como muchos pensamos, esta representaci¨®n obedece a presiones internacionales y supranacionales, votando no se brinda al Gobierno el apoyo de una contra-presi¨®n que ¨¦l deber¨ªa hacer valer en el juego de las relaciones internacionales, pues un Gobierno democr¨¢tico no puede desatender la voluntad popular.
Mas, por otra parte, se trata de una cuesti¨®n que, lamentablemente, ni nosotros ni nuestro Gobierno podemos, en su hondura, solventar. Antes de nuestra pertenencia o no a la OTAN, estamos ligados a Estados Unidos por un tratado militar. Las cosas, pues, no van por ahora a cambiar radicalmente con un no mayoritario. Pero la causa de la izquierda, la causa de la paz, el principio de la no beligerancia (el formulado por el general Franco con respecto a la ¨²ltima guerra mundial), algo, cuando menos, saldr¨ªan ganando.
Pero tampoco dramaticemos el refer¨¦ndum de puertas adentro, de fronteras adentro. No va a producirse ning¨²n vuelco pol¨ªtico. Hoy por hoy, y nos guste o no, ni hay opci¨®n de izquierda frente al PSOE ni puede la derecha acceder al poder. Votemos, pues, por lo que ¨¦l es, o deber¨ªa ser, y en contra de lo que ¨¦l dice. ?Por el PSOE ¨¦tico, frente al PSOE pol¨ªtico? No, no exactamente eso. No nos hagamos ilusiones: todo partido pol¨ªtico, no digamos si est¨¢ en el poder, es m¨¢s sensible a las conveniencias pol¨ªticas que a los imperativos ¨¦ticos. Pero ¨¦stos, una vez transferidos, mediante un acto c¨ªvico, del plano moral a este otro, valen como cartas pol¨ªticas que un h¨¢bil Gobierno debe saber jugar. Y si no, que repase a Maquiavelo. En resumen, si alguien me pidiera opini¨®n, yo le dir¨ªa que, sin preocuparse de contar los pies del gato, blanco o negro, de Felipe Gonz¨¢lez, vote "s¨ª o no, como Cristo nos ense?a". Aunque yo vote que no.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.