Cuatro presencias y una ausencia
Aparte del Premio de la Cr¨ªtica Internacional (Fipresci), que fue concedido a Stamrnheim y Shoah, la relaci¨®n oficial de los premios de Berl¨ªn-86 es: Oso de Oro a Stammheim, de Reinhardt Hauff, Rep¨²blica Federal de Alemania; Oso de Plata especial del jurado a La misa ha terminado, de Nanni Moretti, Italia; Oso de Plata al mejor director a Georgi Schengelaia, por El viaje de un compositor, de la Uni¨®n Sovi¨¦tica; Oso de Plata a la mejor composici¨®n pl¨¢stica, a Gonza el lancero, de Jap¨®n; Oso de Plata al mejor actor al turco Tuncel Kurtiz, en el filme La sonrisa, de Israel; Oso de Plata a la mejor actriz, ex aequo a la brasile?a Marcelia Cartaxo, por La hora de las estrellas, y a la francesa Charlotte Valandrey, por Rouge baiser; Oso de Plata a la mejor fotograf¨ªa, al mexicano Gabriel Beristain por Caravaggio, Gran Breta?a; y una menci¨®n especial a Paso doble, de Dan Pita, Ruman¨ªa.Nada que discutir a los premios, salvo cuatro presencias y una ausencia. Las presencias son, en primer lugar, la disparatada menci¨®n especial a Paso doble, un filme rumano de aplastante antig¨¹edad, una especie de comedia del peor estilo espa?ol del desarrollismo franquista. La segunda es la del filme japon¨¦s Gonza el lancero.
La tercera es la del director ruso Schengelaia, no porque sea malo, que no lo es en absoluto, sino porque su buen trabajo se queda en una correct¨ªsima peque?ez al lado del talento a lo grande demostrado por el norteamericano Alan Rudolph en Trouble in Mind, el filme que ayer cerr¨® la competici¨®n festivalera y que supera con creces a su El¨ªgeme.
La cuarta presencia es la del buen actor turco Kurtiz, por la misma raz¨®n que la anterior: no puede honradamente compararse su trabajo, por ejemplo, con el de Kris Kristofferson, en Trouble in Mind.
En cuanto a la ausencia, ya est¨¢ dicha: la de Alan Rudolph, un cineasta norteamericano que va hacia arriba de manera imparable.
Ha presentado aqu¨ª una magn¨ªfica pel¨ªcula, a mi juicio la ¨²nica que pod¨ªa haber ocupado el lugar de la premiada Stammheim, que con el curioso estilo de este cineasta recompone la esencia de una de las mejores pel¨ªculas de John Huston, La jungla de asfalto.
En Espa?a seguro que no veremos al turco, al ruso ni al rumano. Pero veremos el filme de Rudolph, que es un caso muy original de renovaci¨®n del cine negro, pero no es un filme de g¨¦nero m¨¢s que en la definici¨®n del modelo narrativo, no en su desarrollo, que discurre sobre la forma inimitable de hacer personajes y sobre la peculiar¨ªsima manera que tiene Rudolph de hacer moverse a sus ficciones a trav¨¦s de im¨¢genes que no se parecen a las de ninguna pel¨ªcula que no sea suya.
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