El petr¨®leo vuelve a competir con otras energ¨ªas
Sirvan estas l¨ªneas para analizar, siquiera sea someramente, el impacto que unos bajos precios en el petr¨®leo pueden tener sobre la demanda de otras energ¨ªas y sobre los esfuerzos dirigidos al ahorro energ¨¦tico.En los ¨²ltimos a?os la demanda de petr¨®leo se ha contra¨ªdo por tres razones fundamentales: primera, porque las econom¨ªas de los pa¨ªses desarrollados han ralentizado su crecimiento, lo que l¨®gicamente ha contribuido a disminuirlas necesidades energ¨¦ticas. Segunda, porque el incremento de los precios del petr¨®leo forz¨® las medidas de sustituci¨®n por otras energ¨ªas alternativas (carb¨®n, energ¨ªa nuclear, gas natural y otras). Tercera, porque el encarecimiento de la energ¨ªa ha hecho indispensable una utilizaci¨®n m¨¢s racional de la misma desembocando en la adopci¨®n de medidas de ahorro energ¨¦tico cada vez m¨¢s eficaces.
Como consecuencia del acusado descenso del precio en los ¨²ltimos d¨ªas nos hallamos ante una situaci¨®n en que el petr¨®leo entra en franca competencia con los precios de aquellas energ¨ªas alternativas que lo hab¨ªan sustituido. Si tomamos como precio estable de referencia, a medio plazo y en t¨¦rminos reales, el de 18-20 d¨®lares/barril, y un precio correlativo de fuel en torno a los 100 d¨®lares/tonelada, el impacto sobre las distintas fuentes de energ¨ªa podr¨ªa ser el siguiente:
El carb¨®n, como principal alternativa del petr¨®leo en estos momentos, se mantendr¨¢ a niveles de consumo actuales, paraliz¨¢ndose su crecimiento principalmente en el campo destinado a centrales termoel¨¦ctricas. El crecimiento inicialmente previsto para este combustible ser¨ªa absorbido en todo o en gran parte por el fuel.
Sin embargo, si la reducci¨®n del precio del crudo se estabiliza en el entorno de los 15 d¨®lares/barril, la rentabilidad en la extracci¨®n del carb¨®n ser¨ªa muy problem¨¢tica en la mayor parte de los casos, debiendo acudirse entonces (como lo ha hecho recientemente Francia) a la reducci¨®n de los precios de venta del carb¨®n, bien mediante subvenciones o bien mediante beneficios fiscales, como forma eficaz de luchar contra un retorno a una dependencia energ¨¦tica que tan malos recuerdos trae a las econom¨ªas desarrolladas.
Gas natural
En lo relativo al gas natural no parece que su utilizaci¨®n vaya a resultar disminuida por la reducci¨®n de los precios del petr¨®leo dadas las motivaciones estrat¨¦gicas y de diversificaci¨®n que impulsan su desarrollo, su estructura de disminuci¨®n y consumo, sus precios internacionales ligados al petr¨®leo, sus precios_al consumo basados en su equivalencia con los productos petrol¨ªferos, etc¨¦tera. Naturalmente partimos del supuesto de que los precios del gas vayan a descender paralelamente a los del fuel. Si esto no fuera as¨ª, la sustituci¨®n de ¨¦ste por el gas natural ser¨ªa ralentizada, sobre todo en el sector industrial, a no ser que incentivos de otro tipo impulsaran a su adopci¨®n. Igualmente las inversiones en extracci¨®n y distribuci¨®n podr¨ªan verse paralizadas tanto si los precios se reducen mucho como si disminuye el consumo.
La generaci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica de origen nuclear podr¨ªa no verse afectada a corto y medio plazo en las instalaciones ya en funcionamiento, pero, posiblemente, desincentivar¨ªa la conclusi¨®n de proyectos actuales y la realizaci¨®n de otros nuevos cuyos efectos se notar¨ªan a largo plazo. Es claro que la energ¨ªa nuclear con un barril a 18-20 d¨®lares pierde mucho de su atractivo, sin embargo puede preverse un nuevo incremento de la misma en los pr¨®ximos a?os en funci¨®n de una plena utilizaci¨®n de las centrales existentes y de la entrada en servicio de los nuevos grupos en muy avanzado estado de construcci¨®n.
En cuanto a otras fuentes energ¨¦ticas, la ¨²nica realmente significativa actualmente y en el pr¨®ximo futuro es la hidroel¨¦ctrica, que es, en principio, independiente del precio del petr¨®leo y s¨®lo puede verse ligeramente afectada a largo plazo por influir en la posible rentabilidad de nuevos proyectos.
Importantes reformas
En cualquier caso hay que tener en cuenta que las posibilidades de incrementar el consumo, del fuel a corto plazo son relativamente limitadas en los principales sectores, debi¨¦ndose prever una extremada sensibilidad a medio y largo plazo.
En los ¨²ltimos a?os se han emprendido reformas importantes en los procesos productivos y en los h¨¢bitos de consumo que han conducido a una apreciable reducci¨®n de las necesidades energ¨¦ticas sobre todo de petr¨®leo, de tal forma que el consumo energ¨¦tico por unidad de PIB ha ido disminuyendo progresivamente desde 1980 hasta hoy. Podemos considerar que las medidas de ahorro energ¨¦tico ya adoptadas no se devaluar¨¢n, reduci¨¦ndose, sin embargo, la motivaci¨®n econ¨®mica. para continuar profundizando con mayor intensidad en ese campo, pudiendo ser seriamente afectada la capacidad de ahorro futuro. En consecuencia, el consumo unitario de petr¨®leo por este motivo no se incrementar¨¢, pero s¨ª se reducir¨¢ su tendencia a la baja y sus posibles efectos comenzar¨ªan a notarse en dos o tres a?os.
Consideramos fundamental el impedir cualquier desmayo en la profundizaci¨®n de los esfuerzos de ahorro energ¨¦tico y en el impulso de nuevas energ¨ªas alternativas, retrayendo para ello parte de los beneficios que esta oleada de reducciones arroja sobre el pa¨ªs. Debemos evitar a toda costa que una tercera crisis energ¨¦tica similar a la de 1973 o la de 1979 se abata sobre nuestras econom¨ªas por la alegre imprevisi¨®n de considerar que la historia no se puede volver a repetir. Espa?a es un pa¨ªs muy vulnerable en el campo energ¨¦tico y la constataci¨®n de este hecho nos debe hacer muy precavidos y muy previsores en la toma de decisiones. Tenemos una oportunidad ¨²nica de relanzar la econom¨ªa, impulsar las inversiones creadoras de empleo y conquistar una mayor cota de independencia energ¨¦tica. Desaprovechar esta coyuntura hist¨®rica ser¨ªa muy lamentable.
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