Luciano Lama abandona el sindicato comunista italiano tras 16 a?os de direcci¨®n
El XI Congreso de la CGIL, el mayor sindicato italiano, compuesto en su mayor¨ªa por trabajadores comunistas y que cuenta con m¨¢s de cuatro millones de afiliados, ser¨¢ recordado por el adi¨®s conmovedor de su secretario general, Luciano Lamaque, ha sido durante 16 a?os su l¨ªder indiscutible y carism¨¢tico. Por primera vez en un congreso de la CGIL ha intervenido, tambi¨¦n con un discurso, un presidente del Gobierno, Bettino Craxi.
Para Bettino Craxi, socialista, el papel no era f¨¢cil porque, tras su operaci¨®n de recortar la escala m¨®vil, se hab¨ªa convertido en la bestia negra de la CGIL, que hab¨ªa llegado a acusarlo de fascista. Pero Craxi tuvo una gran habilidad. Toc¨® dos temas muy delicados y muy queridos por los 1.500 delegados de la CGIL, que abarrotaban el palacio del Eur: la expansi¨®n de los puestos de trabajo y el ataque a la derecha econ¨®mica del pa¨ªs.Pero el gran aplauso fue para Luciano Lama, quien esta vez se ech¨® a llorar sin pudor, cuando tras haber dicho: "Hay ra¨ªces que no se pueden arrancar y para m¨ª vosotros sois esas ra¨ªces", la asamblea en pie cruji¨® con seis minutos y medio de aplausos y gritos.
Lama ha dicho que se va porque 16 a?os de direcci¨®n son demasiados y porque hay que tener el coraje y la humildad de retirarse en el momento justo. Y de hecho la CGIL estaba siendo acusada de haber envejecido en sus miembros dirigentes, de haber sido, al rev¨¦s de CISL y UIL, el sindicato, que menos hab¨ªa cambiado sus cuadros.
El drama de Lama ha sido siempre doble. Ha figurado siempre como un comunista convencido, pero dentro del partido algunos no le han perdonado el que lleg¨® hasta all¨ª desde la orilla socialista. Y cuando, ya dentro del partido, se convirti¨® en el alma del gran sindicato, de mayor¨ªa comunista, Lama vivi¨® siempre en vilo, entre la defensa de la autonom¨ªa de su sindicato de las consignas del partido y la fidelidad a su fe comunista. Por eso, a veces, su posici¨®n pudo parecer ambig¨¹a pero, como ha confesado ahora ¨¦l mismo, se trat¨® s¨®lo de un drama de conciencia.
Un testamento
Antes de irse, Lama ha dejado a su sindicato como un testamento. Les ha dicho que "no tengan miedo de lo nuevo", que el primer mandamiento de un sindicalista de la CGIL es defender a toda costa "la unidad del sindicato", y que dicho sindicato debe continuar viviendo "con autonom¨ªa" de los partidos sin dejarse ir por sus presiones.Lama pasa ahora a trabajar dentro del partido comunista. All¨ª ser¨¢ recibido por algunos, los reformistas de tendencia socialista, incluso como un posible futuro secretario. Por otros, por los viejos berlinguerianos, Lama ser¨¢ visto m¨¢s bien como un continuador de la l¨ªnea reformista y filosocialista del difunto Giorgio Amendola.
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