Las nuevas medidas, un paso m¨¢s
El Gobierno espa?ol ha decidido adoptar algunas medidas que tratan de incorporar a nuestra econom¨ªa la estrategia de aprovechar las nuevas circunstancias derivadas de la ca¨ªda del precio del petr¨®leo y el descenso de la cotizaci¨®n del d¨®lar. Para el autor de este art¨ªculo, esta actitud parece adecuada cuando la gran atenci¨®n que en estos momentos se presta a temas pol¨ªt¨ªcos pod¨ªa haber determinado que se dejase pasar la oportunidad de rentabilizar una situaci¨®n que, bien asimilada y manejada, debe tener efectos beneficiosos sobre el crecimiento del producto interior bruto, la inversi¨®n y el empleo, la competitividad de las empresas y el descenso de la inflaci¨®n y del d¨¦ficit del sector p¨²blico.Las medidas anunciadas por el ministro de Econom¨ªa y Hacienda y asumidas por el Gobierno en la ¨²ltima reuni¨®n del Consejo de Ministros pueden dividirse en tres grupos, si atendemos a los per¨ªodos se?alados para su ejecuci¨®n.
En el primero de ellos figuran las referentes a algunos precios fijados por el Estado, que han en trado en vigor de forma inmediata, con las modificaciones a la baja en las tarifas de todos los carburantes, acompa?adas por las elevaciones en las de la electricidad y el carb¨®n para usos t¨¦rmicos.
En el segundo grupo se inscriben las de est¨ªmulo a la inversi¨®n por v¨ªa financiera y fiscal, o mediante la supresi¨®n de obst¨¢culos burocr¨¢ticos, que tendr¨¢n que ver culminada su elaboraci¨®n antes de alcanzar efectividad.
Mercado de trabajo
Y en el tercero aparecen las que est¨¢n condicionadas al cumplimiento de determinados objetivos, como la disminuci¨®n de las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social, o las que quedan reducidas a simples recomendaciones, al inhibirse la Administraci¨®n de dictar normas; es el caso de las que afectan especialmente al mercado de trabajo.Las disposiciones ya adoptadas sobre precios de productos derivados del petr¨®leo pueden considerarse correctas. El ahorro esperable en la factura de las importaciones se reparte entre el Estado y los consumidores; de forma equilibrada para ambas partes seg¨²n los representantes de la Administraci¨®n y con apreciable ventaja a favor de las arcas p¨²blicas seg¨²n otras estimaciones. Pero lo m¨¢s positivo reside, en mi opini¨®n, en el hecho de que esta vez se ha aplicado la reducci¨®n porcentual m¨¢s importante a los combustibles que, como el fuel¨®leo, inciden de forma muy directa en los costes de producci¨®n de las instalaciones industriales. Puede tener mayor aceptaci¨®n popular la bajada de precio de la gasolina, por ejemplo, pero es m¨¢s conveniente para la econom¨ªa que las empresas ganen competitividad.
Las medidas del segundo grupo consisten, por ahora, en una declaraci¨®n de intenciones del Gobierno, con se?alamiento de plazos en algunos apartados, que est¨¢ dispuesto a emprender el cauce normativo mediante el cual se agilice el establecimiento de los fondos de pensiones, se promuevan las inversiones en capital-riesgo, se regule de manera m¨¢s favorable al inversor la tributaci¨®n de las plusval¨ªas y se suavice el impuesto sobre sucesi¨®n. Tambi¨¦n se suprimir¨¢n obst¨¢culos residuales a inversiones extranjeras y, reaccionando a las censuras formuladas desde medios empresariales, se eliminan trabas administrativas a la creaci¨®n de sociedades.
Una mayor libertad
La opini¨®n en torno a medidas de este g¨¦nero ha de ser forzosamente positiva, ya que se encuentra en la l¨ªnea de flexibilizaci¨®n y liberalizaci¨®n que venimos propugnando sistem¨¢ticamente y que ha sido expresada en los ¨²ltimos documentos sobre pol¨ªtica econ¨®mica emitidos por el C¨ªrculo de Empresarios. As¨ª, y por no remontarnos demasiado lejos en el tiempo, en el mes de febrero de 1985 se indicaba que se hac¨ªa preciso en ella "un cambio radical en lo que ata?e a la actitud aut¨¦nticamente liberalizadora por parte del Estado"; en el comentario sobre el programa de medidas anunciado el 30 de abril del pasado a?o por el Gobierno se juzgaba ¨¦stas como "en la buena direcci¨®n, por t¨ªmidas e insuficientes para lograr la flexibilizaci¨®n que necesita nuestra econom¨ªa"; y finalmente el pasado 25 de noviembre se se?alaba que "lo ¨²nico que se pide los poderes p¨²blicos es un mayo grado de libertad para poder competir con empresas que operan en medios m¨¢s liberalizados que el nuestro".A reserva de comprobar hasta d¨®nde se llega en el desarrollo de los enunciados liberalizadores que ahora se formulan, cabe pedir que la instrumentaci¨®n de las medida se haga con rapidez y se eviten demoras como las ocurridas con alguna de las previstas del pasado a?o, que sirvieron para desvirtuar contenidos y restar eficacia a lo previsto en el momento de su planteamiento inicial. Y cabe lamentar que no se haya encontrado el hueco necesario para avanzar en la flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo, que presenta todav¨ªa uno de los grados de rigidez m¨¢s acusados en el conjunto de la econom¨ªa espa?ola.
En medio de este mejor clima, el d¨¦ficit del sector p¨²blico contin¨²a siendo la magnitud que despierta mayor preocupaci¨®n, a pesar de que la ben¨¦fica simbiosis del petr¨®leo y el d¨®lar a la baja s¨ªgnifique tambi¨¦n una considerable ayuda para su reducci¨®n. Pero las previsiones apuntan a que se mantendr¨¢ durante el ejercicio actual en torno el 5% del PIB, y las circunstancias generales del pa¨ªs, en este a?o de elecciones, hacen qu¨¦ sea el apartado que precisa una m¨¢s atenta vigilancia, para que no se convierta en el cap¨ªtulo negro dentro de unos resultados que es posible que al fin sean satisfactorios.
He aqu¨ª una opini¨®n personal y de urgencia, ante el anuncio gen¨¦rico de unas medidas sobre cuyo contenido concreto y desarrollo el C¨ªrculo de Empresarios emitir¨¢, como es costumbre, opini¨®n colectiva. Ojal¨¢ sea posible rectificar el tono de escepticismo con que encar¨¢bamos el ejercicio 1986, para lo cual no existe base suficiente por el momento.
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