Un fantasma enterrado
Ram¨®n Mendoza tom¨® una decisi¨®n dif¨ªcil al prescindir de Stielike. Se trataba del jugador s¨ªmbolo, heredero por l¨ªnea directa del esp¨ªritu invencible de Di St¨¦fano y de Pirri. Mendoza entendi¨® que no. hac¨ªa falta y le dio la baja. Buena parte de la afici¨®n no lo comprendi¨®. La decisi¨®n implicaba un riesgo: en cuanto las cosas fueran mal, el culpable ser¨ªa Mendoza, por haber expulsado al h¨¦roe.Las cosas, sin embargo, le han ido bien al Madrid. Va el primero en la Liga, es semifinalista en la Copa, ha superado tres eliminatorias en la Copa de la UEFA y va camino de superar la cuarta. A pesar de todo, sobre la cabeza de Ram¨®n Mendoza a¨²n planeaba el fantasma de Stielike. El presidente del Madrid se malhumoraba cuando le hablaban del alem¨¢n, y especialmenmte cuando la prensa publicaba entrevistas en las que ¨¦ste criticaba la marcha del club. Stielike no desperdici¨® el mal momento del Madrid en la temporada para hacer cr¨ªticas.
Pero Mendoza ha enterrado su fantasma. Han bastado 90 minutos con otra camiseta para que Stielike aventara los afectos de que hab¨ªa hecho acopio desde hace ocho a?os. Han bastado 90 minutos para que la afici¨®n del Madrid entienda que es f¨¢cil querer a Stielike cuando juega a favor, pero muy dif¨ªcil cuando juega en contra. Las circunstancias han ayudado a Mendoza. Una vieja enemistad entre Stielike y Juanito se tradujo durante el encuentro en una sucesi¨®n. de escenas que culmin¨® con una brutalidad inaudita de Stielike, que se tomaba as¨ª la revancha por el salivazo en la cara recibido poco antes. En el coraz¨®n del Madrid, cuando se hable de Stielike, ya no nacer¨¢ un sentimiento de nostalgia , sino de. estupor y repulsa por su conducta en este partido. Mendoza respira tranquilo.
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