La pol¨ªtica de defensa, el problema fundamental
No era para tanto. El debate sobre la permanencia o salida de Espa?a de la OTAN, siendo un asunto de primera importancia, no deber¨ªa haberse convertido en el tema monopolizador de la pol¨ªtica exterior y de defensa de Espa?a. Pero, aun a pesar de la falta de sentido com¨²n de quienes han participado directamente en el cambio de postura en la c¨²pula del PSOE, no puede uno dejar de advertir e insistir en la importancia s¨®lo relativa de la permanencia de Espa?a en la OTAN.A mi entender, mucho m¨¢s trascendental que el estar o no en la OTAN es debatir la pol¨ªtica de defensa que se quiere tener en este pa¨ªs. ?ste es un debate que hasta el momento s¨®lo sale de pasada al tratar las razones del s¨ª o del no a la OTAN; pero sin prestarle la atenci¨®n que requerir¨ªa el se?alar las l¨ªneas directrices y los pormenores de esta pol¨ªtica de defensa. Puede suceder, aunque es un absurdo, que un pa¨ªs est¨¦ integrado en la OTAN y, al mismo tiempo, lleve a cabo una pol¨ªtica de defensa no homologable con los intereses de Estados Unidos, de los complejos militar-industriales o con la filosof¨ªa de la confrontaci¨®n que subyace en la pol¨ªtica de bloques contrapuestos. Podr¨ªa suceder tambi¨¦n que un pa¨ªs no estuviera en la OTAN (porque no ha entrado o un refer¨¦ndum le ha obligado a salir), pero que tuviera una pol¨ªtica de defensa m¨¢s otanista que cualquiera, es decir, que siguiera al pie de la letra las directrices emanadas de la OTAN. Esta posibilidad, entiendo, no es tina hip¨®tesis descabellada para lo que puede ocurrir en Espa?a en un futuro no muy lejano. As¨ª, pues, de poco habr¨ªa servido salirse de la Alianza si, al fin y al cabo, los dirigentes pol¨ªticos tienen intenci¨®n de estar aliados con la pol¨ªtica de bloques militares, aunque sea fuera de la estructura formal ole la OTAN.
Servir¨ªa de algo el hecho de haber salido, pero no mucho. Lo que debiera haberse debatido desde un primer momento es el tipo de defensa que necesita este pa¨ªs y en funci¨®n de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos, que es la ¨²nica instancia social y pol¨ªtica que puede indicar el marco dentro del cual los representantes parlamentarios y el Gobierno pueden construir medidas pol¨ªticas concretas.
Propuesta sincera
Un debate real y una propuesta gubernamental sincera deber¨ªan basarse tambi¨¦n, a diferencia de lo hecho hasta ahora, en ideas y conceptos claros en los que su globalizaci¨®n no implique abstracci¨®n o indefinici¨®n. El uso excesivo y deformado de, por ejemplo, "seguridad europea", en el sentido utilizado por el Gobierno de que estamos a favor de contribuir a la seguridad de Europa, excluye la discusi¨®n sobre lo que los ciudadanos consideramos Europa (Europa creo que es algo m¨¢s de lo integrado en la OTAN). Pretender hacer creer que antes del 1 de enero no ¨¦ramos Europa o que si no estamos en la OTAN tampoco seremos europeos del todo es algo m¨¢s que un error. Es una simple estupidez, demostrable mirando cualquier mapa de Europa, en el que, por cierto, uno constata que en la OTAN hay pa¨ªses no europeos. El debate basado en t¨¦rminos ambiguos o discursos incompletos no permite apreciar adem¨¢s que la seguridad, europea s¨®lo ser¨¢ una realidad cuando los pa¨ªses europeos (los que est¨¢n en un bloque, en el otro o en ninguno) llevan a cabo una pol¨ªtica exterior y de defensa no provocativa, no amenazante, desnuclearizada y propensa al di¨¢logo y a la desmilitarizaci¨®n, todo ello muy distante, por cierto, de lo que a nivel ideol¨®gico y operativo se lleva en la OTAN.S¨®lo si la pol¨ªtica de un bloque ofrece seguridad y confianza al otro bloque podr¨¢ entonces hablarse de "seguridad europea". Si no es as¨ª, lo propio ser¨ªa referirse al "intento de buscar mayor seguridad militar en una parte de Europa", que es muy distinto. Urge, por tanto, desmitificar y alterar profundamente el mismo concepto de seguridad: si no hay seguridad para todos, no la habr¨¢ para ninguno.
En los primeros meses de mandato del PSOE se intent¨® vender la idea de que el proyecto del Gobierno pasaba por entrar en la OTAN para modificarla desde dentro. Se reconoc¨ªa, en cierta manera que la OTAN y la existencia de bloques militares enfrentados no era la mejor forma de restablecer el di¨¢logo pol¨ªtico en Europa, y se confiaba en la capacidad y audacia de los pol¨ªticos y diplom¨¢ticos espa?oles para convencer al resto de los pa¨ªses de la Alianza para que moderasen sus pol¨ªticas ofensivas y se orientasen, en cambio, a la construcci¨®n de un clima de confianza.
Esta temprana actitud, si era sincera, merece un gran respeto. Pero la actitud actual no es de intentar cambiar la OTAN, sino de identificaci¨®n con su pol¨ªtica global y de aceptaci¨®n del papel dirigente de Estados Unidos. Lo que deber¨ªa plantearse, pues, no es s¨®lo el neutralismo, es decir, no tomar parte por ninguno de los dos bloques imperantes, sino el ir m¨¢s all¨¢ de los bloques, tomar una postura sumamente cr¨ªtica en relaci¨®n a los bloques desde una posici¨®n constructiva y positiva, de "desalineamiento", como se?ala Mar¨¹ Kaldor en un libro de reciente publicaci¨®n. No se trata de permanecer al margen de la pol¨ªtica de bloques, sino de tomar partido por su desaparici¨®n. Algo que, sin duda, tiene m¨¢s sentido hacerlo desde fuera de la OTAN que desde dentro de la Alianza.
Si realmente existiera esta voluntad de no reforzar la pol¨ªtica de bloques, tampoco tendr¨ªa sentido defender la permanencia en Espa?a de tropas de una de las superpotencias. Si Espa?a contin¨²a alquilando su suelo para que una superpotencia, Estados Unidos, pueda llevar a cabo su pol¨ªtica imperialista -h¨¢gase la pol¨ªtica de defensa que se quiera en el interior-, estaremos contribuyendo a la perpetuaci¨®n de los bloques y al antagonismo militar EE UU-URSS. Plantearse el cierre escalonado, pero completo, de las bases norteamericanas deber¨ªa haber sido un objetivo primordial, incluso para el mismo PSOE. Nunca podr¨¢ edificarse una pol¨ªtica de seguridad compartida en Europa mientras haya bases militares de pa¨ªses no europeos en el continente. Tampoco se trata de asu.mir los roles que Estados Unidos ha venido ejerciendo hasta ahora a trav¨¦s de sus bases militares, sino de plantear la pol¨ªtica de seguridad en otros t¨¦rminos y de forma que pueda prescindirse de buena parte de los dispositivos militares que s¨®lo tienen raz¨®n de ser en un planteamiento de "dominio" o de "confrontaci¨®n". No tiene mucho sentido, pues, salir de la OTAN si, al mismo tiempo, nose toma la decisi¨®n de cerrar las bases militares norteamericanas.
Sea cual sea la pol¨ªtica del Gobierno y hayan estado acertadas o no las exigencias del movimiento por la paz y de la oposici¨®n a la permanencia a la OTAN, lo cierto es que el tema del refer¨¦ndum es una cuesti¨®n aparte. El refer¨¦ndum tiene sentido por s¨ª solo, como elemento pedag¨®gico (para nosotros,y para el resto de pa¨ªses), y constituye un primer paso (conquistado por la opini¨®n p¨²blica, no regalado) para iniciar un proceso de democratizaci¨®n de la pol¨ªtica de defensa. En los momentos actuales, democratizar la defensa pasa por dar prioridad a la "seguridad para los pueblos" frente a la "seguridad de los Estados", cuyas "razones de Estado" no coinciden con frecuencia con las voluntades de los ciudadanos. Si la defensa es cosa de todos y las Fuerzas Armadas sirven.a la voluntad popular, bien, pero que sea verdad. Es dudoso, a la vista de los hechos, que los parlamentarios actuales lleven la in¨ªciativa en este proceso de democratizaci¨®n de la defensa, por lo que ser¨¢ necesario y saludable que la opini¨®n p¨²blica se plantee lo antes posible futuros objetivos.
As¨ª, pues, y sea cual sea el resultado del refer¨¦ndum, nos encontramos ante la inevitabilidad de profundizar el significado y el contenido de una pol¨ªtica de defensa alternativa que, a falta de pol¨ªticos profesionales que est¨¦n dispuestos a realizarla o incluso a elaborarla, deber¨¢ basarse en mecanismos de estudio, de comunicaci¨®n y de presi¨®n apoyados en la propia opini¨®n p¨²blica. El per¨ªodo anterioral refer¨¦ndum no ha isido m¨¢s que de toma de conciencia. Despu¨¦s del refer¨¦ndum vendr¨¢ otro per¨ªodo, seguramente m¨¢s largo y decisivo, en el que la iniciativa ser¨¢ de los ciudadanos.
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