El PCUS entorpece las reformas de Gorbachov
?Qu¨¦ hacer? Esta pregunta, que Lenin se formul¨® en 1902, es la que el l¨ªder sovi¨¦tico Mijail Gorbachov lanz¨® al ruedo en el 27? Congreso del Partido Comunista de la URSS (PCUS), clausurado el jueves. Sus propias respuestas, sin ser excesivamente concretas, s¨ª apuntan claramente a la reforma, pero son tantos los impedimentos que se cruzan en su camino de buenas intenciones, que es dif¨ªcil predecirle ¨¦xitos a corto plazo. La carrera de obst¨¢culos pasa por el inmovilismo de la sociedad sovi¨¦tica, el anquilosamiento mental de buena parte de sus dirigentes y el espectacular retraso tecnol¨®gico que pesa sobre su industria y sus servicios.
Durante 10 d¨ªas, los 5.000 integrantes de la flor y nata de la "fuerza dirigente de la sociedad sovi¨¦tica", seg¨²n se autodefine el partido en su programa, libraron una espectacular batalla dial¨¦ctica sobre la estrategia a seguir para evitar que la Uni¨®n Sovi¨¦tica, reconocida superpotencia militar, se despe?e por el precipicio del desfase tecnol¨®gico-cient¨ªfico. La consigna responde al sentido com¨²n: transformar cualitativamente la sociedad mediante la aceleraci¨®n del desarrollo socioecon¨®mico del pa¨ªs a trav¨¦s de la implantaci¨®n ele "reformas radicales". Eso s¨ª, sin salirse un ¨¢pice del sistema pol¨ªtico."Esta vez parece que lo conseguiremos", comenta euf¨®rico un miembro de la Academia de Ciencia s de la URSS. "Mejor esperar y ver", matiza una de sus secretarias. El escepticismo va cobrando cuerpo seg¨²n se desciende en la, escala social de este pa¨ªs, que pretende abolir las clases.
Comparado con la mediocridad que caracteriz¨® los debates del anterior congreso, en 1981, -el ¨²ltimo presidido por Le¨®nidas Breznev-, es evidente que el c¨®nclave que acaba de clausurarse ha servido, al menos, para elevar la moral no s¨®lo de los 19 millones de afiliados del PCUS, sino tambi¨¦n de la mayor¨ªa de los 270 millones de ciudadanos sovi¨¦ticos. El acalorado debate previo a la apertura del congreso, en el que la autocr¨ªtica hizo de triipas corazon, y las ventanas que Gorbachov entreabri¨® en su informe pol¨ªtico, son quiz¨¢ los rasgos m¨¢s caracter¨ªsticos del XXVII Congreso.
La URSS es una superpotencia militar subdesarrollada en aspectos claves. Es m¨¢s pobre de lo que quisiera -e incluso, de lo que debiera-, le falta capital, le falta mano de obra y le faltan recursos. La interdependencia entre su pol¨ªtica dom¨¦stica y, su pol¨ªtica exterior la hacen muy vulnerable a la presi¨®n militar que sobre ella ejerce Estados Unidos. La Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI) lanzada por la Administraci¨®n de Ronald Reagan, constituye una zancadilla no s¨®lo estrat¨¦gica, sino tambi¨¦n econ¨®mica. Los sovi¨¦ticos jam¨¢s renunciar¨¢n a hablar de t¨² a t¨² a EE UU en el terreno militar. "A igual riesgo, igual seguridad", advirti¨® Gorbachov en sus palabras de apertura del congreso.
L¨ªder indiscutible
El dilema al que ahora se enfrenta la clase dirigente sovi¨¦tica no es ya c¨®mo convertirse en un imperio -dan por supuesto que lo son-, sino c¨®mo gobernarlo, c¨®mo hacer que funcione mejor, que sus gentes se desperecen, que su estructura econ¨®mica se modernice. "Esto exige no s¨®lo un cambio de comportamiento, sino tambi¨¦n de mentalidad", comenta el historiador Roy Medvedev. La sociedad no da la impresi¨®n de estar preparada para el cambio. El inmovilismo es algo quiz¨¢ no s¨®lo achacable -aunque s¨ª en gran parte, debido a la falta de incentivos- al sistema.La sucesi¨®n en la c¨²pula del poder se ha consumado definitivamente. Gorbachov es un l¨ªder indiscutido que busca en las fuentes leninistas su legitimaci¨®n hist¨®rica, que ahuyenta el nefasto culto a la personalidad y trata de colocar a pie de obra a sus conciudadanos, a los que exige "una entrega total en el trabajo".
La demagogia no parece ser, por ahora, su fuerte. Pero precisamente por ello, por su falta de hipocres¨ªa y su lucidez mental, puede no tener expedito el camino hacia la victoria. No todos los que le acompa?an en el Pol¨ªtburo y en el Secretariado del Comit¨¦ Central del PCUS comulgan con sus ansias renovadoras, que achacan m¨¢s a su Juventud (55 a?os) que a su sapiencia pol¨ªtica.
Resistencias
La resistencia a las reformas (que no significan, necesariamente, liberalizaci¨®n) puede prolongarse, seg¨²n los c¨¢lculos m¨¢s optimistas, al menos tres o cuatro a?os. No le bastar¨¢ la capacidad de iniciativa, habr¨¢ de ser persistente. En un pa¨ªs en el que el centralismo democr¨¢tico es la ley matriz de la vida pol¨ªtica, no es indiferente quien habita en la soledad del Kremlin. La direcci¨®n colegiada existe y te¨®ricamente ha de guiarse por el principio de la unanimidad.As¨ª suele ser de puertas afuera; pero las luchas internas existen, son varias las fuentes que las confirman, s¨®lo que habitualmente se manten¨ªan en secreto. Una de las novedades del 27? Congreso ha sido que la ¨²nica decisi¨®n un¨¢nime proclamada oficialmente al t¨¦rmino de los trabajos ha sido la reelecci¨®n de Gorbachov como secretario general del PCUS. No as¨ª la elecci¨®n de los miembros del Pol¨ªtbur¨® y del Secretariado.
Y hubo m¨¢s diferencias, aparte de las crueles cr¨ªticas a la gesti¨®n de los asuntos del partido y del Estado, a los privilegios de que gozan los funcionarios. Breznev concluy¨® hace cinco a?os sus intervenciones en el anterior congreso con los gritos de "Que se siga fortaleciendo la inquebrantable unidad del partido comunista y del pueblo sovi¨¦tico", "Gloria al partido leninista", "Viva el gran pueblo sovi¨¦tico", "Viva el comunismo".
En cambio, Gorbachov, tras hacer votos por la unidad del partido y del pueblo, pidi¨® a los congregados cumplir "el legado del gran Lenin: ascender y avanzar con energ¨ªa y voluntad un¨¢nime". "La historia", a?adi¨®, "no tiene otro destino para nosotros. Pero, camaradas, es un destino maravilloso".
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