El clima antinorteamericano que se vive hoy en Egipto recuerda la ¨¦poca de Nasser
La oposici¨®n cuestiona la ayuda econ¨®mica de EE UU
Las fallidas expectativas de prosperidad econ¨®mica suscitadas por la conclusi¨®n, bajo el patrocinio de Estados Unidos, de la paz de Camp David con Israel en 1979 y las humillaciones recientemente infligidas por Washington, en opini¨®n de la oposici¨®n, a la dignidad nacional han resucitado en Egipto un clima de antiamericanismo que recuerda en ocasiones los tiempos del difunto presidente Gamal Abdel Nasser: reduce el margen de maniobra del actual rais, Hosni Mubarak.
La oposici¨®n egipcia, liberal o izquierdista, apenas recobr¨® el uso de la palabra empez¨® a denunciar el acuerdo de paz concluido con el Estado israel¨ª por el asesinado presidente Anuar el Sadat.Incluso una personalidad tan moderada como el l¨ªder del partido conservador Neo Wafd, Fuad Seraguedin, condenaba durante la campa?a electoral de 1984 "un tratado de Camp David que ha dejado de facto de existir y forma parte ya de la historia, porque Israel ha violado su esp¨ªritu y su letra", neg¨¢ndose a conceder a los habitantes palestinos de los territorios, ocupados una aut¨¦ntica autonom¨ªa.
A pesar de la invasi¨®n israel¨ª de L¨ªbano dos a?os antes -una aventura que para muchos egipcios Tel Aviv s¨®lo pudo permitirse porque hab¨ªa hecho las paces con El Cairo y pod¨ªa desguarnecer su frente sur del Sina¨ª-, las cr¨ªticas de la oposici¨®n contra el poderoso, vecino ten¨ªan un car¨¢cter rutinario, poco convincente, hasta que la fuerza a¨¦rea del Estado israel bombarde¨®, el 1 de octubre pasado, el cuartel general de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) en T¨²nez, causando la muerte de m¨¢s de 70 personas.
Mientras los estudiantes coreaban en los conatos, de manifestaciones callejeras "Hoy, T¨²nez; ma?ana, Egipto" y otros esl¨®ganes antiisrael¨ªes, los dirigentes de las cinco formaciones pol¨ªticas legales de oposici¨®n publicaban un comunicado en el qu¨¦ ped¨ªan la "ruptura de relaciones diplom¨¢ticas entre Israel y Egipto" y de paso cuestionaban, por primera vez, la ayuda econ¨®mica de Estados Unidos obst¨¢culo a la libre expresi¨®n de la voluntad nacional".
Incremento de hostilidad
Aquel ataque de la aviaci¨®n israel¨ª fue, sin duda, el punto de partida de un rosario de sucesos que contribuir¨¢n a incrementar la hostilidad contra ese "enemigo de siempre" que sigue siendo, a pesar del establecimiento de relaciones diplom¨¢ticas, Israel, y de rebote contra Estados Unidos, la superpotencia que le ampara.Poco despu¨¦s tuvo lugar el asesinato a sangre fr¨ªa de siete turistas israel¨ªes por el recluta de la polic¨ªa Suleiman Jater, convertido inmediatamente por ciertos sectores radicales de la opini¨®n en un "h¨¦roe nacional", cuyas v¨ªctimas eran... mujeres, ni?os y un anciano.
Pero, sobre todo, lo que desat¨® las furias contra Estados Unidos y su presidente, Ronald Reagan, fue el secuestro, por cazabombarderos norteamericanos, del avi¨®n de Egypt Air que transportaba de El Cairo a T¨²nez a los cuatro palestinos que secuestraron en octubre pasado el transatl¨¢ntico italiano Achille Lauro, con m¨¢s de 400 pasajeros a bordo.
Acto de pirater¨ªa
De nuevo las calles se llenaron de estudiantes enfervorizados y de nuevo la oposici¨®n se indign¨® con la misma virulencia que en octubre. Desgarrado entre su alianza con Washington y su opini¨®n p¨²blica revuelta, el presidente Hosni Mubarak acab¨® denunciando el "acto de pirater¨ªa" norteamericano y pidi¨® incluso que le presentasen excusas a su pueblo.El presidente norteamericano, Ronald Reagan se neg¨® en rotundo, pero acept¨®, sin embargo, enviarle a un emisario, John Whitehead, al que el rais hizo esperar 24 horas antes de recibirle para manifestarle as¨ª su malhumor.
En los mentideros locales se rumoreaba entonces que la Casa Blanca har¨ªa un segundo gesto de buena voluntad sustituyendo a su embajador en El Cairo, Nicholas Veliotes, cuyo comportamiento durante el secuestro del Achille Lauro disgust¨® a las autoridades del pa¨ªs donde estaba acreditado.
El jefe de misi¨®n norteamericano abandon¨® finalmente en enero la carrera diplom¨¢tica, casi al mismo tiempo que un tribunal cairota admit¨ªa a tr¨¢mite la querella. del abogado Mustaf¨¢ Achub contra el presidente estadounidense, al que exige 10.000 millones de d¨®lares (casi un bill¨®n y medio de pesetas)
por haber "zaherido los sentimientos y el honor del pueblo egipcio" ordenando a su fuerza a¨¦rea que interceptase el avi¨®n de Egypt Air con los palestinos a bordo.
Los jefes de la oposici¨®n, recibidos en aquellas fechas por Mubarak en el palacio presidencial, reconocieron un¨¢nimemente a su salida del encuentro con el presidente que su interlocutor no ahorraba esfuerzos para "restablecer la dignidad de Egipto".
Pero cuando, poco despu¨¦s, Hosni Mubarak daba de nuevo a entender que las "nubes" que ensombrec¨ªan sus relaciones con el presidente norteamericano se estaban disipando, sus adversarios encontraron otro motivo adicional para criticar su sumisi¨®n a su principal aliado.
La rapidez con la que su Gobierno decidi¨® ordenar en noviembre de 1985 el asalto por una unidad de elite del avi¨®n de Egypt Air desviado por un comando terrorista hasta la isla de Malta, un ataque que concluy¨® con 60 muertos, entre pasajeros y secuestradores, incit¨®, por ejemplo, a Jaled Mohiedin, l¨ªder del izquierdista Reagrupamiento Progresista Unionista, a manifestar abiertamente sus sospechas de que Estados Unidos era el instigador de la "firmeza" egipcia.
"Acci¨®n heroica"
A los pocos d¨ªas, la Prensa norteamericana revelaba que tres oficiales del Pent¨¢gono acompa?aron hasta La Valetta a los militares egipicios para asesorarles en su "heroica acci¨®n", seg¨²n describi¨® Mubarak la operaci¨®n de toma del aparato.La sangrienta incursi¨®n israel¨ª en el espacio a¨¦reo tunecino y los secuestros del Achille Lauro y del Boeing de Egypt Air en Malta han servido para que -sin llegar a otorgar la menor credibilidad al l¨ªder libio Muaminar el Gaddafi, que define a Hosni Mubarak como un "agente a sueldo de la CIA"- la intelectualidad egipcia modifique su visi¨®n de la ayuda de Estados Unidos y se pregunte sobre el margen de autonom¨ªa de la pol¨ªtica exterior de su pa¨ªs.
Siete a?os de transferencias a Egipto de fondos aprobados por el Congreso norteamericano han elevado la deuda p¨²blica egipcia con Estados Unidos a cerca de 9.000 millones de d¨®lares (casi 1.3 billones de pesetas), pero lo que resulta a¨²n m¨¢s preocupante para los responsables cairotas es su dependencia alimentar¨ªa de la superpotencia norteamericana, a la que compran nada menos que el 40% del trigo que, transformado en pan, constituye el alimento b¨¢sico de sus 48 millones de ciudadanos.
Como el crecimiento demogr¨¢fico supera el aumento de la productividad agr¨ªcola, el v¨ªnculo con el pa¨ªs-granero se acent¨²a todos los a?os. Sin Estados Unidos habr¨ªa mucha m¨¢s hambre en Egipto.
Subordinaci¨®n econ¨®mica
"Estas subordinaciones econ¨®micas", subraya Ibrahim Chukri, l¨ªder del Partido Socialista del Trabajo (PTS), "proporcionan a nuestro enemigo (Israel) alarmantes medios de presi¨®n".Su adjunto, Murad, recuerda que en m¨¢s de una ocasi¨®n Mubarak ha reconocido que "un pueblo que depende de otros para comer no puede ser independiente a la hora de tomar decisiones". "Y Estados Unidos", agrega, "puede hacernos morir de hambre".
En su comunicado conjunto de octubre, Chukri y sus cuatro hom¨®logos de la oposici¨®n instaron al Gabinete a que "actuase de cara a la edificaci¨®n de un poder¨ªo econ¨®mico y militar independiente que permita a Egipto recuperar su papel de liderazgo en el seno del movimiento de liberaci¨®n ¨¢rabe y en el marco del no alineamiento", una ilusi¨®n imposible de llevar a la pr¨¢ctica mientras est¨¦ sumido en la actual "tempestad" econ¨®mica.
"Tenemos menos margen de maniobra", recalca un estudiante cairota de Derecho, "que cualquier rep¨²blica bananera de ese patio trasero de Estados Unidos que es Centroam¨¦rica". "Somos una naci¨®n maniatada".
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