El trasplante como excepci¨®n
LAS NOTICIAS de trasplantes de ¨®rganos son cada vez m¨¢s abundantes: pero todav¨ªa tienen fuerza de noticia, o sea, de hecho excepcional, notable, azaroso. Va a ser as¨ª durante mucho tiempo. La t¨¦cnica m¨¦dica del trasplante ha progresado en Espa?a de una manera muy considerable, pero la estructura o la organizaci¨®n de la sociedad ha adelantado menos. Son necesarios grandes medios y enormes esfuerzos antes del quir¨®fano.Uno de los obst¨¢culos sociales es el de la escasez de donantes. Aunque la ley, que fue un progreso, especifica que es donante todo aquel que no ha expresado su negativa -antes era precisa la autorizaci¨®n escrita-, todav¨ªa hay resistencias o escr¨²pulos por parte de los familiares. Unas ideas muy arraigadas del culto al cuerpo de los muertos aparecen en muchas personas. Pero muchas otras veces el tema ni se plantea, ni siquiera se recuerda ante la magnitud de la desgracia de una muerte. La mentalizaci¨®n avanza muy poco a poco y, en este sentido, la publicaci¨®n de las noticias no s¨®lo cubre el aspecto de la informaci¨®n, sino que ayuda a la concienci aci¨®n. Todos somos receptores potenciales de ¨®rganos; todos somos, tambi¨¦n, donantes potenciales. Muchas veces las ofertas de donaci¨®n s¨®lo surgen cuando los grandes medios de comunicaci¨®n anuncian que alguien est¨¢ esperando al borde de la muerte el ¨®rgano que quiz¨¢ pueda salvarle. Es triste reconocer que las condiciones simp¨¢ticas de la persona que espera aumentan el n¨²mero de ofertas.
Est¨¢, adem¨¢s, hasta este preciso momento en que se anuncia la preparaci¨®n de un organismo de informaci¨®n, la falta de una red suficiente e instant¨¢nea de la existencia de posibles donantes. La iniciativa de los centros o de los cirujanos que tienen en sus manos al receptor que espera es lo que suele actuar, alertando a sus colegas; falta todav¨ªa -y es lo que se tiende a corregir con las nuevas disposiciones- una automatizaci¨®n, una red inform¨¢tica que mantenga vivo el sistema. Y a todo ello hay que a?adir el transporte del ¨®rgano, que ha de ser veloc¨ªsimo y en condiciones muy especiales. No todos los centros est¨¢n capacitados ni autorizados para efectuar las dos operaciones -extracci¨®n e injerto-; el Ministerio de Sanidad trata de asegurar las condiciones cient¨ªficas ¨®ptimas en un mercado econ¨®mico dudoso, pero su celo tambi¨¦n se suma a las dificultades, como cualquier burocracia a?adida.
Como a nadie se le oculta, todo esto hace que el precio de un trasplante sea enorme. Pocos enfermos privados se lo pueden permitir, y la asistencia p¨²blica no est¨¢ en condiciones de abordar ahora un sistema generalizado de trasplantes de ¨®rganos. Es decir, que estamos todav¨ªa muy lejos de una socializaci¨®n del trasplante. Los ¨²ltimos casos publicados enumeran algunas de las circunstancias extraordinarias que los han hecho posibles: un llamamiento por Televisi¨®n Espa?ola, la circunstancia de un accidente de tr¨¢fico que dio lugar al donante y la anuencia de un familiar; la movilizaci¨®n durante varias horas de un equipo quir¨²rgico de dos cl¨ªnicas en Barcelona, la preservaci¨®n del ¨®rgano extra¨ªdo en una nevera, inmerso en un l¨ªquido especial; el transporte por la polic¨ªa al aeropuerto; un avi¨®n cedido por las fuerzas a¨¦reas para llevarlo a Madrid, donde un trabajo equivalente en medios al de Barcelona consigui¨® que todo fuera a terminar en el quir¨®fano. La repetici¨®n de este laborioso proceso en M¨¢laga y Santander, en el transcurso de la ¨²ltima semana, es un dato optimista, aunque todav¨ªa sigamos movi¨¦ndonos en el terreno de lo excepcional.
F¨¢cilmente se comprende que el sistema de trasplantes, aparte de las inseguridades m¨¦dicas que ofrece todav¨ªa en todo el mundo, no es algo que haya que tener en cuenta como posibilidad de salvaci¨®n inmediata: la ley de probabilidades no lo avala plenamente. La forma de considerar actualmente los trasplantes no puede ser de ninguna manera, salvo en los casos muy excepcionales, que son noticia, como una manera de curar en la infinidad de casos que por ahora no tienen otra salida, sino como una experimentaci¨®n, una investigaci¨®n que dar¨¢ sus rendimientos a largo plazo y en la que la sociedad debe colaborar sin l¨ªmites con los m¨¦dicos desde el hecho individual de la oferta de ¨®rganos hasta la adecuaci¨®n de las infraestructuras para hacerlos posibles. Y, a fin de cuentas, porque cualquier ayuda a preservar una vida humana, aunque sea de una manera excepcional, siempre merece todos los esfuerzos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.