La cloaca
Una de las escenas de nacionalismo demag¨®gico m¨¢s indecentes de la historia del cine est¨¢ en, la por otros conceptos genial pel¨ªcula, Alexandr Nevski, de Serguei Eisentein. Recu¨¦rdese la gran batalla del lago y las asombrosas composiciones pl¨¢sticas alcanzadas all¨ª, en las que, aunque llevan la cara tapada por armaduras, se puede reconocer qui¨¦n es guerrero ruso y qui¨¦n alem¨¢n a vista de p¨¢jaro, con s¨®lo verles morir: los rusos mueren como cisnes, los alemanes como cerdos.Con todo tipo de desagravios comparativos para la memoria de Eisentein, Rocky IV es la historia de unos angelicales ciudadanos norteamericanos, perfumados, relucientes, guapos, bondadosos, saltarines, id¨ªlicos pajaritos humanos que viven arrojando flores andorranas al suelo del mundo desde el tronco de su paradis¨ªaca Am¨¦rica, y que, retados y acosados por una infame turba de rusos feos, torvos, s¨®rdidos y mal¨¦volos, la resuelven en singular combate, en el que un dulce gorri¨®n numantino llamado Rocky Balboa noquea a una rijosa y sovi¨¦tica bestia cibern¨¦tica llamadalv¨¢n Drago, en una de las escenas de boxeo m¨¢s penosas que se recuerdan en un cine como el norteamericano, que ha realizado las mejores pel¨ªculas sobre este deporte.
Rocky IV
Director y guionista: Sylvester Stallone. Int¨¦rpretes: Sylvester Stallone, Talia Shire, Burt Young. Norteamericana, 1985. Estreno en Madrid: cines Conde Duque, Imperial, La Vaguada, Salamanca.
La diferencia radica en que la desvergonzada mentira nacionalista de Alexandr Nevski estaba protegida por la deslumbrante verdad cinematogr¨¢fica de las formas con que aquella falacia stalinista era contada, mientras que en Rocky IV las formas de narrar lo narrado en esta burda impostura reaganista son todav¨ªa m¨¢s imb¨¦ciles -entendida esta palabra en sentido cl¨ªnico- que sus subnormales contenidos.
El filme carece del menor inter¨¦s y no debiera gastarse en ¨¦l otro esfuerzo anal¨ªtico que el del silencio. Pero Rocky IV llega de su pa¨ªs de origen avalado por espeluznantes cifras de audiencia y de taquillaje, que le han convertido en noticia mundial. ?Que este engendro cinematogr¨¢fico es la "pel¨ªcula del a?o" en los Estados Unidos? Uno se frota los ojos ante tal pregunta, porque carece de contestaci¨®n posible en el espacio que un peri¨®d¨ªco dedica a la cr¨ªtica cinematogr¨¢fica. Este comentarista se la traspasa al ¨²nico que podr¨ªa contestarla: el especialista, si es que lo hay, en patolog¨ªa social.
Como apariencia de cine y no como cine, que no lo es en absoluto, de este filme s¨®lo se puede decir aqu¨ª que es un vulgar desarrollo, p¨¦simamente graduado e interpretado, de un esquema de cartoon del mito de David y Goliat, pero raptado de sus m¨ªticos confines b¨ªblicos y traido a la pedestre t¨¦cnica del cine no considerado como arte, sino como t¨¦cnica de desahogo, esa sabid¨ªsima marruller¨ªa que conduce de la placidez a la crispaci¨®n, de la flema inicial al mamporro final, en un crescendo no buscador de las leyes del ascenso f¨ªlmico sino de las ovaciones del ing¨¦nuo o del necesitado. Uno, que en buena parte identifica a Hollywood con el Cine, as¨ª, en may¨²scula, se resiste a creer que aquel manantial de oro se haya convertido en esta cloaca.
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