Arma de combate
Conoc¨ª a Pepe Mart¨ªnez en 1950, la primera vez que llegu¨¦ sin pasaporte a Par¨ªs. Desde entonces fue para m¨ª, como para tantos otros j¨®venes espa?oles, una referencia imperativa en la lucha antifranquista. Jos¨¦ Mart¨ªnez Guerricabeitia, despu¨¦s de unos a?os de prisi¨®n en Valencia por su militancia anarquista, hab¨ªa podido refugiarse en Francia en 1948. Su primer n¨²cleo pol¨ªtico en el exilio lo constituy¨® con unos universitarios madrile?os refugiados en Par¨ªs -Paco Benet, Nicol¨¢s S¨¢nchez Albornoz, Luis Lamana, etc¨¦tera- en un intento de crear una plataforma democr¨¢tica de la izquierda independiente cuyo instrumento fue una revista intelectual y pol¨ªtica. Su confianza en la letra impresa como arma del combate pol¨ªtico, tan propia de la tradici¨®n anarquista, le llev¨® a crear en 1961 Ruedo Ib¨¦rico.Ruedo Ib¨¦rico fue la raz¨®n y ha sido la obra de Pepe Mart¨ªnez. Verdadera memoria hist¨®rica de una parte decisiva de la resistencia democr¨¢tica, Ruedo se mantuvo hasta el final irreductiblemente independiente. La democracia espa?ola debe a Ruedo Ib¨¦rico la publicaci¨®n primera de obras tan significativas como La guerra civil espa?ola, de Hugh Thomas; La breve historia de la guerra civil, de Gabriel Jackson, y El laberinto espa?ol, de Gerald Brenan.
Ruedo fue organizando y difundiendo, desde una perspectiva cr¨ªtica radical, pero pegada a la realidad, lo que suced¨ªa en Espa?a. Libros como Espa?a, hoy y Horizonte espa?ol fueron, son, testigos necesarios. Por Ruedo pasaron los felipistas de generaciones y los entonces recientes disidentes comunistas, como Claud¨ªn y Sempr¨²n. Pepe Mart¨ªnez ha muerto solo. Cuando se desvanezca la espuma del pragmatismo pol¨ªtico, este artesano del libro e intransigente pensador pol¨ªtico ser¨¢ referencia inevitable de la izquierda recobrada.
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