Caterina Mieras
Dermat¨®loga, quiere representar a las nuevas generaciones de m¨¦dicos
Caterina Mieras, candidata a la presidencia del Colegio de M¨¦dicos de Barcelona, es dermat¨®loga y trabaja como m¨¦dica adjunta en la residencia de la Seguridad Social del Valle de Hebr¨®n. Tiene 38 a?os y no es una patum (personalidad c¨¦lebre), como no lo son los otros miembros de la candidatura que encabeza, cuya edad media no supera los 35 a?os. ?stos son profesionales j¨®venes que no han llegado a conocer m¨¢s que de o¨ªdas los privilegios que anta?o eran consustanciales a su profesi¨®n. Caterina Mieras y sus compa?eros han llegado a la profesi¨®n cuando el colectivo m¨¦dico se sumerg¨ªa en una acelerada proletarizaci¨®n.
La primera consecuencia de esta situaci¨®n ha sido la brutal ca¨ªda del poder adquisitivo de los salarios. La propia Caterina Mieres cobra 120.000 pesetas mensuales. 'Tengo tres hijos y, obviamente, este sueldo es insuficiente. De manera que yo tambi¨¦n he tenido que abrir mi consulta privada".Ha llegado el tiempo, sin embargo, en que poseer un salario, aunque sea insuficiente, es ya todo un ¨¦xito, porque los m¨¦dicos en paro se cuentan por miles. S¨®lo en eI Colegio de M¨¦dicos de Barcelona hay m¨¢s de 4.000 inscritos.
La situaci¨®n es dif¨ªcil para todos, pero todav¨ªa lo es m¨¢s si se trata de una mujer. "En 1960", dice Caterina Mieres, "s¨®lo el 1,4% de los graduados en Medicina de Espa?a eran mujeres. En 1982 ¨¦ramos ya el 20% y se prev¨¦ que a final de siglo seamos el 32%, pero este progreso se ha conseguido a costa de un sobreesfuerzo constante por parte de estas mujeres, cuyos resultados no son proporcionales. La prueba es que a pesar de ser el 20% de la profesi¨®n, son escas¨ªsimas las mujeres que ocupan cargos de direcci¨®n".
"Esto es as¨ª porque, conforme aumenta el grado de responsabiliad, aumenta tambi¨¦n la competividad. Y cuanta mayor competividad hay, peores son las condiciones en que tiene que luchar la mujer. El hombre puede dedicarse exclusivamente a ese objetivo, pero la mujer ha de competir sin dejar otras responsabilidades, desde la maternidad al cuidado de la casa", se?ala.
Caterina Mieres es una cualificada testigo de esta competitividad. Hija de una familia de payeses humildes de un pueblo de mallorca, estudi¨® bachillerato con una beca. Cuando lo termin¨®, quiso estudiar Medicina, pero esa no era una profesi¨®n apropiada para una mujer. Lo mejor era estudiar Magisterio.
Caterina Mieres se pleg¨® a los condicionamientos sociales, pero s¨®lo en apariencia. Hizo toda la carrera de Magisterio en un solo curso. Inmediatamente aprob¨® las oposiciones y, con su plaza de maestra en el bolsillo, se fue a la facultad de Medicina. Eso suced¨ªa en 1968, a?o de agitaciones estudiantiles y utop¨ªas revolucionaris. Se acabaron las notas brillantes. Se hizo del Sindicato Democr¨¢tico de Estudiantes y comenz¨® una peripecia personal y profesional que ahora se dirige a la presidencia del Colegio de M¨¦dicos de Barcelona con el objetivo de mejorar las prestaciones de la asistencia sanitaria p¨²blica y las condiciones de trabajo de los profesionales de la medicina.
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