Ono Schily, el 'fiscal' de Kohl
Otto Schily, miembro muy at¨ªpico del partido de los verdes, abogado de 52 a?os, diputado hasta hace pocos d¨ªas y personificaci¨®n de las pesadillas que sufre ¨²ltimamente el canciller (jefe de Gobierno) alem¨¢n occidental, Helmut Kohl, abandon¨® ayer su esca?o en el Parlamento de la Rep¨²blica Federal de Alemania para ceder su turno a otro verde, como lo establecen las reglas de rotaci¨®n de su partido.Otto Schily es el ¨²nico verde que viste regularmente traje y corbata, se corta el pelo con cierta regularidad y tiene unos modales de exquisita cortes¨ªa, que para muchos de sus compa?eros de partido son deleznables h¨¢bitos burgueses. Sin embargo, Schily es, y esto ya lo sabe la clase pol¨ªtica de la Rep¨²blica Federal de Alemania, el verde m¨¢s peligroso de todos. Como miembro de la comisi¨®n Flick del Bundestag (Parlamento), ha sido el terror de los implicados, que no son pocos, en este esc¨¢ndalo de subvenciones, corrupciones y fraudes fiscales.
En enero, Schily present¨® dos denuncias contra el canciller Kohl por supuesto falso testimonio ante dos comisiones parlamentarias. Las denuncias han sido aceptadas, y la apertura de dos sumarios contra el jefe del Gobierno federal han conmocionado la escena pol¨ªtica de Bonn y amenazan seriamente al futuro pol¨ªtico del canciller.
En las asambleas de los verdes parece un infiltrado. No lleva pegatinas en el pecho, ni viste jerseis tricotados, ni se envuelve el cuello en pa?uelos palestinos ni calza zuecos ortop¨¦dicos. Adem¨¢s habla pausadamente y argumenta con rigor. Esto le hace sospechoso en su partido. El sector de los fundamentalistas o ecopacifistas radicales lo considera su mayor adversario pol¨ªtico.
Ya en la pasada d¨¦cada, en la que defendi¨® como abogado a numerosos miembros de la oposici¨®n extraparlamentaria de Berl¨ªn y a la integrante de la Fracci¨®n del Ej¨¦rcito Rojo (RAF) Gudrun Enssilins en el c¨¦lebre proceso de Staminheim, Schily acud¨ªa a los tribunales respetuosamente con su toga, pero pon¨ªa en mayores dificultades a los fiscales y jueces que sus compa?eros en pantalones vaqueros y cazadora de cuero.
Otto Schily naci¨® en plena cuenca industrial del Ruhr, en Bochum, hijo del director de una siderurgia, y tuvo una educaci¨®n cosmopolita. A¨²n recuerda c¨®mo un d¨ªa, en aquellos a?os anteriores a la guerra, lleg¨® la Gestapo a su casa y se llev¨® todos los libros de la biblioteca familiar. En su momento quiso dedicarse a la m¨²sica, pero abandon¨® por considerarse poco dotado. Posiblemente fue otra prueba de una lucidez de la que hace siempre gala.
En los a?os setenta, Schily se defin¨ªa como comunista liberal y, siguiendo una evoluci¨®n parecida a la de muchos correligionarios en la izquierda extraparlamentaria y se uni¨® a los verdes cuando el movimiento alternativo comenz¨® a fraguarse. En 1983 fue elegido diputado y, tras salir a la luz el esc¨¢ndalo pas¨® a formar parte de la comisi¨®n parlamentaria para investigar lo que ha sido el mayor caso de corrupci¨®n pol¨ªtica de la historia de la RFA.
En la comisi¨®n Flick, Schily se convirti¨® pronto en el protagonista, gracias a su brillantez, su rigor en la investigaci¨®n y su desd¨¦n hacia todo tipo de componendas para aclarar los hechos. Seg¨²n muchos, en el ¨²nico garante de la eficacia de la investigaci¨®n.
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