Una sobrecogedora pel¨ªcula sovi¨¦tica trae el gran cine al festival de Madrid
La sexta jornada, correspondiente al mi¨¦rcoles, del Festival Internacional de Cine de Madrid, present¨® en su secci¨®n oficial a competici¨®n. el filme italiano de Carlo Lizzani Mamma Ebe y el norteamericano Fandango, que era muy esperado pero que no convenci¨®. Fuera de concurso se proyect¨® tambi¨¦n Ven y mira, pel¨ªcula del cineasta sovi¨¦tico -apartado forzosamente durante muchos a?os del cine en su pa¨ªs- Elem Klimov. Es un filme sobrecogedor, de excepcional dureza y no menos excepcional calidad, hasta el punto que en algunas escenas la ins¨®lita manera de hacer cine de Klimov toca las fronteras del genio.
S¨®lo por la presencia, aunque sea honor¨ªfica, de un filme como Ven y mira se justifica la existencia de cualquier festival. El filme se estren¨® hace un a?o en el festival de Mosc¨², donde obtuvo el primer premio. No obstante, la pel¨ªcula alcanz¨® poca repercusi¨®n posterior, en parte por el desprecio que en Occidente hay de los criterios del certamen moscovita y en parte por una mala comercializaci¨®n del filme por la distribuidora estatal sovi¨¦tica.Ven y mira se ha proyectado en casi todos los festivales posteriores al de Mosc¨² pero, pese a ello, su eco en los sectores de la cr¨ªtica internacional ha sido escaso. Por una parte, el filme fue sumergido en la morralla de las secciones informativas de manera indiscriminada y sin dar a sus proyecciones ninguna relevancia -lo que no dice nada bueno de la sensibilidad de los programadores de estos festivales, que pod¨ªan haberlo situado en las ¨²nicas plataformas fuentes de noticias, que son las secciones oficiales- y, por otra, los analistas que alcanzaron a verlo en medio de esas secciones informativas no distinguieron con suficiente energ¨ªa la tremenda singularidad de Ven y mira y ¨¦ste no volvi¨®, despu¨¦s de Mosc¨², a saltar a las cabeceras de sus cr¨®nicas.
En Madrid, por suerte o por sagacidad de los programadores de Imagfic, Ven y mira ha entrado en la selecci¨®n oficial, y -el hecho es curioso- en su proyecci¨®n nocturna en el Palacio de la M¨²sica, precisamente en sesiones donde el lleno hasta la bandera se ven¨ªa produciendo a diario, la sala estaba medio vac¨ªa. Esto da idea del desconocimiento, que existe sobre este filme excepcional, una de las pel¨ªculas que contiene mejor, m¨¢s singular y m¨¢s arriesgado cine de las vistas en los ¨²ltimos a?os.
Sin embargo, Ven y mira no es un filme perfecto. Es incluso desequilibrado. Tiene escenas in¨²tilmente alargadas, sobre todo al final, que debiera ir con menos rodeos hacia el cierre de la tragedia, una tragedia genuina que Klimov cuenta y representa con absoluta maestr¨ªa, con magn¨¦tico patetismo y un estilo raro, singular, diferenciad¨ªsimo, distinto a cualquier otro impuesto por los cineastas de m¨¢s acusada personalidad.
Pero con independencia de estos alargamientos finales, Ven y mira es una obra de tal hondura e intensidad dram¨¢tica que admira, deja al espectador que cre¨ªa que todo est¨¢ ya inventado en cine literalmente estupefacto. Y hay, en concreto, una fase del filme -desde el encuentro del muchacho guerrillero con la chica del bosque hasta la llegada de ambos a la isla donde se han refugiado los supervivientes de las aldeas bielorrusas exterminadas por los nazis- que roza, y me atrever¨ªa a decir que traspasa, aunque para esto habr¨ªa que analizar la pel¨ªcula con detenimiento y verla varias veces, la frontera del genio.
Babelia
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