Un debate de la izquierda europea / y 2
La autora prosigue su reflexi¨®n sobre el pr¨®ximo congreso del Partido Comunista Italiano (PCI), en el que las distintas tendencias tratar¨¢n de redefinir la personalidad de esta formaci¨®n. Corren tiempos en los que la esfera pol¨ªtica se distancia de la base social. Extinguidas, a su juicio, las llamaradas del revolucionarismo radical y puestas en entredicho las grandes formaciones reformistas, las discusiones t¨¢cticas y estrat¨¦gicas del congreso cobran una vigencia infrecuente.
El congreso que viene se anuncia caliente. Merece la pena observar que lo que va a hacer que arda no van a ser las grandes discriminaciones de anta?o entre ortodoxia y herej¨ªa, que se refer¨ªan sobre todo al alineamiento internacional y a la naturaleza del partido. Respecto del primer punto, y sin grandes alharacas, las tesis reconocen la existencia de un imperio sovi¨¦tico enfrentado a uno norteamericano; se interrogan, con diversidad de acentos, sobre lo que hay de circunstancial en uno y en otro (el reaganismo como coyuntura o como alma del sistema pol¨ªtico-social de Estados Unidos, por un lado, y por otro, una cautelosa valoraci¨®n de la l¨ªnea de Gorbachov). Las tesis han definido al bloque del Este como el bloque del socialismo real, entre comillas: no se pod¨ªa ser m¨¢s directo. Este es un tema, para un partido comunista, respecto al cual la elecci¨®n de la fr¨ªa historizaci¨®n significa un cambio interno definitivo.Tampoco ha sido dram¨¢tica la discusi¨®n sobre el partido. No se ha apelado a la mera diversidad moral, a los pasados gloriosos, a las tradiciones: el PCI considera que est¨¢ retrasado, no piensa que ha perdido terreno debido s¨®lo a la fuerza del adversario, sino tambi¨¦n debido a sus propias limitaciones, y pone en entredicho sin demasiadas contemplaciones sus estructuras y sus m¨¦todos. La constataci¨®n, desde la izquierda y desde la derecha, de que se est¨¢ en un momento que es algo m¨¢s que una simple fase cr¨ªtica que hay que superar ha vaciado, m¨¢s que de, molido, algunos mitos y ha borrado de hecho la teor¨ªa y la pr¨¢ctica del centralismo democr¨¢tico.
El verdadero punto de divisi¨®n sobre el que girar¨¢ el congreso es el del qu¨¦ ser, adem¨¢s del de qu¨¦ hacer para un gran partido de izquierda hoy, mientras el capitalismo parece salir reforzado por las contestaciones y las luchas que lo han sacudido en los a?os sesenta y setenta. Y por si fuera poco, efect¨²a un nuevo y agresivo lanzamiento de su ideolog¨ªa, en particular de su modalidad menos inclinada a componendas, el empresarismo puro, el beneficio, la competitividad y la desigualdad como valores, el crecimiento econ¨®mico cueste lo que cueste, y ello no sin dejar un sitio a regurgitaciones fascistas, como el racismo y el retorno de los integralismos religioso-familiares. Incluso la democracia como valor deja paso a la democracia como t¨¦cnica, y el principio de representatividad decae en beneficio del de mercado pol¨ªtico. Las dimensiones de esta ofensiva en Italia son tan grandes como grande, y prolongado respecto a otros pa¨ªses, ha sido el movimiento, o mejor, los movimientos (que ya no son s¨®lo obreros), de lucha.
Tanto la derecha como la izquierda del PCI parecen tener conciencia de que esta ofensiva no tiene ya el rostro de un Roosevelt o de un Kennedy porque ya no existen m¨¢rgenes para un verdadero contrato social.
Marginaci¨®n social
El tipo de revoluci¨®n tecnol¨®gica que se est¨¢ imponiendo (quiz¨¢ acelerada por la contestaci¨®n misma, al llevar al sistema productivo a una recesi¨®n y luego a una reestructuraci¨®n) destruye fuerza de trabajo, y ya no por un espacio de tiempo breve, y crea de nuevo adem¨¢s, como en las dem¨¢s revoluciones del capital, otros terrenos para las necesidades de mano de obra.
La sociedad se divide, marginando -seg¨²n dice Peter Glotza un tercio de s¨ª misma, a los in¨²tiles. El aumento del desempleo, en especial del juvenil, en los pa¨ªses de la OCDE (en Italia alcanza el 34%) no es el s¨ªntoma de una fiebre, sino de lo cr¨®nico de un crecimiento separado ya, como dice el socialista Giorgio Ruffolo (1), del desarrollo en el sentido pleno de la palabra. As¨ª, pues, la esfera pol¨ªtica se distancia de la base social, quedando separada y rechazando el antiguo ideal de la participaci¨®n. La vuelta a lo privado y el fin de la solidaridad no son acontecimientos de la ideolog¨ªa, sino proyecci¨®n del sistema de poder econ¨®mico y estatal, al que ya no parece enfrentarse realmente una sociedad deseosa de autogestionarse y capaz de hacerlo.
As¨ª, pues, si las llamaradas de revolucionarismo radical se han extinguido, la suerte de las grandes formaciones reformistas, basadas en la mediaci¨®n y el consenso, tambi¨¦n est¨¢n siendo puestas en entredicho. No es casualidad que tanto all¨ª donde son fuertes en el Parlamento como donde son d¨¦biles, los partidos socialistas no son capaces de llevar a cabo su gesti¨®n si no es de acuerdo con el modelo liberal, con algunos amortiguadores secundarios; la crisis de welfare state y de una expansi¨®n difusa y reequilibradora arrastra consigo el humus ben¨¦fico de las socialdemocracias.A¨²n as¨ª, este movimiento del equilibrio hacia las ideolog¨ªas y las pr¨¢cticas de las clases dominantes, sin dejar espacios de mediaci¨®n, las hace m¨¢s fr¨¢giles. No es casualidad el hecho de que Europa eche abajo a todos sus Gobiernos desde hace una d¨¦cada; quiz¨¢ sea Espa?a el ¨²nico pa¨ªs donde esto no ha ocurrido hasta el presente. Margaret Thatcher y Helmuth Kohl van a perder las elecciones, y en Italia el propio partido de Craxi, despu¨¦s de haber llevado adelante con dureza una pol¨ªtica neoliberal, est¨¢ buscando de nuevo un interlocutor a su izquierda.
La discusi¨®n relativa al congreso comunista le ofrece quiz¨¢ una salida, una salida que no sea una ¨¢spera oposici¨®n ni una rendici¨®n.. En este sentido, el PCI ha llevado a cabo un movimiento inesperado: ha superado lo que parec¨ªa la, cuesti¨®n b¨¢sica, socialdemocratizarse o no, pues era una cuesti¨®n, hist¨®ricamente avejentada. Esto no quiere decir que sus respuestas vayan a ser satisfactorias y definitivas, nada de eso. Quiere decir que se plantea los interrogantes reales, en sinton¨ªa con otras inquietudes, de su pa¨ªs y de otros pa¨ªses. Algo ha salvado al PCI de la esclerosis. Pero todav¨ªa es pronto para decir d¨®nde van a llevarle todos estos problemas y de qu¨¦ manera va a integrarse con el resto de la izquierda italiana.
1. El economista socialista Giorgio Ruffolo acaba de publicar La qualit¨¢ sociale (le vie dello sviluppo) en el que polemiza con la idea de crecimiento econ¨®mico puro, que prescinde de los costes sociales.
es periodista y escritora, fundadora del diario Il Manifesto.
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