Los arenques de Carvalho
El aficionado al g¨¦nero policiaco sabe o deber¨ªa saber que un red herring (literalmente, arenque ahumado) es, en la lengua de sus grandes cl¨¢sicos, esa pista falsa o distracci¨®n de la intriga central que el autor introduce no tanto para dar cuerpo a su historia como para burlar al sabueso que todo lector lleva dentro.A juzgar por los primeros cuatro episodios de esta serie de ocho al escribir Pepe Carvalho Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n quiso escurrir el bulto estrictamente criminal, planteando en cada historia nueva de este personaje suyo, bien conocido por novelas anteriores una indagaci¨®n e) glosa de un ¨¢mbito espec¨ªfico.
Microclimas sociales
Poco importaba por eso, en el primer cap¨ªtulo de la serie (Young Serra), saber qui¨¦n hab¨ªa matado al viejo boxeador en decadencia o, en el tercero (Golpe de Estado), desenmascarar a los verdaderos responsables de la trama golpista que contratan al mat¨®n internacional para su asesinato pol¨ªtico; la soluci¨®n final en esas y en las restantes entregas emitidas es el verdadero red herring del argumento, cuyo grueso est¨¢ constituido por el peque?o estudio de costumbres y microclirnas sociales que el escritor aborda con variedad y originalidad.
Pero hay que decir que Pepe Carvalho no es una buena serie.
Los di¨¢logos llaman muchas veces la atenci¨®n por su calidad, ins¨®lita en el medio; el tema musical es agradecido, casi pegadizo; Eusebio Poncela hace una creaci¨®n memorable de un tipo muy posiblemente re?ido con su propia fisiolog¨ªa, pero mientras el espectador ve cada cap¨ªtulo, lo dominante -en el g¨¦nero que por antonomasia exige precisi¨®n y concentraciones la dispersi¨®n, el desmayo, la difuminaci¨®n entre asunto y personajes, entre trama y trazado dram¨¢tico.
?Las culpas? Domenec Font, coguionista con el autor original, insinu¨® en estas mismas p¨¢ginas (v¨¦ase EL PA?S del 22 de febrero) sus razones, que, convincentemente argumentadas y al parecer compartidas por V¨¢zquez Montalb¨¢n, bien podr¨ªan ser las razones. Nosotros, desde el otro lado de la peque?a pantalla, s¨®lo podemos hacer hip¨®tesis.
Desangelado homenaje
?Es el realizador argentino Adolfo Aristar¨¢in el indicado para dar vida a una serie tan minuciosamente atenta a los n¨²cleos urbanos y a ciertas peculiaridades at¨¢vicas de nuestro pa¨ªs? No conviene pecar de chovinismo, pero a la vista de la escasa consistencia atmosf¨¦rica que el espeso barrio chino barcelon¨¦s ten¨ªa en Young Serra y del extraterrestre grupo de vividores madrile?os anclados en Huelva en el de la semana pasada (El mar, un cristal opaco), bien podr¨ªa decirse que Adolfo Aristar¨¢in es incapaz de plasmar el tejido aut¨®ctono y la rica fauna humana que sobre el papel acompa?a a las andanzas y especulaciones del detective.
No es casual, a mi juicio, que el mejor episodio hasta ahora haya sido Golpe de Estado, en el que, a pesar del disparatado doblaje de Eddie Constantine, Aristar¨¢in narraba con vigor y viveza los preparativos y la claustrofobia del asesino a sueldo aquejado de spleen; era el episodio de m¨¢s acci¨®n y el menos coral, y, por ambiente y realizaci¨®n, recordaba la excelente pel¨ªcula de Aristar¨¢in ¨²ltimos d¨ªas de la v¨ªctima.
Tampoco es f¨¢cil saber si en El mar, un cristal opaco -episodio con un personaje de marrullero sargento de la Guardia Civil estupendamente descrito-, las inconsecuentes citas del poeta portugu¨¦s Fernando Pessoa y el desangelado homenaje a Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n como padre de Pepe Carvalho en presencia de la criatura eran gui?os de vanidad literaria o esos a?adidos de Aristar¨¢in que los guionistan han protestado.
Las aventuras de Pepe Canvalho se emite hoy a las 22.50 por TVE-2.
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