El 'Cirolana', un laboratorio flotante
Tiene muy bello nombre latino, Cirolana, denominaci¨®n cient¨ªfica de un is¨®podo que escoge su h¨¢bitat entre las algas y es carn¨ªvoro depredador. De 83 metros de eslora y 1.500 toneladas de desplazamiento, este prodigioso barco oceanogr¨¢fico de bandera brit¨¢nica acaba de hacer una breve escala en Santander. Bi¨®logos de toda Europa -entre ellos no pocos espa?oles- han hecho en los ¨²ltimos 15 a?os alg¨²n cursillo en este arrastrero de portentoso equipamiento cient¨ªfico, que realiza al a?o, por los diversos mares del mundo, 10 campa?as dedicadas a la investigaci¨®n pesquera, de par¨¢metros f¨ªsicos o al estudio de los grandes fondos marinos para el posible vertido de residuos nucleares.
Lleva abordo 10 j¨®venes cient¨ªficos de ambos sexos, entre ellos una bi¨®loga c¨¢ntabra que regresa despu¨¦s de la ¨²ltima campa?a de rastreo por aguas continentales, ¨²ltimamente tan impetuosas que llegaron a generar olas de 20 metros. Convive con 28 marinos profesionales, encargados exclusivamente de la navegaci¨®n y la pesca.Bernard Bedford, veterano bi¨®logo brit¨¢nico de exquisita cortes¨ªa, no puede ocultar el orgullo que siente tanto de sus colegas como de la fant¨¢stica dotaci¨®n cient¨ªfica que no habr¨ªa podido jam¨¢s prever la imaginaci¨®n de Julio Verne.
Puente de mando
Los m¨¢s modernos aparatos para facilitar la navegaci¨®n se acumulan en el puente de mando, que es como un museo. Las complicadas y rancias cartas de navegaci¨®n son ahora discos rectangulares del tama?o de una tarjeta postal que muestran en una pantalla el perfil de la costa y hasta el lugar en que el Cirolana se encuentra ahora atracado. Obviamente, dispone de piloto autom¨¢tico, est¨¢ familiarizado con la navegaci¨®n por sat¨¦lite y sus ingenios de a bordo son capaces de fijar la posici¨®n en medio del Atl¨¢ntico con un margen de error de 25 metros. Los aparatos de detecci¨®n de pesca dejar¨ªan absortos a los armadores m¨¢s poderosos y progresistas, incluida una impresora que traza la ruta seguida por los arrastres para que no haya el m¨¢s m¨ªnimo error en el ¨¢rea de barrido. Por si semejantes alardes t¨¦cnicos no fuesen suficientes, el c¨²mulo de datos obtenidos en las observaciones pasa a un ordenador que los procesa inmediatamente, de forma que a bordo ninguna tarea queda para el d¨ªa siguiente: al instante se conoce la distribuci¨®n por talla y la edad de los peces hallados.
Bedford, que acaba de hurgar en las entra?as del golfo de Vizcaya, afirma que han encontrado menos jurel que en otras campa?as e igual densidad de merluza.
Les ha llamado la atenci¨®n la disminuci¨®n del tama?o medio de las poblaciones, aunque hay grandes masas de individuos j¨®venes. "Esto puede indicar", puntualiza, "que est¨¢ produci¨¦ndose una buena recuperaci¨®n del mar como consecuencia de la nueva estrategia de explotaci¨®n de las pesquer¨ªas y las regulaciones impuestas por el Mercado Com¨²n y la disminuci¨®n de la presi¨®n pesquera
Las campa?as de los nav¨ªos oceanogr¨¢ficos en aguas de la Comunidad Europea obedecen a orientaciones del Consejo Internacional para la Explotaci¨®n del Mar.
Las observaciones se env¨ªan puntualmente a los grupos de trabajo especializados 3, constituye un precioso material para trazar la pol¨ªtica pesquera a n¨ªvel continental. Los barcos se reparten las ¨¢reas de su trabajo, y mientras ingleses y franceses estudian m¨¢s minuciosamente los fondos del golfo y el suroeste de las islas brit¨¢nicas, sus colegas espa?oles se ocupan de la plataforma continental a lo largo de la cornisa cant¨¢brica.
Dinero bien invertido
Casi 1,5 millones de pesetas por d¨ªa es el presupuesto que requiere el uso del Cirolana, pero Bedford y sus bi¨®logos consideran que es un dinero muy bien invertido por el Gobierno de su pa¨ªs, donde la flota arrastrera de altura casi ha desaparecido en los tiltimos 10 a?os, antes de que surgiera la guerra del bacalao con Islandia.
Se siente confiado cuando asegura: "Las reservas del mar son hoy por hoy, gracias a una regulaci¨®n inteligente, inagotables. Creo que costar¨¢ mucho pescar los ¨²ltimos 10 peces porque el mar tiene una fant¨¢stica capacidad de recuperaci¨®n. Puede suceder que determinadas pesquer¨ªas resulten poco rentables desde el punto de vista econ¨®mico, pero ¨¦se es otro aspecto del problema. As¨ª sucedi¨®, por ejemplo, con el arenque del mar del Norte, que luego ha reaparecido".
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