Tango de tangos

Una s¨¢tira de la mitolog¨ªa argentina. Al hilo de las letras de tango los personajes se quedan como inmovilizados en el tiempo y dibujan algunos arquetipos: el que rebosa de cultura y de citas de fil¨®sofos y poetas; el popular, ignorante, chico de la calle y del boxeo; el que fue a Par¨ªs y se trajo una francesita, y chule¨®, y trata de encajarse s¨ª mismo en la leyenda del tango, y la francesita, que invent¨® la historia de que se acost¨® con Gardel y se convierte por ello en algo dorado y sublime. Por fuera, redobles de tambor, sirenas de polic¨ªa, rumor de multitudes: pasa una historia dura y violenta. La comedia puede resultar herm¨¦tica para el p¨²blico espa?ol: alude a nombres propios, hechos, costumbres y fechas, a tipos populares que no son aqu¨ª de uso corriente.La universalidad del problema est¨¢ envuelta en lo local: es as¨ª, y debe ser as¨ª, para el p¨²blico para el que fue escrita y en el momento en que lo fue -la dictadura- Algo parecido sucede con la interpretaci¨®n, en la que los cuatro papeles son caracter¨ªsticos y obedecen a una gestualidad, unas formas idiom¨¢ticas para cada uno de ellos una carga en las r¨¦plicas y las frases hechas. A pesar de todo ello, cualquiera puede apreciar la calidad literaria del autor, Roberto Cossa, y su profundizaci¨®n en el tema nacional, y la de los cuatro actores: su seguridad en escena, su capacidad de caricatura. Omar Grasso llena bien en el escenario con sus actores y les entrecruza con sabidur¨ªa; sabe dar los saltos en el paso del tiempo de una manera perceptible aun para quienes no entienden las alusiones verbales, y no hurta el car¨¢cter rid¨ªculo que est¨¢ presente sin da?ar la humanidad de los personajes. Hubo m¨¢s risas de argentinos que de espa?oles en el estreno, pero los aplausos fueron un¨¢nimes.