Entre lo sagrado y lo profano
Los italianos tienen una gran afici¨®n por el espect¨¢culo. Por eso viven los congresos como una gran representaci¨®n entre lo sagrado y lo profano. M¨¢s a¨²n el de un partido comunista sobrecargado de s¨ªmbolos, que ha sido considerado desde siempre como una gran iglesia laica. De ah¨ª que los diarios destaquen en cada congreso del Partido Comunista de Italia (PCI) a algunos redactores encargados exclusivamente de analizar la escena, con un lenguaje que resulta a veces agudamente teatral. Por ejemplo, Giampaolo Pansa, una de las plumas m¨¢s le¨ªdas de La Repubblica, comeriz¨® con estas palabras su cr¨®nica sobre el discurso -de Natta: "El profesor abri¨® su misal a las 11.11, y en seguida se vio que la ceremonia iba a ser muy larga".La Prensa italiana ha analizado minuciosamente hasta el color de las corbatas y de los trajes de los dirigentes m¨¢s importantes. As¨ª, se subraya que ni siquiera Alessandro Natta llevaba corbata roja -la suya era granate- y que Armando Cossutta vest¨ªa un traje azul. Tambi¨¦n han destacado los periodistas que el s¨ªmbolo del congreso ha sido representado esta vez en las pancartas con los colores de la bandera italiana.
Y despu¨¦s, los aplausos. S¨®lo se aplaudieron los nombres de cuatro de los muchos personajes mencionados en los discursos: Enrico -Berlinguer, Olof Palme, Aldo Moro y la viuda de ¨¦ste, Eleonora. Natta fue aplaudido 28 veces, durante nueve minutos en total. En tres de esas ocasiones, le aplaudi¨® la delegaci¨®n sovi¨¦tica, pero Natta nunca aplaudi¨® a Cossutta.
Algunos han observado que la familia Berlinguer est¨¢ viviendo este congreso con la misma discreci¨®n y reserva que caracteriz¨® al gran l¨ªder sardo desaparecido, ya que la viuda de Enrico y su hijo Marco siguen los debates medio escondidos y alejados en un rinc¨®n de la gran sala del palacio de los deportes de Florencia, sin que nadie se haya dado cuenta todav¨ªa de ello.
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